La carrera política de Cristian López dentro de la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE) parecía estar en ascenso. Los primeros días de diciembre de 2016 fue designado director nacional de Planeamiento y, poco más de un año después, escaló a gerente de Playas Ferroviarias de Buenos Aires SA, que administra importantes terrenos en zonas privilegiadas de la Ciudad y, en consecuencia, una importante cantidad de dinero.
Todo iba bien hasta los primeros días de noviembre de 2017, cuando presentó su renuncia. ¿Por qué? Porque una investigación interna detectó que falsificó su declaración jurada y porque en el vehículo que utilizaba se encontró una factura por la compra de un reloj por 125.652,90 pesos, algo que la Justicia investiga como el cobro de una dádiva por el incumplimiento de su función pública.
Es por estos hechos que el titular de la AABE, Ramón Lanús, denunció a López ante la Oficina Anticorrupción y en conjunto se elevó una denuncia penal por los delitos de falsificación de documento público, aceptación ilegal de cargos, defraudación en perjuicio de la administración pública, cohecho y admisión simple de dádivas.
A raíz de un sumario administrativo, se pudo determinar que Cristian López tenía procesos penales en su contra, de las cuales en una le dictó el procesamiento (15.174/2012: Cristian López s/ defraudación por Administración Fraudulenta).
Entre otros puntos, se demostró que al momento de suscribir su primera DDJJ para la renovación en su cargo como director nacional de Planeamiento de AABE, en la cual juró no tener ningún impedimento, estaba procesado por la mencionada causa. Es decir, falseó su declaración.
Lo más llamativo es que tras presentar su renuncia, Cristian López hizo entrega del vehículo que tenía asignado para sus funciones. En su interior se encontró una factura a nombre de Gonzalo Raúl Arana por la compra de un reloj Tag Heuer de un valor de $125.652,90. En dicha factura también se encontró un recibo de compra de una tarjeta, que evidenciaba otra compra en el mismo local comercial el día siguiente, esta vez por un monto de $15.625,90.
Según las autoridades de la AABE, esta factura representa "una dádiva en concepto de comisión a cambio de efectuar un acto relativo a sus funciones en beneficio de un proveedor". Esto, porque durante el relevamiento de la documentación de Playas Ferroviarias SA se descubrió la existencia de facturas del Estudio de Arquitectura Arana por un monto de $1.028.500, en concepto de venta de obra y/o servicios para la playa ferroviaria de Palermo. Y la única persona que intervino en la compraventa y autorizó los pagos al estudio Arana había sido Cristian López.
Para la AABE, Cristian López no solo habría aceptado un cargo a sabiendas de que no cumplía los requisitos necesarios, sino que habría insertado datos falsos en un documento público con el fin de engañar a las autoridades de la AABE. Además, habría recibido valiosos bienes de parte de Gonzalo Raúl Arana a cambio de concederle beneficios.
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