Los 16 oradores que fueron convocados para disertar a favor de la legalización y despenalización del aborto cumplieron con los siete minutos de exposición a rajatabla. Concisos, algunos acompañados por gráficos, otros más vehementes, todos coincidieron en un mismo pedido hacia los diputados que los escuchaban: "Hagan historia. Salven la deuda que tienen con la democracia y las mujeres".
La primera en hablar fue Paola Bergallo, investigadora del Conicet, quien nombró brevemente al comienzo las regulaciones en cada país y planteó que el fondo del debate es si "debe continuar el derecho penal restringiendo el derecho de la mujer".
Acompañada con estadísticas que la sostenían (mostró que entre 1998 y 2009 sólo hubo 447 condenas a mujeres por abortar y que entre 2002 y 2008 sólo 22 y ningún médico), concluyó: "El derecho penal no disuade a las mujeres. No se toma en serio la persecución penal".
Luego fue el turno del abogado constitucionalista Andrés Gil Domínguez, quien hizo referencia a la polémica en torno a la cláusula de la reforma de la Constitución Nacional que defiende "la vida del niño por nacer". El letrado explicó que "en 1994 la prohibición no se discutió ni directa ni indirectamente" sino que se presentó como "un régimen de seguridad social".
Y lo reforzó aludiendo a los organismos internacionales: "Hay 14 sentencias a favor de la despenalización del aborto". En el final, le mandó un mensaje a los legisladores: "Transformar el dolor en derechos es su misión".
Marta Alanis, representante de las Católicas con el Derecho a Decidir, comenzó su alocución tajante: "Las mujeres católicas también abortamos". Luego sería una de las más interpeladas por las preguntas de los diputados.
Alanis pidió "fortalecer la salud píublica" para poder practicar abortos "en hospitales públicos, obras sociales y prepagas". Y también le habló directamente a los representantes nacionales: "Hay que despojarse de las creencias personales y pensar en la realidad de las mujeres".
La cuarta oradora fue Mariana Romero, Coordinadora del Observatorio de Salud Sexual y Reproductiva de la Argentina, quien se apoyó en las cifras para pedir la legalización. Primero dijo que "3030 mujeres murieron desde el retorno de la democracia" por abortos clandestinos y luego utilizó de ejemplos a Uruguay y México para argumentar que "con leyes restrictivas sube la tasa de abortos inseguros y la tasa de prácticas" mientras que "con leyes permisivas baja la mortalidad por abortos".
El jurista y especialista en ética aplicada Marcelo Alegre apuntó directamente contra Mauricio Macri: "Se declaró feminista tardío. El feminismo es incompatible con la penalización. Que el Presidente abandone el eslógan de 'a favor de la vida', es una falta de respeto".
Y completó: "Es una cuestión política que afecta a religiosos y no religiosos".
Una de las más aplaudidas y ovacionada fue Nelly Minyersky, integrante de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Seguro, Legal y Gratuito, quien recordó: "YO por mi larga edad peleé por el divorcio vincular, por todos los derechos. Los derechos que amplían derechos a las personas con salud para la población. Los mismos que hoy están en contra del aborto, estaban en contra del divorcio".
"La igualdad ante la ley es igualdad ante la vida, y eso supone la legalización del aborto", agregó y concluyó: "Hago un llamado a los legisladores para que pasen a la historia. Se están violando derechos fundamentales de la mitad de la población".
El director ejecutivo del CELS Gastón Chillier hizo hincapié en que la "criminalización del aborto viola una serie de derechos humanos" y "enfatizó que la penalización "no disuade a las mujeres" de hacerlo. Al respecto, argumentó diciendo que "los organismos internacionales protegen más a la mujer embarazada que al niño por nacer" y recurrió a una frase muy mencionada: "Si los hombres se embarazaran, el aborto ya sería legal".
Sandra Vázquez, ginecóloga del Argerich con más de 30 años de experiencia, introdujo al debate la objeción de consciencia y fue muy dura para con sus colegas: "La objeción de consciencia no implica que esos profesionales no deban dar información o derivar. Muchas veces jefes de departamentos obligan a sus subordinados a objetar".
Y remató: "Es lamentable trabajar con personas que dicen ser objetores de consciencia por la mañana en el hospital público y no lo son en sus consultorios privados por la tarde".
Luego vino el turno de las actrices Carla Peterson, Griselda Siciliani y Verónica Llinás. Esta última fue quien tomó la palabra para referirse al aborto como "un grave problema de salud pública" ya que "la OMS estableció que 1 de cada 4 abortos son inseguros". Además, resaltó que "es una realidad que existe más allá de las opiniones".
A su término, Peterson y Siciliani leyeron una carta firmada por más de 400 actrices, en donde le pidieron a los diputados su voto: "Hagan historia y saldan su deuda con las mujeres".
"No estamos a favor del aborto. Estamos a favor de la despenalización del aborto. Y por eso mismo, estamos a favor de la vida. De todas las vidas: también la de aquellas mujeres que arriesgan sus cuerpos en manos de un negocio siniestro y clandestino", expresaron.
Luis Novaresio fue probablemente el orador que más ruido generó en el auditorio. Su discurso estuvo directamente dirigido a la diputada Carmen Polledo (en contra del aborto), a quien mencionó tres veces y le espetó: "No puede dejar que las mujeres se sigan muriendo. Usted no puede imponerle al resto de las mujeres una concepción ideológica".
En su discurso, el periodista puso el foco en la concepción de la vida. En este punto, le pidió a los diputados que sepan que "no hay un criterio uniforme, único e irrebatible científicamente hablando de cuándo empieza la vida". Y arremetió: "Pero todos aquellos basados en la ciencia, no en una tradición religiosa, que creemos que la vida comienza cuando el sistema nervioso central está perfeccionado, esto es, a la semana 14, no estamos protegidos. Y mucho peor, las mujeres que creen esto están condenadas a la clandestinidad, a la muerte por las consecuencias de un aborto inseguro".
Para contestarle, a la diputada le dieron espacio para hacerle dos preguntas, pero a Novaresio no le dejaron contestarle para romper el esquema planteado. Polledo le planteó si es "consciente de que una niña de 13 años que no puede comprar una cerveza puede decidir sobre hacerse un aborto" y, urgando en el mismo tema, le dijo si tenía estaba al tanto de que "existe una función de consciencia que el proyecto no contempla".
La siguiente expositora fue Marta Rosenberg, miembro de la Campaña que promueve el proyecto, quien resumió su idea en una frase, que también la usó para refutar el principal argumento de quienes están en contra: "Existe un niño por nacer cuando una mujer lo decide. Ni los varones ni las iglesias hacen eso".
A su turno, Dora Barranco pidió la ley para "entender el disfrute sexual separado de la reproducción" y sentenció: "El embarazo generalmente es una contingencia, no podemos convertirlo en fatalidad". Y cerró: "Con su voto, van a aumentar la vida digna de las mujeres".
El último en hablar fue Martín Bohmer, quien apuntó contra la responsabilidad del Estado: "La penalización del aborto es la más grave intervención del Estado en nuestras vidas. Otros disponen de nuestro plan de vida por nosotros. Lo hace para prevenir daños, pero está fallando y provoca daños mayores".
FOTOS: Adrián Escandar