La subsecretaria de Malvinas y Atlántico Sur María Teresa Kralikas se quedó con su discurso apretado en su mano izquierda. No lo pudo leer. "Déjenme que hable desde el corazón", comenzó, y se le llenaron los ojos de lágrimas.
"Este momento llegó porque los familiares confiaron, creyeron, todos juntos logramos el reconocimiento de 90 caídos", explicó, y no pudo seguir mucho más porque la embargó la emoción.
Antes había hablado el secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj, también visiblemente emocionado. Contó lo que le dijo la mamá de un soldado y le costó continuar con su discurso.
"¿Te parece justo?", dijo que le preguntó una mamá sobre la tumba de su hijo. El funcionario se quebró cuando completó el recuerdo: "Yo recibí todas sus cartas desde las islas pero él no recibió ninguna, me las devolvieron todas cerradas", le contó sobre la cruz que ahora tiene una lápida con el nombre de su hijo el lunes 26 al referirse a la desidia del Estado sobre ex combatientes, caídos y sus familiares.
De pie aplaudieron diputados, ex diputados, familiares y público en general a quienes recibieron el reconocimiento de la Cámara de Diputados por su labor humanitaria en la identificación de los soldados enterrados en el cementerio de Darwin: Diego Rojas Coronel, de la Cruz Roja Internacional; los integrantes del Equipo Argentino de Antropología Forense; al ex combatiente Julio Aro y la periodista y directora editorial de Infobae Gabriela Cociffi que durante años hicieron gestiones entre familiares de caídos y el Estado para lograr la identificación. También a a la Comisión de Familiares de Caídos en Islas Malvinas y del Atlántico Sur representados por María Fernanda Araujo y María Alejandra González.
Con ellos estaba el inglés que hizo el cementerio de Darwin y dio digna sepultura a los soldados argentinos. El coronel Geoffrey Cardozo tenía los ojos llenos de lágrimas, y relató qué le dijeron en las islas las mamás y papás de los soldados de Malvinas: "Los últimos ojos que vieron a nuestros hijos, las últimas manos que los tocaron", porque fue él quien los enterró cuidadosamente, quien guardó cartas, quien tomó nota de cada detalle que a futuro pudiera ayudar a la identificación.
Y fue el oficial británico también quien le entregó a Aro hace diez años -que buscaba devolverles la identidad a sus compañeros muertos en la guerra- toda esa información cuando junto a Cociffi empezaron el recorrido que terminó el lunes con dos aviones aterrizando en Malvinas y 214 familiares yendo a besar las 90 cruces ya con nombre en lugar del "Soldado argentino solo conocido por Dios" que tuvieron durante 36 años.
Aro le dijo a Carlos "Maco" Somigliana, del Equipo Argentino de Antropología Forense, que hiciera un estudio a los corazones de los que estaban en el acto "porque los corazones tienen ahora la forma de Malvinas".
Como cantó Raúl Porchetto, "Algo de paz" siente cada uno de ellos y así lo dijeron en la ceremonia que convocaron la diputada del PRO Cornelia Schmith-Liermann, presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores, y Alejandro Echegaray, de la Comisión Parlamentaria de Asuntos de Malvinas.
Antes de la entrega de los diplomas y reconocimientos, habló María Fernanda Araujo, presidenta de la comisión de Familiares, que contó que su mamá, cuando visitó Monte Longdon, donde murió su hermano Eduardo, se tiró al suelo y lo besó. En ese momento el párroco que las acompañaba intentó contenerla: "Tranquila, mamá, llegaste al pie de la cruz". La mamá de Eduardo le dijo que no: "María llegó a los pies de la cruz de su hijo porque lo tuvo en sus brazos". El lunes, en Darwin, "mi mamá llegó al pie de la cruz", agradeció María Fernanda, conmovida sobre lo que sucedió en la primera visita de los familiares a las tumbas del cementerio donde ahora ya hay 90 soldados con nombre y apellido.
Ella, como los demás en el acto, recordaron los años de desconfianza para la investigación, el compromiso de los que contribuyeron y no cejaron en el esfuerzo y la esperanza de que los 32 que faltan identificar un día puedan tener también su lápida con nombre y apellido.
"Tengo esperanza de poder rendirles verdaderos honores a nuestros héroes, cantando en el suelo de las Islas con nuestro Himno Nacional de fondo.
Nuestros soldados están velando las Islas Malvinas por nosotros. Testigos de nuestra presencia y querencia. Nos marcan el paso y saben que ellos son hoy nuestra más profunda soberanía", señaló Schmith-Liermann, que como Avruj reiteró que el gobierno de Mauricio Macri defiende la soberanía y no la "desmalvinización".
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