(Desde Mendoza) Alfredo Cornejo, politólogo y licenciado en administración pública, es gobernador de Mendoza y presidente de la Unión Cívica Radical desde hace menos de tres meses. Ex intendente de Godoy Cruz, donde hizo una gestión elogiada, formó parte del radicalismo que trabajó para concretar la alianza llevó a Mauricio Macri a la Presidencia, en contra de la opinión de Julio Cobos.
Cree que el principal desafío que tiene el radicalismo es pasar del lugar cómodo de la oposición al que está acostumbrado, para involucrarse en la solución de los problemas. Tiene altos índices de imagen positiva en su provincia, superando el 60%. Aquí parte de un diálogo que mantuvo el sábado por la tarde en el balcón-terraza de la casa de gobierno mendocina con periodistas que viajaron desde Buenos Aires para participar de la Fiesta Nacional de la Vendimia.
– ¿Cree que podría ser el candidato a vicepresidente de Mauricio Macri en el 2019?
– La verdad que eso se habla, pero yo no lo hablé con nadie, nadie me lo preguntó, ni en el partido ni en Cambiemos. Y no sé si es posible. Yo tengo una buena relación con (Mauricio) Macri, pero esporádica. No es intensa. Tres o cuatro veces me ha llamado él para preguntarme cosas a mí, y alguna vez que lo llamé para darle mi impresión de algunos temas. En algún caso era hecho consumado y nada pudo cambiarse, en otros sí. Además, yo hice política toda mi vida, y para mí fue importante demostrar que un político que pudiera administrar bien, en el marco de un equipo. Cuando demostré cuando fui intendente de Godoy Cruz que podía ser buen gestor, o gestor, gané prestigio. Para mí, entregar Mendoza mejor de lo que recibí, será mi felicidad. Derivado de ese prestigio, derivará algo, aunque no es que esté buscando algo. Tampoco me apasiona ser vicepresidente, es un lugar que está devaluado. No lo descarto, pero no se trata de algo que diga ¡guau!
– ¿Pero le gustaría que la vicepresidencia vaya para el radicalismo en el 2019?
– Si, me gustaría y me parecería coherente con la estrategia que estamos desarrollando ahora, que no es ir hacia una confrontación en las PASO como hizo Ernesto (Sanz), cuando sacamos 3 o 4 por ciento de los votos. En ese momento le preguntamos por qué no aceptaba ser candidato a vicepresidente de Macri, y él decidió que no, porque sentía cierta culpa por Gualeguaychú, donde el radicalismo quedó dividido. Temía ser criticado por el resto del radicalismo y optó por competir a sabiendas de que perdía. La verdad es que me parece más importante que ir por la vicepresidencia, preparar más al radicalismo para influir. Que nos preparemos para influir con propuestas en el Gobierno, menos culposos de estar en el Gobierno. Vamos a hacer una jornada radical con Adolfo Rubinstein en el comité nacional, una forma de apropiarse del Gobierno de Cambiemos, no regalárselo todo al PRO.
– Sería una manera de ser oficialistas, ya que a veces parece que el radicalismo está en la oposición.
– Sí, soy de los que piensan que tenemos que ir por rol más participativo, pero comprometiéndonos en la agenda de resolución de los problemas nacionales, como un gesto de involucrarse.
– ¿Pero si cambia la constitución mendocina, que no permite la reelección del gobernador, no podría quedarse?
– No correrá para mí, porque el proceso de modificar la constitución es largo. Primero necesita los dos tercios de los votos de ambas cámaras, luego un plebiscito para que decida por sí o no a la reforma que se propone, y posteriormente la elección de la nueva constituyente, que debe ser votada con la próxima elección de diputados, que es junto con la elección a gobernador.
– ¿Y por qué le parece que está bien la reelección a gobernador?
– Cuando se hizo la constitución de la provincia, Mendoza estaba gobernada por tres o cuatro familias que buscaron limitarse unas a otras. Familias que estaban peleadas se pusieron trabas para que ningún familiar pueda ser candidato a gobernador, ni diputados ni senadores. La no reelección le hizo bien a Mendoza, pero también creo que los planes necesitan tiempo para plasmarse, por eso pienso que una reelección es buena. Por otro lado, los intendentes pueden ser reelegidos cuantas veces quieran, y el gobernador no, porque cuando se hizo la constitución los intendentes eran vecinos que hacían ese trabajo ad honoren. Hoy hay desequilibrio en el liderazgo institucional en esta provincia.
– ¿Qué piensa de la situación económica?
– Trabajo con una persona que hace encuestas para mí hace 14 años, o sea alguien que está probado, y preguntó en Mendoza "cómo nota su situación familiar en la economía", con cuatro opciones para responder, si la está pasando mal, si le alcanza a duras penas, si ahorra o si le sobra. Los dos positivos dieron alrededor de 60 puntos y en todos los estratos sociales. Lo que yo creo que no terminamos de darnos cuenta los dirigentes es que la gente percibe este momento como de bastante normalidad, no de crisis, sino de normalidad. En ese contexto nadie se va a enamorar de este Gobierno pero tampoco le bajan el pulgar ni va a salir a la calle a protestar. Ese es el momento que estamos viviendo. Hay datos alentadores, pero limitados por sectores.
– ¿Qué piensa de la posición del Gobierno en el caso Chocobar?
– Nosotros estamos muy comprometidos en las políticas se seguridad, sobre todo en materia preventiva y puedo ver que la política no quiere involucrarse en la solución de los problemas, pero la Justicia tampoco. Los protocolos son bastante pobres en materia de información y coordinación. Si entramos en el tema de forma profunda, fuera de las consignas, creo que el 80% estaría de acuerdo con la mano firme del Estado en materia de seguridad, sometiéndonos estrictamente a la ley. Pero siempre es más fácil decir Chocobar sí, Chocobar no.
– En el radicalismo se escucharon críticas sobre ese tema, como la opinión de Ricardo Gil Lavedra.
– Sí, valiosas, pero sobre las que no estoy de acuerdo. Para nosotros es un tema importante encarar una política en torno al problema y ya obtuvimos resultados, falta mucho, pero avanzamos. Hicimos la reforma al código procesal penal, legislamos sobre flagrancia, que en muchas provincias no se hace, tampoco en la Ciudad de Buenos Aires. Por ejemplo, si alguien reitera delitos o es encontrado con arma blanca o de fuego, queda inmediatamente detenido. Por estas medidas y su implementación logramos resultados. La media de homicidios de la Argentina es de 6 por 100 mil habitantes, en Mendoza estábamos alrededor de 7, arriba de la media nacional, y hoy estamos en 5.1. Pensemos que en ciudades como Rosario y Santa Fe la cifra trepa a 12 o 14. El tema de armas, que toda persona que se encuentre con armas queda detenida, hizo mayor inteligencia sobre las personas que delinquen. Bajaron los homicidios, y no fuimos tan eficientes con los hurtos, con los robos de autos por ejemplo. Hemos encontrado barbaridades en la identificación de autos. El patrullero que salía encontraba que el 60% de los autos había sido robado, porque estaban mal las bases de información. Yo pienso, si esto pasaba en Mendoza, me imagino cómo será en otros lados.
– ¿Por qué en Mendoza no hay ningún protocolo para la atención de abortos no punibles?
– No hay, pero los siete casos que hubo desde que soy gobernador fueron atendidos en el hospital público. Sucede que creemos que, para evitar controversias, preferimos que sea la Legislatura local la que discuta y apruebe el protocolo que propone el Ministerio de Salud, en línea con lo que pidió la Corte Suprema. Entiendo que en lo que se aprobará, hay que agregar la denuncia, no la comprobación del delito de violación, pero sí por lo menos la denuncia, que es algo que no está contemplado en el fallo de la Corte.