La CGT despide al triunvirato y busca afirmarse para negociar con el Gobierno y pesar en el PJ

Los jefes sindicales hablan de un nuevo formato de conducción. Y arranca la negociación decisiva para cerrar el tema a más tardar en dos meses. Entre tanto, las paritarias exhiben acuerdos y algunos conflictos duros. Moyano aparece desdibujado en este juego

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Los jefes sindicales se acomodan y negocian en estas horas un nuevo formato para la conducción de la CGT. No los define necesariamente el punto de distancia o cercanía con el Gobierno: en definitiva, el grado de unidad que logren tejer los colocará en mejor o peor posición para las pulseadas con el poder y también dentro del peronismo.

Lo que está claro es el fin del actual triunvirato de secretarios generales. Y eso es fruto de una lectura realista: pocas veces antes se ha registrado una segmentación tan extendida en el conglomerado gremial.

Puede resultar paradójico, pero la fragmentación interna dio lugar a la idea de volver al sistema de un solo secretario general acompañado por una mesa que refleje esa extensa variedad de sectores. Lo sintetiza la propia convocatoria a la reunión del Consejo Directivo de la CGT. El único punto de interés en la cita programada para hoy es el rearmado de su conducción.

La actual división refleja antes que nada el final del ciclo que acompañó o coincidió con el primer tramo de gestión macrista. Del mismo modo, no es ajena al por ahora disperso cuadro del peronismo, que discute con divisiones visibles el tipo de unidad necesaria en la perspectiva del 2019, es decir, con posiciones que van del poskirchnerismo al neokirchnerismo.

La interna sindical tiene, claro, dinámica propia. Y el dato inicial sería el agotamiento del actual esquema compartido de conducción. Esto es así, entre otras razones, porque los tres jefes que dieron origen al triunvirato no contienen desde hace rato al grueso de los gremios.

Vale un breve repaso. Hugo Moyano se ha ido aislando en su dureza actual, por razones de táctica política y como reacción frente a un cuadro judicial complicado. Antonio Caló perdió poder de influencia en el final de la gestión kirchnerista aunque mantiene el mando de la UOM. Y Luis Barrionuevo atraviesa un período de bajo perfil luego de la efímera coincidencia con el jefe camionero y a la par de la reapertura de canales con el oficialismo.

El triunvirato que ahora está transitando su despedida nació con una debilidad y una expectativa central. Juan Carlos Schmid, Héctor Daer y Carlos Acuña surgieron como representantes de las CGT referenciadas en Moyano, Caló y Barrionuevo, espacios que, también es cierto, entraban a la par en estado de redefinición frente al nuevo gobierno. Con todo, la reunificación cegetista parecía una referencia para la unidad peronista. No funcionó de ese modo en la práctica e incluso se agrietó con los debates más ásperos del Congreso, a fines del año pasado.

La actual conducción de la CGT debe definir un sendero formal para renovarse: el Confederal y luego la instancia del congreso. ¿Tiempos? Las especulaciones hablan de entre uno y dos meses. Pero más que el calendario, lo que asoma como una definición mayor es la unidad o al menos la reunión de una masa crítica que avale en los hechos la condición de CGT única. En todo caso, según esos cálculos, sólo podrían quedar afuera expresiones menores más allá de la capacidad de movilización.

El cuadro actual es llamativo. Las conversaciones incluyen a por lo menos cinco sectores y algunos líberos. La mayor carga y también la posición más fuerte en estas negociaciones es expresada por los llamados Gordos (grandes gremios de servicios, entre ellos comercio y sanidad) y los Independientes (básicamente, estatales de UPCN, construcción y aguas).

El titular del gremio de
El titular del gremio de los bancarios, Sergio Palazzo

Pero también incluyen a grupos de disgusto evidente cuando se conformó el triunvirato: el Masa (con el taxista Omar Viviani a la cabeza), la Corriente Federal (que se referencia en el bancario Sergio Palazzo) y las reducidas 62 Organizaciones.

Por afuera de esas "marcas" juegan sindicatos de peso que tradicionalmente sino lideran, acompañan las movidas mayoritarias. Es el caso de los metalúrgicos, del sindicato de la industria automotriz (Smata) y últimamente, de la estratégica UTA.

El líder de los gastronómicos,
El líder de los gastronómicos, Luis Barrionuevo

Un interrogante es Barrionuevo, cuyo representante, Acuña, quedó girando en el vacío cuando parecía que se armaba una alianza con los camioneros y cargó muy duro contra Daer. Moyano, en este camino, perdió algunos aliados históricos y además, algunos de los "duros" como Palazzo, de alineamiento kirchnerista, ya advirtieron que mantienen su posición de enfrentamiento con el Gobierno, pero descartan la recreación del MTA, viejo sello moyanista de recordada ruptura con el esquema tradicional de la CGT.

En medio de este proceso, distintos gremios han ido cerrando sus paritarias formalmente en línea con las señales del Gobierno. Son acuerdos salariales en dos tiempos, porque prometen segundos capítulos entre octubre y enero, en función de la denominada cláusula de revisión. Anotan 15% por ciento de aumento, en muchos casos con recuperación previa por pérdida del año pasado y en otros, con plus o agregados menos visibles.

En ese registro se cuentan la Uocra, los colectiveros de UTA, aguas, Luz y Fuerza, comercio y encargados de edificio, entre otros. Incluyen, según cálculos que circulan en el Ministerio de Trabajo, más del 50% de los asalariados.

Sin embargo, restan negociaciones importantes. Los metalúrgicos recién arrancan las conversaciones y continuarían el lunes próximo. En espera se cuentan UPCN –que estaría retocando sólo algunos detalles-, mecánicos, ferroviarios, alimentación y sanidad, éstos dos últimos cercanos al esquema que se viene imponiendo.

Más duro es el largo proceso encarado por el gremio de los bancarios, que otra vez va al paro como lo hizo en el verano. Y resta también la partitaria de los camioneros, que se pronostica dura y ruidosa, en medio de la estrategia que transitan Hugo Moyano y su hijo Pablo. Por cuerda separada de la CGT corre el conflicto del gremio docente, cuya principal expresión sindical, la Ctera, juega ahora las cercanías del jefe de los camioneros.

Héctor Daer, candidato para liderar
Héctor Daer, candidato para liderar una conducción cegetista unificada

La negociación en marcha para rearmar la conducción cegetista, con Daer como principal pero no asegurado candidato, es seguida de cerca y alentada por el Gobierno, pero al menos vale considerar que todo tiene carácter provisorio. Con el mismo énfasis, algunas fuentes oficialistas traslucían hace tiempo cierto confort frente a las divisiones de la central sindical, en espejo con la del peronismo.

Para el Gobierno, la cuestión sindical es un tema de variadas lecturas. Por un lado, y casi como concepción, respalda el modelo sindical vigente, cuya expresión a escala nacional es la CGT. Cree –y sobre todo lo cree el ministerio de Trabajo- que una conducción unificada facilita negociaciones "racionales". Pero no deja de registrar que la CGT, reordenada y con nueva conducción, sería un factor nada desdeñable en la recomposición del peronismo, competencia para el 2019.

Eso último se verá más adelante. Por ahora, los jefes sindicales hablan, mucho, de sus propias internas. El poder sindical se demuestra andando.

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