Si durante muchos años su figura estuvo asociada a la cultura, y especialmente al teatro, desde hace un tiempo el adjetivo que acompaña al apellido de Darío Lopérfido es el de "polémico", algo que -según cuenta en esta entrevista- le molesta bastante porque se considera "una persona tranquila". Ex director del Centro Cultural Rojas, ex secretario de Cultura del gobierno de Fernando De la Rúa, ex ministro de Cultura porteño, ex director del teatro Colón, gestor cultural reconocido y también frecuentador de las noticias sociales de los medios sobre todo en los últimos años, a partir de su relación con Esmeralda Mitre que culminó en una reciente separación amistosa, sigue viviendo en Berlín, adonde llegó luego de su salida del Colón y en donde estuvo como representante cultural de los argentinos hasta hace muy poco. De paso por Buenos Aires -en unos meses dirigirá una ópera-, Lopérfido tiene cosas para decir y las dice en voz alta y sin eufemismos.
Estas son algunas de las frases más destacadas de la entrevista, realizada en los estudios de Infobae TV.
"Argentina tiene un problema gravísimo con la verdad"
"Este país está mucho peor que en la década del 60"
"Los derechos humanos no son solamente lo que pasó en los 70, los derechos humanos se violan en la Argentina todavía cuando hay gente que muere de un tiro porque va caminando por la calle"
"Lo que pasó fue un enfrentamiento con fanáticos que no quieren entender la razón de otro"
"A los 3 días de estar en el gobierno yo me dije 'qué error cometí'"
"Me imploraron que fuera ministro porque Horacio tenía un montón de tipos de segunda"
"Es un gobierno que no tiene ni la más pálida idea de lo que es la política cultural, ni la más pálida. O sea, pusieron a Mahler para reemplazarme, imagináte, Ángel Mahler."
"El gobierno quiso que yo me fuera cuando hice una denuncia sobre el fraude audiovisual"
"Yo no integro gobiernos para decir a todo que sí y poner cara linda y poner estatuas de plástico en la 9 de Julio y en la calle Corrientes y que todos me digan qué bonito que sos"
"La política no es comodidad, la política no es quedarse callado para conservar el carguito"
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— Venís haciendo lío Darío, con tus declaraciones…
— Y lo voy a seguir haciendo porque yo creo que la Argentina tiene un problema: a mí no me gusta hacer lío, yo soy una persona muy tranquila, y no me gusta ser polémico, me dicen "el polémico", yo no soy polémico. Creo que hay un problema en muchos sentidos, no solo en temas donde yo tuve polémicas, la Argentina tiene una crisis gravísima con la verdad. Y yo creo que si no se soluciona eso y si seguimos diciendo que nos va bárbaro, que somos culturalmente una potencia, que van a llover inversiones, digo por decir algunos de los lugares comunes de la política, esto va a ir a peor. O sea, este país -objetivamente- si uno ve los números, está mucho peor que en la década del 60, mucho peor. O sea, en la década del 60 casi no había desocupación. En la década del 60 había una Universidad fabulosa. Para un tema que a vos te es muy sensible, en la década del 60 se editaban todos los libros que se leían en todos los países de habla hispana.
— Sí, las traducciones se hacían acá.
— Las traducciones se hacían acá o las ediciones. Vale decir, Cien años de soledad se editó primero aquí que en ningún otro lado. Si vos hoy en cualquier lugar de habla hispana te comprás un ejemplar de Las palmeras salvajes de Faulkner, la traducción es de Borges.
— De Borges o de la madre de Borges, viste que hay versiones que dicen que eran de la madre.
— Sí, de la madre. Si te compras un libro, no sé, de Camus o de Sartre, la traducción es de Victoria Ocampo.
— Sí, pero tus problemas no tuvieron que ver con que vos dijeras algo de la industria editorial sino que las declaraciones que llevaron a que se dijera esto de "Lopérfido polémico" tienen que ver con un punto muy sensible, que fue el tema de la cifra de desaparecidos. Y fue ahí donde lo primero que te quiero preguntar es si te arrepentís en algo de haber dicho lo que dijiste o de decirlo en el momento que lo dijiste.
— No, no. Yo lo dije… Hay una dinámica, yo de lo que me arrepiento es de hablar libremente cuando existe ahora ésta dinámica de las redes sociales y una cosa que veníamos hablando hace una hora y media se reprodujo en un tweet, en 140 caracteres, que dijo "Lopérfido dice tal cosa". Eso fue un error y una pequeña deslealtad del organizador de ese evento que era Luis Majul. Estábamos en la presentación de un libro de Edi Zunino sobre la violencia de los 70: no es que a mí se me dio por hablar de ese tema. Era la presentación. Yo después me iba…
— No fue un impulso digamos, es algo que seguramente venías pensando.
— Había un contexto. No, no es que lo venía pensando, uno se referencia en determinados aspectos teóricos o en determinadas personas que dicen determinadas cosas. Yo me referencio en los temas de derechos humanos, a ver, no derechos humanos, no me gusta decir derechos humanos porque derechos humanos son todos, los derechos humanos no son solamente lo que pasó en los 70, los derechos humanos se violan en la Argentina todavía cuando hay gente que muere de un tiro porque va caminando por la calle o… No, de las consecuencias de lo que pasó en los 70 mi referencia es básicamente Graciela Fernández Meijide. Si vos tomás lo que dice Graciela Fernández Meijide es tal cual lo que digo yo, no es que yo me inventé algo. A raíz de lo que dije yo y dice Graciela hay gente como Federico Andahazi, hay gente como Luis Alberto Romero o Jorge Lanata, que escribió un artículo diciendo que yo tenía razón. Lo que pasó es que fue un enfrentamiento contra fanáticos que no quieren entender la razón de otro y que yo quise actuar democráticamente e invité a varios a que hagamos una charla, un debate.
— Ahora, Darío, vos estabas en ese momento formando parte de un gobierno que es el gobierno actual. ¿Sentís que de alguna manera te dejaron solo con esto?
— Sí. Pero no los cuestiono. Yo no necesito al gobierno para que me defienda.
— No tal vez al gobierno, no, pero en general alguna clase de compañía para que no te sintieras tan solo frente a la andanada de críticas.
— El error principal es que yo estaba siendo ministro de un gobierno que a los tres días de que estaba en el gobierno dije "qué error cometí", yo no me di cuenta. Pero porque no me gustaba ese gobierno, yo había estado en otro gobierno que me parecía que era un gobierno donde se hablaba todo y se arreglaba todo y acá era un ministro de Rodríguez Larreta porque me habían implorado, prácticamente, porque vos te acordás que había habido una interna y buena parte del equipo de Cultura de Mauricio Macri en la Ciudad de Buenos Aires se había ido con Gabriela Michetti. Entonces me imploraron porque Horacio tenía un montón de tipos de segunda, tercera línea, que eran básicamente gente que… Hernán no lo va a decir nunca porque Hernán es mi amigo, es amoroso, pero Hernán no dice nada que incomode al poder porque él quiere estar en el gobierno toda la vida…
— Estamos hablando de Hernán Lombardi.
— Sí, Hernán Lombardi. Pero son los que le habían hecho la vida imposible a Hernán. Y todo ese grupito era el grupito de Larreta. Pero no tenían ninguno, como se dice en política, que tuviera seniority para ser ministro, entonces me rogaban a mí. Cuando yo asumo de ministro y voy en realidad, yo había ido a Pinamar a un homenaje a José Luis Cabezas… Entonces ya había pasado por la carpa de Majul, bah, la carpa, el lugar de Majul donde se hacía esa presentación de libro. Cuando yo digo eso lo llamo, esto no lo conté nunca, lo llamo inmediatamente, cuando veo que se arma lío lo llamo inmediatamente a Horacio Rodríguez Larreta y le digo: Horacio listo, renuncio, no pasa nada, me quedo en el Colón. No hagamos un mundo. No dejemos que esto escale. De paso me venía bien porque me iba de ese gobierno que me había dado cuenta que era un error integrar.
— Cuando decís "ese gobierno" te estás refiriendo al gobierno de la Ciudad.
— De la Ciudad, de la Ciudad.
— Por eso, el gobierno que te incomoda y con el que no estás de acuerdo era el gobierno de la Ciudad, no es el gobierno de Mauricio Macri.
— No, no, no. No es que me incomoda, no me gustaba la dinámica que tiene ese gobierno. Es un gobierno que no tiene ni la más pálida idea de lo que es la política cultural, ni la más pálida. O sea, pusieron a Mahler para reemplazarme, imagináte, Ángel Mahler. Entonces eso te da la pauta. Por eso te digo, puede ser Lopérfido, puede ser Mahler. O sea, van a terminar con Canuto Cañete, no sé, era una cosa espantosa.
— Entonces lo llamas a Larreta y le decís que renunciás.
— Le digo que renuncio. Y Horacio, a los tres días, cuando empiezan todos los líos y eso, Horacio me dice "no, no, no te calentés, no pasa nada, no te preocupes". Entonces yo me quedo. Y después, en realidad, si vos me decís cuándo el gobierno quiso que yo me fuera, fue cuando yo hago una denuncia sobre el fraude audiovisual, que digo que es el fraude audiovisual más grande de la historia, que es cuando denuncio las series y todo eso que se hacía con plata de De Vido, del Ministerio de Infraestructura. Una estafa espantosa, se pasaba la plata a una universidad y esa universidad hacía las series. Y ahí me llama un prensero de Larreta, que se llama Nachón, y por primera vez me dice "qué haces, qué estás diciendo"… Yo había nombrado gente.
— Es el Secretario de Medios de la Ciudad, Marcelo Nachón.
— Sí, pero son esa gente que hace prensa, digamos. En el ambiente los llamamos prenseros. Me dice "yo me tengo que reunir con alguna de la gente que vos nombraste". La gente que yo había nombrado tampoco la había nombrado como la más beneficiada por esa dinámica de estafas de series que se hacían y después nadie veía y que no tenían control. Porque hay que explicarle una cosa a la gente, cuando se hace que un dinero se transfiere a una universidad para hacer algo es porque las universidades por sus autonomías no tienen controles. O sea, si vos lo hacés en el gobierno tenés la Auditoría General de la Nación, tenés un montón de cosas. Ellos lo hicieron por ahí para justamente sobrefacturar y todo. Y yo leo una lista de quiénes habían sido los más beneficiados y hago unas cuantas notas pero era una lista que era pública, había salido en el diario La Nación.
— ¿Pero vos por qué querías denunciar eso?
— Porque era una estafa. O sea, porque era claramente una estafa. Porque yo no voy a los gobiernos, yo no integro gobiernos para decir a todo que sí y poner cara linda y poner estatuas de plástico en la 9 de Julio y en la calle Corrientes y que todos me digan qué bonito que sos. O sea, para mí la política es o cambiar las cosas o me quedo en mi casa, si a mí me va bien. La constante en mi vida es que cuando viví en otros países y no estuve en política gané plata, y cuando vine acá y me metí en algún cargo perdí la plata que había ganado. Porque a mí me va bien en la actividad privada, históricamente me ha ido bien en la actividad privada. Entonces, el asunto es que lo digo porque había que decirlo, era una estafa escandalosa. Entonces ahí me dice… Y el que había publicado, vos me vas a ayudar, el que había publicado la lista de los más beneficiados había sido el periodista éste muy bueno de La Nación que escribe sobre medios.
— José…
— José Crettaz. Yo leí la lista de Crettaz, entonces ahí esta persona me dice "justo me estaba por reunir con algunos de los que vos nombraste". Y yo me acuerdo perfectamente la frase que le dije: "¿Y no te vas a reunir por las declaraciones que hice?" Me dijo: "No, ahora no se quieren reunir." Le dije: "Bueno, le hice un favor a la patria." Ahora, digo, pasado el tiempo, Andrea del Boca está procesada por eso, Julio De Vido está procesado por eso, la mujer de De Vido y la mujer de Moreno, que habían hecho El pacto, una serie, están también procesadas. A mí me citaron a una audiencia de conciliación, una de las mejores cosas que me pasaron en mi vida fue que me citaron a estas audiencias previas a juicios con la escribana (Marta) Cascales (N. de la R.: la esposa de Guillermo Moreno) que gritaba como yo no he visto gritar. El abogado estaba azorado de cómo gritaba. Y yo le dije "mire señora, no voy a rectificarme. Yo no le digo que usted era corrupta, yo le digo que había un enfrentamiento entre el gobierno y Clarín y La Nación e hicieron una serie para perjudicar a Clarín y a La Nación con dineros públicos y los productores eran usted y la mujer de De Vido. Eso está mal." Y ese fue el tema por el cual a mí ahí me piden la renuncia de una manera un poquito poco ortodoxa, que me hizo recordar a los viejos tiempos, digamos.
— ¿A ver?
— Yo me levanto un día, nadie me había hablado de eso y estaba en la tapa de Clarín…
— Que ya estabas renunciado.
— Que ya estaba renunciado, sí. Sí, sí, sí.
— Lo último que te quiero preguntar tiene que ver con el tema del perfil. No es que vos hayas tenido un perfil bajísimo pero el perfil altísimo del último tiempo no lo habías tenido, ni por las declaraciones ni por tu vida privada. ¿Te incomoda eso?
— No, no, no. Yo vivo en Alemania, no sé. O sea vivo en Alemania, estoy muy bien, vengo a dirigir una ópera. Estoy presentando un espectáculo sobre María Callas acá en breve. Voy a venir para esas cosas. Y a mí el perfil alto, yo cuando estaba en el gobierno en el 2000 tenía perfil alto ya.
— Sí, sí, claro.
— Tengo naturalmente perfil alto. Ahora, ninguna de las cosas, si vos me dijeras por ejemplo "che, lo que dijiste de las series del kirchnerismo, pedí perdón, te equivocaste." ¿Me equivoqué? O sea, ¿por qué la Justicia ahora tiene un montón de causas respecto de eso y se dejaron de hacer? Porque era corrupción. O sea, la política no es comodidad, la política no es quedarse callado para conservar el carguito. Eso lo hace mucha gente en la gestión de Cultura, que vos no sabés el nombre y hace mil años que están. Lo hace la directora del Colón (N. de la R.: se refiere a María Victoria Alcaraz), van y le dicen, pobre, es una mujer que no tiene muchas luces, pero entonces le dicen "va a ir el chico que canta "Despacito", programálo". Y ella, para conservar el cargo, lo programa. Yo no programaba ni muerto, les decía… Una vez que atendía el teléfono, les decía que no porque creo que está mal. Cuando uno está en un cargo no representa al gobierno, uno representa los dineros públicos, representa la dignidad de la institución que maneja, representa el valor simbólico. O sea, si ellos quieren hacer, no sé, si a mí me dicen y yo soy el director del Colón, hacé del Colón un lugar de bailanta yo le digo no, échenme, chau, prefiero. Porque no va a recaer sobre mí haber bastardeado un lugar al que yo respeto y respeté mucho.
— Te agradecemos mucho Darío.
— Y no sabés cuánto yo.
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