El Gobierno hace equilibrio entre la economía y la política

La falta de resultados en materia económica se sustituye por aciertos políticos o instalación de temas con un alto grado de aceptación social

Mauricio Macri y Marcos Peña (Christian Heit)

"¿Usted cree que el Gobierno de Mauricio Macri logrará o no controlar la inflación?" Para el 50% de los encuestados, la respuesta es no. El 38% todavía cree que sí.

Hasta la votación de la polémica reforma previsional, en diciembre pasado, la variable aún era favorable al Gobierno. El 49% decía que sí, que Macri lograría controlar la suba de precios, y el 44% creía que no, según el estudio de una reconocida encuestadora que trabaja con frecuencia para la Casa Rosada y al que accedió este medio.

El Gobierno hace equilibrio entre la economía y la política. La falta de resultados en materia económica se sustituye por aciertos políticos o instalación de temas con un alto grado de aceptación social.

Durante el verano, la percepción de la realidad de la sociedad volvió a repuntar en el rubro calidad de vida, en paralelo a un descenso del índice económico de los argentinos, según la encuesta mencionada.

Las estadísticas coinciden con el impulso del debate por la despenalización del aborto, que la Casa Rosada echó a rodar con un oportunismo político y social sorprendente, o con el osado recibimiento del Presidente al policía Luis Chocobar, cuyo procesamiento fue confirmado esta semana. Chocobar es el policía bonaerense que mató por la espalda al delincuente al que persiguió por apuñalar diez veces a un turista estadounidense, en el barrio porteño de La Boca.

Macri recibió al policía en Casa Rosada atravesado por su pragmatismo y su visión ideológica del accionar de las fuerzas de seguridad. Pero hasta los principales dirigentes de la mesa chica que cuestionaron ese encuentro en privado daban cuenta por esos días del rebote positivo de esa foto en un sector enorme de la sociedad.

Macri junto al policía Chocobar (Presidencia)

El Gobierno incluso prefirió trenzarse en una profunda discusión con la cúpula de la Iglesia, que le transmitió al Ejecutivo su creciente malestar por el aborto, en lo que entendían que era un manotazo de ahogado por los desatinos económicos.

"La economía te demanda ser. La política parecer", asegura un consultor de trato rutinario con la Casa Rosada para explicar el equilibrio de Macri entre la política y la economía.

La exacerbación del Gobierno de algunas posturas como el aliento al debate por la despenalización del aborto esconde, por ejemplo, internas en el equipo económico detrás del gradualismo. Que alimentaron versiones -y operaciones- de una eventual vuelta del economista Carlos Melconian, que el propio Macri se ocupó de desalentar durante la semana. "Por ahora", dijo.

La dispersión del PJ ayuda a Cambiemos. No aparece por el momento ninguna figura que haga peligrar seriamente la potencial reelección de Macri. Ni la de Horacio Rodríguez Larreta en la Ciudad, ni la de María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires.

La Casa Rosada de hecho no vio con malos ojos la reunión del peronismo K en San Luis a la que faltaron los gobernadores, con excepción de Alberto Rodríguez Saá, el anfitrión. El ala política del macrismo cree que los caciques provinciales jugarán la propia en las elecciones del próximo año.

Adolfo Rodríguez Saá, hermano del gobernador puntano y uno de los ausentes a la cumbre de San Luis, se abrazó con el Presidente hace cuatro días en la oficina del jefe de Gabinete, Marcos Peña. El Gobierno le otorgó al ex gobernador la generosa pensión vitalicia que había tramitado años atrás por su semana como presidente tras la debacle del 2001. Por el retroactivo, fueron millones de pesos.

Macri se da el lujo de sostener a Luis Caputo, investigado por los "Paradise Papers", como parte esencial del equipo económico porque los números lo avalan. El Correo Argentino, el caso Triaca, los "Panamá Papers", la salida de Valentín Díaz Gilligan, la investigación en torno al ministro de Finanzas no inciden, por ahora, en el humor social.

En gran medida por el contraste con la anterior gestión. Según la encuesta mencionada, poco más del 50% de la sociedad cree que el gobierno de Macri no es corrupto. El 36% cree lo contrario. En el caso de Cristina Kirchner, el 84% considera que hubo corrupción en su administración. Solo el 11% contestó que no.

La brecha se agiganta entre los votantes de uno y de otro. Lo llamativo es que en el caso de la ex presidenta, más de un 60% de sus simpatizantes aseguran que su gobierno fue corrupto. El clásico "roban pero hacen". Es parte de la "mística" y el "relato" que construyó el kirchnerismo y que varios dirigentes del oficialismo piden a gritos para la actual gestión.

María Eugenia Vidal junto a Estela de Carlotto, el viernes, en vísperas del 24 de marzo

En ese rubro, el oficialismo también se debate entre ser o parecer. Impide la contratación de familiares directos de ministros para sostener a un funcionario que hizo todo lo contrario a lo que, en teoría, predica Macri. Muchas de las estructuras de abajo podrían confundirse incluso con árboles genealógicos. Congelan sueldos, pero agigantan el mito del financiamiento opaco de la política. En ese sentido, el proyecto de financiación de los partidos políticos deberá esperar para después del Mundial.

En el caso de que Macri empiece a perder el equilibrio entre la economía y la política, el Gobierno puede apelar a Vidal: conserva entre un 30 y un 40% de imagen positiva entre simpatizantes del peronismo. Es la vedete de Cambiemos.

La gobernadora se mostró el viernes con Estela de Carlotto en un acto homenaje en vísperas del aniversario del golpe de Estado de 1976. Durante la semana solo el secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj, se había mostrado reticente a la posibilidad de que el represor Alfredo Astiz, incluido en un listado por el Servicio Penitenciario Federal -depende del Ministerio de Justicia-, consiguiera la prisión domiciliaria. Las principales figuras del gobierno nacional hicieron silencio.