El presidente Mauricio Macri discutió ayer por la mañana en la reunión de coordinación de Gobierno cuál era la mejor forma de facilitar el debate en torno a la despenalización del aborto en el Congreso. Lo analizó con el jefe de Gabinete, Marcos Peña, los vicejefes Gustavo Lopetegui y Mario Quintana, el vicepresidente 1º del Senado, Federico Pinedo, y el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó.
Desde ahí se convocó a los senadores Luis Naidenoff, Ángel Rozas y Humberto Schiavoni, y a los diputados Nicolás Massot, Silvia Lospennato y Juan Manuel López, que se reunieron con Peña para organizar la agenda parlamentaria. Allí, el jefe de Gabinete les explicó que el Gobierno impulsaría la discusión en torno a la despenalización del aborto en la medida en que fuera interés del Congreso.
Por la tarde, Massot y Carmen Polledo fueron a hablar con el ministro de Salud, Adolfo Rubinstein, para pedirle que acelere la obtención de información fehaciente para dar sustento a un debate que "no promueva abortos para todos, que no sea el método anticonceptivo de la clase media alta, sino una política que proteja a las mujeres más vulnerables", según trascendió.
Monzó ya había alertado hace varias semanas de que el tema se venía, con gran respaldo de buena parte de la bancada radical, que tiene varias militantes feministas, desde Florentina Gómez Miranda a la actualidad, al punto de que pocos días atrás organizaron un encuentro provincial en Mar de Ajó, adonde fueron mujeres de los 135 municipios bonaerenses, donde la problemática del aborto en los sectores populares fue un tema central.
La agenda de los derechos de la mujer se viene imponiendo por sí sola en el debate público. La Cámara de Diputados sorprendió votando en noviembre del año pasado la paridad de género en las listas nacionales, un asunto que la Casa Rosada esperaba demorar para este año para negociarlo cuando se volviera a discutir la reforma electoral.
Los líderes de Cambiemos en el Congreso avisaron que "ya no hay margen para patear el debate, mejor es habilitarlo y dejar en libertad de conciencia a nuestros legisladores cuando llegue el proyecto al recinto". La novedad es que, después del descalabro de diciembre para aprobar la reforma previsional, los políticos del Congreso son escuchados con otro interés en Casa Rosada.
En efecto, en Gabinete percibieron que era valioso "escuchar todas las voces y promover la búsqueda de información científica, que profundice una discusión para la cual la sociedad está madura y que se debe hace mucho tiempo", y ayer mismo se pusieron a trabajar para abrir todo lo posible el debate, "que nadie sienta que no es escuchado".
Macri no es ajeno al tema. En la Ciudad ya hubo un debate al respecto en el 2012, cuando la Corte Suprema dispuso que se practique un aborto no punible en un caso de una relación sexual no consentida, afirmando que no se requería autorización judicial ni denuncia policial previa para acceder a la interrupción voluntaria del embarazo en esos casos, y pidiendo que las provincias realicen un protocolo para dar curso a esa resolución.
El por entonces ministro de Salud, Jorge Lemus, aprobó rápidamente un protocolo, pero fue judicializado, por lo que la Legislatura porteña se abocó a la discusión de una ley para implementar en la Ciudad.
En una de las sesiones más bochornosas que hubo en la historia de la Legislatura, con barras muy ruidosas a favor y en contra, y después de siete horas de discusión la oposición logró aprobar el aborto no punible en una votación ajustada, 30 a 29, porque la Coalición Cívica votó junto al kirchnerismo, que lideraba Juan Cabandié.
La actual gobernadora, María Eugenia Vidal, era la presidente del Parlamento porteño y a quien le tocó, a las tres de la mañana, dar por aprobada la ley que, semanas después, Macri vetó. "Excede lo establecido por la Corte Suprema en el fallo", dijo el por entonces jefe de Gobierno en el decreto que firmó.
Polledo, que era presidente de la Legislatura y ahora es la presidente de la Comisión de Salud y quien llevará adelante el debate en Diputados, fue autora de un proyecto de ley a favor del aborto no punible en casos de violación o cuando existiera algún peligro para la vida o la salud de la madre que no pueda ser evitado por otros medios, siempre con previa verificación de un médico o un consejo profesional. Pero el proyecto que alcanzó la mayoría postulaba que no era necesario contar con opinión especializada que lo asegure. Macri lo vetó y la Ciudad no tuvo protocolo.
Desde Casa Rosada se hizo trascender ayer que el Gobierno impulsa el debate, dando libertad de acción. En el 2012, Macri había avisado de sus pasos al por entonces cardenal Jorge Bergoglio. Ahora que se tomó la decisión estratégica de facilitar esta discusión, no hay ningún indicio de que el papa Francisco haya sido alertado.