Por la mañana, fue el turno de los 16 oradores que fueron convocados para disertar a favor de la legalización y despenalización del aborto. Cumplieron con los siete minutos de exposición a rajatabla. Concisos, algunos acompañados por gráficos, otros más vehementes, todos coincidieron en un mismo pedido hacia los diputados que los escuchaban: "Hagan historia. Salven la deuda que tienen con la democracia y las mujeres".
Por la tarde, comenzaron a hablar los 16 oradores convocados para dar sus argumentos en contra de la despenalización del aborto. A diferencia de quienes lo hicieron a favor, ninguno de estos expositores hizo referencia a la realidad social, a los resguardos en salud o le restaron importancia a la cantidad de mujeres que mueren por interrumpir el embarazo, sino que aludieron a artículos de la Constitución Nacional, tratados internacionales y a estipulados médicos sobre cuándo comienza la vida.
Por ejemplo, María Angélica Gelli, abogada especialista en sociología jurídica, nombró el artículo 4.1 de la Convención Americana de Derechos Humanos que indica que "la vida comienza desde la concepción" y que "nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente". También mencionó el artículo 1 de la Convención por los Derechos del Niño, que dice que se es niño de la concepción hasta los 18 años.
"Es un deber del Estado proteger a la mujer y al niño con educación sexual para que no haya embarazos no deseados", completó Gelli.
Uno de los discursos más duros fue el de Oscar Botta, director ejecutivo de Profamilia, quien directamente afirmó que "el aborto atenta contra la seguridad demográfica y es desaparición forzada de personas".
También opinó que legalizarlo sería "permitir usar la violencia por derecho" y apuntó contra la "falsa educación sexual" de hoy en día, ya que "aumenta todos los índices que debería bajar".
El ex juez de la Corte Suprema Rodolfo Barra fue uno de los que, lógicamente, más se apoyó en los argumentos legales. Sostuvo que "el artículo 75, inciso 23, identifica al niño desde el embarazo" y que la Constitución Nacional estipula que las Convenciones de Derechos Humanos tienen jerarquía constitucional, en referencia al artículo 4.1 que había mencionado Gelli.
Por eso sentenció: "La modificación constitucional necesita de dos tercios de la Cámara. La vida humana es de la concepción. Todo ser humano es persona. Es la ley que nos rige y debemos cumplir y respetar. La despenalización es violatoria de la Constitución y de la Convención. El Estado tiene que hacer respetar los derechos".
Ernesto Beruti, jefe de obstetricia del hospital Austral, fue quien más utilizó las estadísticas para sostener su discurso. Su idea fue clara desde un primer momento y pareció ser una refutación hacia uno de los principales puntos que sostienen los pro despenalización: "No hay que legalizar el aborto para bajar las muerte maternas".
Explicó que según el Ministerio de Salud "hubo 43 muertes de mujeres en 2016 por abortos" y lo relativizó al exponer cuáles eran las principales causas de fallecimiento, como enfermedades cardíacas, respiratorias o accidentes de autos. Y aseguró que todos los índices bajan año a año: "La mortalidad materna disminuye en la Argentina y el aborto no está legalizado".
El pediatra Diego Montes de Oca hizo una exposición bastante particular. Mostró fotos de su vida desde que era un niño y esbozó: "Si mi madre me hubiese abortado yo no habría sido médico, padre, abuelo". Por eso, pidió "cuidar las dos vidas, sobre todo la de las mujeres más vulnerables" y también se sostuvo en que "para la ciencia la vida es desde la concepción".
Luego fue el turno de Cristina Miguens, directora de la revista Sophia, quien puso el foco en "el cuidado materno-infantil" y resaltó -como todos los demás oradores- "la vida desde la concepción". Pero mencionó que, según su visión, "el aborto es una lucha de poder entre el niño por nacer, que reclama la vida, y la madre, que reclama la libertad de elegir con su cuerpo".
Para ella, esto es "injusto" porque "la vida es anterior a la libertad" por lo que "el niño por nacer no tiene poder para hacer valer sus derechos". Y cerró: "Que una madre elija terminar la vida de su hijo es un error y un símbolo de la oscuridad espiritual".
Otro que resaltó los alcances legales de la vida fue el abogado constitucionalista Alberto Bianchi. Comenzó diciendo que el aborto "va en contra de la Constitución Nacional" y mencionó, como sus antecesores, el artículo 75, inciso 22, que se refiere a la vida desde la concepción, y el artículo 1 de la Convención de los Derechos del Niño, que indica que se es niño hasta los 18 años.
Bianchi fue tajante: "Legalizar el aborto es una pena de muerte sobre una persona que no cometió ningún delito y que no pudo defenderse. Son las leyes".
Mónica del Río, directora del portal Notivida, sostuvo que "defender la vida es defender todas las vidas" e puso el foco del debate con respecto a lo que pasa en el resto del mundo en la salud de la Argentina: "La diferencia entre Argentina y el mundo no es la cantidad de abortos sino la calidad del sistema de salud".
Para fundamentar, expresó que "la legalización no disminuye la cantidad de abortos" y que "las muertes por aborto decrecen más que las maternas" por otras causas: "Entre 2001 y 2016 las muertes maternas bajaron un 17% mientras que las de por aborto disminuyeron un 53%", reforzó.
La asesora técnica del Instituto para la Familia y el Matrimonio de la UCA Alejandra Panker, dijo que "el aborto ya está legalizado" y que ahora se trata de hacerlo "legal, libre y gratuito". Pero aclaró: "Gratuito es imposible, porque siempre alguien paga mental, psicológica o socialmente".
Y envió un mensaje directo a los diputados: "Si legalizan la muerte del ser humano más vulnerable, que Dios, la Patria y sino la consciencia de los demande". En sintonía, concluyó: "La historia nos va a pedir cuentas de nuestros actos. Toda vida vale igual".
El último orador fue el cura villero Gustavo Carrara, quien hizo una breve radiografía de cómo se desarrolla está situación en la pobreza y desligó la legalización del aborto a solucionar esta problemática: "Si se quiere ayudar hay que luchar contra la pobreza y el Estado tiene las herramientas. Si atentamos contra la vida por nacer, sumamos más muerte a este panorama sombrío".
A la mañana, a favor de la despenalización del aborto, la primera en hablar fue Paola Bergallo, investigadora del Conicet, quien nombró brevemente al comienzo las regulaciones en cada país y planteó que el fondo del debate es si "debe continuar el derecho penal restringiendo el derecho de la mujer".
Acompañada con estadísticas que la sostenían (mostró que entre 1998 y 2009 sólo hubo 447 condenas a mujeres por abortar y que entre 2002 y 2008 sólo 22 y ningún médico), concluyó: "El derecho penal no disuade a las mujeres. No se toma en serio la persecución penal".
Luego fue el turno del abogado constitucionalista Andrés Gil Domínguez, quien hizo referencia a la polémica en torno a la cláusula de la reforma de la Constitución Nacional que defiende "la vida del niño por nacer". El letrado explicó que "en 1994 la prohibición no se discutió ni directa ni indirectamente" sino que se presentó como "un régimen de seguridad social".
Y lo reforzó aludiendo a los organismos internacionales: "Hay 14 sentencias a favor de la despenalización del aborto". En el final, le mandó un mensaje a los legisladores: "Transformar el dolor en derechos es su misión".
Marta Alanis, representante de las Católicas con el Derecho a Decidir, comenzó su alocución tajante: "Las mujeres católicas también abortamos". Luego sería una de las más interpeladas por las preguntas de los diputados.
Alanis pidió "fortalecer la salud pública" para poder practicar abortos "en hospitales públicos, obras sociales y prepagas". Y también le habló directamente a los representantes nacionales: "Hay que despojarse de las creencias personales y pensar en la realidad de las mujeres".
La cuarta oradora fue Mariana Romero, Coordinadora del Observatorio de Salud Sexual y Reproductiva de la Argentina, quien se apoyó en las cifras para pedir la legalización. Primero dijo que "3030 mujeres murieron desde el retorno de la democracia" por abortos clandestinos y luego utilizó de ejemplos a Uruguay y México para argumentar que "con leyes restrictivas sube la tasa de abortos inseguros y la tasa de prácticas" mientras que "con leyes permisivas baja la mortalidad por abortos".
El jurista y especialista en ética aplicada Marcelo Alegre apuntó directamente contra Mauricio Macri: "Se declaró feminista tardío. El feminismo es incompatible con la penalización. Que el Presidente abandone el eslógan de 'a favor de la vida', es una falta de respeto".
Y completó: "Es una cuestión política que afecta a religiosos y no religiosos".
Una de las más aplaudidas y ovacionada fue Nelly Minyersky, integrante de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Seguro, Legal y Gratuito, quien recordó: "Yo por mi larga edad peleé por el divorcio vincular, por todos los derechos. Los derechos que amplían derechos a las personas con salud para la población. Los mismos que hoy están en contra del aborto, estaban en contra del divorcio".
"La igualdad ante la ley es igualdad ante la vida, y eso supone la legalización del aborto", agregó y concluyó: "Hago un llamado a los legisladores para que pasen a la historia. Se están violando derechos fundamentales de la mitad de la población".
El director ejecutivo del CELS Gastón Chillier hizo hincapié en que la "criminalización del aborto viola una serie de derechos humanos" y "enfatizó que la penalización "no disuade a las mujeres" de hacerlo. Al respecto, argumentó diciendo que "los organismos internacionales protegen más a la mujer embarazada que al niño por nacer" y recurrió a una frase muy mencionada: "Si los hombres se embarazaran, el aborto ya sería legal".
Sandra Vázquez, ginecóloga del Argerich con más de 30 años de experiencia, introdujo al debate la objeción de consciencia y fue muy dura para con sus colegas: "La objeción de consciencia no implica que esos profesionales no deban dar información o derivar. Muchas veces jefes de departamentos obligan a sus subordinados a objetar".
Y remató: "Es lamentable trabajar con personas que dicen ser objetores de consciencia por la mañana en el hospital público y no lo son en sus consultorios privados por la tarde".
Luego vino el turno de las actrices Carla Peterson, Griselda Siciliani y Verónica Llinás. Esta última fue quien tomó la palabra para referirse al aborto como "un grave problema de salud pública" ya que "la OMS estableció que 1 de cada 4 abortos son inseguros". Además, resaltó que "es una realidad que existe más allá de las opiniones".
A su término, Peterson y Siciliani leyeron una carta firmada por más de 400 actrices, en donde le pidieron a los diputados su voto: "Hagan historia y saldan su deuda con las mujeres".
"No estamos a favor del aborto. Estamos a favor de la despenalización del aborto. Y por eso mismo, estamos a favor de la vida. De todas las vidas: también la de aquellas mujeres que arriesgan sus cuerpos en manos de un negocio siniestro y clandestino", expresaron.
Luis Novaresio fue probablemente el orador que más ruido generó en el auditorio. Su discurso estuvo directamente dirigido a la diputada Carmen Polledo (en contra del aborto), a quien mencionó tres veces y le espetó: "No puede dejar que las mujeres se sigan muriendo. Usted no puede imponerle al resto de las mujeres una concepción ideológica".
En su discurso, el periodista puso el foco en la concepción de la vida. En este punto, le pidió a los diputados que sepan que "no hay un criterio uniforme, único e irrebatible científicamente hablando de cuándo empieza la vida". Y arremetió: "Pero todos aquellos basados en la ciencia, no en una tradición religiosa, que creemos que la vida comienza cuando el sistema nervioso central está perfeccionado, esto es, a la semana 14, no estamos protegidos. Y mucho peor, las mujeres que creen esto están condenadas a la clandestinidad, a la muerte por las consecuencias de un aborto inseguro".
Para contestarle, a la diputada le dieron espacio para hacerle dos preguntas, pero a Novaresio no le dejaron contestarle para romper el esquema planteado. Polledo le planteó si es "consciente de que una niña de 13 años que no puede comprar una cerveza puede decidir sobre hacerse un aborto" y, urgando en el mismo tema, le dijo si tenía estaba al tanto de que "existe una función de consciencia que el proyecto no contempla".
La siguiente expositora fue Marta Rosenberg, miembro de la Campaña que promueve el proyecto, quien resumió su idea en una frase, que también la usó para refutar el principal argumento de quienes están en contra: "Existe un niño por nacer cuando una mujer lo decide. Ni los varones ni las iglesias hacen eso".
A su turno, Dora Barranco pidió la ley para "entender el disfrute sexual separado de la reproducción" y sentenció: "El embarazo generalmente es una contingencia, no podemos convertirlo en fatalidad". Y cerró: "Con su voto, van a aumentar la vida digna de las mujeres".
El último en hablar fue Martín Bohmer, quien apuntó contra la responsabilidad del Estado: "La penalización del aborto es la más grave intervención del Estado en nuestras vidas. Otros disponen de nuestro plan de vida por nosotros. Lo hace para prevenir daños, pero está fallando y provoca daños mayores".