El coreógrafo Mauricio Wainrot renunció a su cargo de Representante Especial para Asuntos Culturales de la Cancillería, una especie de director cultural del Ministerio de Relaciones Exteriores. "Era un extra escalafonario de los que fueron suprimidos en la reforma que está en marcha, y quedará como asesor en temas culturales, y luego concluirá su gestión", se confirmó oficialmente.
Wainrot renunció tras una reunión con el canciller Jorge Faurie, quien le pidió que diera un paso al costado para facilitar la reorganización de la cartera. Se fue muy disgustado, pero trascendió que aceptó irse cuando logró aval para continuar tres meses más asesorando al que lo suceda, cuando llegará su tiempo para jubilarse.
No se conoció todavía quién será el reemplazante, ni en qué quedará el área cultural de ese Ministerio. De todos modos, sonaba como reemplazo el embajador Sergio Baur, un diplomático de carrera que estuvo al frente de la representación argentina en Egipto hasta diciembre de 2016, un destino donde los aspectos culturales están en el centro de la gestión. En el 2017 fue designado como director de Ceremonial y Protocolo, pero solo duró cuatro meses .
La información empezó a circular ayer lunes en los pasillos de la Cancillería, porque Wainrot no fue a trabajar y llamó a su secretaria para pedirle que las audiencias que tenía pactadas, se las pasara a quien lo reemplazará en la función.
Entre los aproximadamente 30 empleados que trabajan en la llamada DICUL, Dirección de Asuntos Culturales, reina el desconcierto. Les dijeron que el próximo viernes conocerán al reemplazo de Wainrot y cuáles serán los planes para el área.
El coreógrafo llegó a ese puesto por recomendación de Mauricio Macri, con quien trabó un vínculo estrecho cuando el ahora Presidente era jefe de Gobierno de la Ciudad y Wainrot director artístico del Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín.
Con la gestión Cambiemos, la oficina que depende de la Secretaría de Relaciones Exteriores perdió relevancia en relación a la que tuvo con el gobierno kirchnerista, cuando Magdalena Faillace estaba a cargo. No solo perdió presupuesto, sino funciones, ya que muchas fueron tomadas directamente por el Ministerio de Cultura de la Nación, que incluso organizó varios eventos en España, Alemania y Colombia.
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