"No detecta cuerpo", arrojó el sistema de la tobillera electrónica que lleva el represor Miguel Etchecolatz desde diciembre pasado cuando se le concedió la prisión domiciliaria. Fue una alerta técnica que durante 40 minutos generó incertidumbre sobre uno de los presos más emblemáticos que actuó en la represión estatal durante la última dictadura.
A las 13:08 del martes pasado, el dispositivo que lleva Etchecolatz dejó de tener contacto. A las 13:52 lo recuperó. ¿Qué fue lo que sucedió en el medio? Infobae reconstruyó la historia con fuentes directas.
Ex jefe de Investigaciones de la Policía Bonaerense durante la última dictadura militar, Etchecolatz, de 88 años, tiene seis condenas por delitos de lesa humanidad –cuatro de ellas a prisión perpetua– y hasta fines de diciembre del año pasado estaba preso en la cárcel de Ezeiza. El Tribunal Oral Federal 6 le otorgó por su estado de salud la prisión domiciliaria con una tobillera electrónica que controla sus movimientos.
Etchecolatz cumple la prisión en una casa del bosque Peralta Ramos, en la localidad bonaerense de Mar del Plata. La medida fue criticada por organismos de derechos humanos y por vecinos del barrio que reclaman que el genocida vuelva a prisión.
El martes, a las 13:02, la tobillera que Etchecolatz lleva en uno de sus tobillos arrojó la alerta "no detecta cuerpo", que se enciende a los 10 minutos que se pierde contacto con la piel. Es una de las dos alarmas que tiene el sistema. La otra, y más grave, es cuando la tobillera se abre.
Esa alerta llegó al sistema de la Dirección de Asistencia de Personas bajo vigilancia electrónica, que depende del Ministerio de Justicia.
Primero se llamó a la casa de Etchecolatz pero no atendió nadie. También se puso en aviso a la Prefectura Naval, que tiene la custodia del domicilio, y desde la Dirección se informó la situación al Tribunal Oral Federal 6.
Desde el tribunal también se comunicaron con Prefectura, volvieron a llamar a la casa de Mar del Plata y atendió Gabriela Carballo, esposa de Etchecolatz y garante judicial al cuidado del represor. "Está durmiendo la siesta", le informó la mujer al secretario del tribunal.
El funcionario explicó la situación y le dijo que uno de los prefectos iba a ingresar al domicilio para constatar que Etchecolatz estuviera allí. El oficial entró, fue hasta el dormitorio y encontró al represor dormido. Lo despertó y con el movimiento el sistema de la tobillera electrónica volvió a activarse.
"Generó incertidumbre porque se trata de Etchecolatz, pero el protocolo funcionó ante una alerta", le dijo a este medio una fuente judicial. También por un antecedente.
Etchecolatz salió cuatro horas de su casa el 20 de enero para atenderse en una clínica privada. El tribunal informó luego que se trató de una urgencia médica.
Desde el Ministerio de Justicia explicaron por qué ocurren estas situaciones.
Cuando el transmisor de la tobillera electrónica se aleja más de un centímetro de la piel se activa la alarma porque no se detecta el cuerpo. Eso ocurre en casos en que la persona, por ejemplo, pierde peso o estuvo con retención de líquidos y luego los elimina.
En el caso de Etchecolatz pudo ocurrir que como estaba durmiendo apoyó un pie sobre otro y alejó el transmisor del cuerpo. "De estas alertas tuvimos varias y en 10 casos notificamos a los tribunales. En presos como Etchecolatz se tiene más cuidado en los avisos", explicó una fuente oficial que trabaja en el monitoreo de las pulseras electrónicas.