El gobierno de Donald Trump sacudió el tablero comercial mundial cuando el 8 de marzo pasado decidió imponer aranceles del 25% al acero y del 10% al aluminio. En las puertas de una guerra comercial, el gobierno de Mauricio Macri comenzó a negociar con la Administración republicana para lograr quedar fuera de ese gravamen.
Lo primero fue una llamada telefónica del presidente Macri, luego fue el viaje a Washington del secretario de comercio Miguel Braun y Dujovne mantuvo una reunión bilateral con el secretario de Tesoro norteamericano en la reunión del G20 en Buenos Aires. Las conversaciones con Steven Mnuchin dieron su fruto y ayer un importante funcionario norteamericano le comunicó vía telefónica a Dujovne que la Argentina podría ser beneficiado junto a Australia de la exención.
Ahora, comenzó el procedimiento formal para que los pedidos argentinos lleguen a buen puerto. Así, los ministros Cabrera y Faurie enviaron una carta por mail a la oficina del Representante de Comercio de los Estados Unidos, Robert Lighthizer, con los argumentos oficiales para solicitar la excepción.
El documento destaca la relación comercial bilateral y explica que las exportaciones de acero y aluminio argentinos no desplazan la producción nacional y no amenazan con perjudicar la seguridad de los Estados Unidos.
El texto destaca "la cooperación en defensa y seguridad entre ambos países" y también los varios mecanismos institucionales para abordar asuntos económicos, como el Acuerdo Marco de Comercio e Inversión bilateral. También, recuerda "la fuerte relación comercial entre los dos países y destaca el importante superávit que favorece a los EEUU".
El gobierno de Macri afirma que sus importaciones representan solo el 0,6% de las totales estadounidenses y entre los países de origen de las importaciones de acero ocupa el puesto 26. Según explican, esas exportaciones se concentran en "los tubos de acero sin costura, productos de alto valor agregado que constituyen un suministro clave para los productores del sector de petróleo y gas en los Estados Unidos". En el caso del aluminio, detallan, las exportaciones tampoco desplazan la producción de Estados Unidos ni amenazan su seguridad nacional: representan solo 2,3% de las importaciones totales.
Finalmente, la Argentina argumenta que "no es un país de transbordo o triangulación para exportaciones de acero o aluminio a los EEUU".
Argentina, además se compromete a mantener sus "procedimientos sólidos para las investigaciones antidumping".
Ahora, el gobierno de Mauricio Macri espera celeridad por parte de la administración estadounidenses y que, finalmente, se concrete la exclusión de Argentina, como ya sucedió con México y Canadá, los dos aliados estratégicos norteamericanos.
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