Alcira Argumedo: "Hablan de conflictos de intereses pero son formas de corrupción"

La ex diputada nacional (Proyecto Sur, Unen) advierte que no se está pensando cómo sacar a Argentina de una decadencia que viene de lejos, a la vez que se reeditan recetas que ya fracasaron. El difícil papel de Carrió

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Endeudamiento "irresponsable", medidas presupuestarias que favorecen a empresas vinculadas a funcionarios del actual gobierno y una estrategia anti-inflacionaria que fracasa por ver este fenómeno desde una óptica estrictamente monetarista son los elementos que llevan a la socióloga Alcira Argumedo, dos veces diputada nacional, a augurar un final explosivo para esta política cuyas consecuencias caerán principalmente sobre la clase media y los sectores más desfavorecidos.

Desde que dejó su banca, en diciembre del año pasado, Argumedo está haciendo un seguimiento detallado, casi una "marcación", de toda la gestión de Cambiemos. En su cuenta de Twitter (@AlciraArgumedo) multiplica las advertencias sobre las consecuencias de cada medida que toma el gobierno.

Y apunta con fuerza a lo que considera son actos de corrupción bajo forma de medidas tomadas por funcionarios "que no están pensando el país como políticos sino como empresarios". 

— Usted está haciendo un seguimiento, casi una "marcación", de la gestión de Cambiemos. ¿Cuál es el rasgo que más la ha impactado?

— La sensación de que no están pensando el país como políticos sino como empresarios que en algunos funcionarios es clarísimo. Tomemos el caso de Juan José Aranguren, el ministro de Energía. Sus medidas parecen más tomadas por el presidente de Shell que por el ministro de Energía del país. Por ejemplo, esta liberalización del precio de los combustibles, además de haber fijado muy alta la tasa del gas a boca de pozo, que ronda los 7 dólares cuando en Estados Unidos está a 2,5 dólares. Es porque Shell ha entrado ahora en la explotación de Vaca Muerta y esa medida aumenta el precio del gas en la Argentina de manera muy impresionante.

¿Cuál fue la acción financiera más delirante del mundo en 2017?, preguntó el Financial Times. El 70% de los lectores votó el bono a cien años del ministro de Finanzas, Luis Caputo

Otro caso: el Financial Times, que no se puede decir que sea trotskista, hace una encuesta entre sus lectores. Pregunta: "¿Cuál fue la acción financiera más delirante del mundo en 2017?" El 70 por ciento vota que fue el bono a cien años de Argentina. El que tomó el ministro de Finanzas, Luis Caputo, al 8 por ciento anual, que es altísimo. Después salen los Paradise papers y en los Paradise papers aparece que uno de los fondos de inversión en estos paraísos fiscales más beneficiados con el bono a cien años es Noctua Partners fundado en el 2009 por Luis Caputo. Esto está dando lugar a una nueva forma de corrupción.

— ¿Es necesariamente malo que un funcionario haya sido empresario? Perón lo convocó a Miranda como ministro porque era un industrial.  Ahora, lo que usted señala roza otra cosa…

— Sí, lo están llamando conflicto de intereses pero son formas de corrupción. O sea, ahora ya no necesitan pagar a funcionarios venales para que actúen en favor de bancos y corporaciones sino que son los propios ex miembros de esos bancos y corporaciones los que toman estas medidas. Entonces están ocurriendo situaciones escandalosas, por ejemplo de los vuelos low-cost. Flybondi es una irresponsabilidad total. Y tuvo ciertas cercanías con el (vicejefe de Gabinete), Mario Quintana. Tenía que hacer una inversión de 30 millones de dólares para reacomodar el aeropuerto de El Palomar pero el ministro Guillermo Dietrich dijo: "No, eso lo va a pagar el Estado". Y si se comparan cifras es indignante. Por ejemplo, esta medida previsional por la que se les extrae 70 mil millones de pesos de los haberes a los sectores más endebles de la sociedad, a los jubilados, a los chicos pobres de la Asignación Universal por Hijo, a los discapacitados y a los veteranos de Malvinas. Ahora, 70 mil millones de pesos es la cifra que solo el Correo Argentino del Grupo Macri le debe al Estado.

Esto tiende a estallar como le estalló a Martínez de Hoz o a Sourrouille

— ¿Qué opina de la política económica en general?

Es que a lo anterior se une justamente una política económica que es explosiva. Un endeudamiento absolutamente irresponsable. Una bicicleta financiera de las Lebac que dan intereses en dólares de veintitanto por ciento anual cuando el escándalo que se hace ahora en Wall Street es porque tasas de interés allí pasaron del 1,5 al 2,5, y acá se paga el veinte por ciento. Es un saqueo. Además hay un acoso a las Pymes de todos los sectores, las pequeñas y medianas empresas comerciales, gastronómicas, industriales, etcétera, por la disminución de la demanda y la apertura de las importaciones que está generando despidos muy significativos. Esto tiende a estallar como le estalló a Martínez de Hoz que hizo lo mismo. Esto fue también el modelo de Sourrouille en la gestión de Alfonsín.

— Usted habla de endeudamiento irresponsable. Pero si hay crédito barato y se destina a infraestructura…

— Sí, pero acá no se lo destina a infraestructura sino a financiar un déficit. Aparentemente hay un gasto irracional pero las medidas que se toman son siempre en favor de los sectores más poderosos. Se bajaron las retenciones a las exportaciones de granos a las grandes cerealeras. Se eliminaron las retenciones a las mineras. Se ha dado una serie de beneficios que también ahondan ese déficit fiscal y eso se cubre con deuda externa, que está creciendo y vuelve a irse de las manos. Ya hemos pasado por experiencias así y si uno toma desde la dictadura militar hasta acá, más allá de la responsabilidad también del menemismo, el nivel de devastación y saqueo de la Argentina, la destrucción de su potencial económico no la ha sufrido ningún país que no haya tenido una guerra en su territorio. Se destruyó el polo industrial ferroviario en los años 70 -todavía hay en China locomotoras y vagones que la Argentina le vendió en los años 70-; se eliminó el polo industrial naviero y el polo industrial aeronáutico. Se destruyó el sistema nacional de ferrocarriles, la flota mercante y fluvial, Fabricaciones Militares. Se destruyó la industria petrolera con un saqueo infernal cuando a comienzos de los años 90 la Argentina tenía cuarenta años de reservas para el autoabastecimiento. Fue de una irresponsabilidad total. La situación se agrava con lo social: pasamos de un país que tenía el 90 por ciento de sus trabajadores en blanco y cubiertos con derechos sociales a tener ahora el 46. De un 3 por ciento de desocupación al 9. Y la pobreza subió de 7 a 32 por ciento.

— Estamos hablando de un largo plazo.

— Sí, lo que quiero decir es que hay que tomar conciencia de que no se está debatiendo hacia dónde va la Argentina luego de este proceso.

— El kirchnerismo, que planteaba estos temas, hablaba de reindustrialización, de diversificación productiva, ¿hizo algo en ese sentido?

— Yo fui muy crítica del kirchnerismo. Sin duda en el campo social buscó una forma de redistribución, con la Asignación Universal por Hijo, ampliando políticas sociales, pero en el caso de los ferrocarriles… Argentina acaba de ganar una licitación en Holanda para un reactor nuclear, y se lo ganó a Francia y a Corea del Sur, y a su vez tiene un desarrollo satelital. Y son dos empresas públicas. Si se puede hacer esa tecnología de avanzada, hay que reconstruir el sistema ferroviario. Eso significaría creación de decenas de miles de puestos de trabajo en la industria ferroviaria, en las industrias proveedoras, en el servicio de ferrocarriles, en la recuperación de los pueblos fantasmas y en las economías regionales que bajarían significativamente sus costos. ¿Qué hizo el kirchnerismo? Compró 10 mil millones de dólares llave en mano a China, ferrocarriles, hasta los durmientes de hormigón armado. Astilleros Río Santiago está vendiendo, cada tanto, un barco a Alemania. Quiere decir que no hace chatarra. Hay que reconstruir la flota mercante y fluvial. Se paga 5 mil millones de dólares de fletes por año -y esto también lo pagaba el kirchnerismo- por haber destruido la flota mercante naval cuando con esa suma se puede reconstruir el 80 por ciento de ambas flotas. Con creación de trabajo legítimo.

— En las últimas legislativas, usted planteo votar a Cristina Kirchner porque era quien tenía más chances de frenar, o por lo menos condicionar, esta gestión. Pero a mediano o largo plazo, ¿no deberían el peronismo y la oposición en general buscar nuevos líderes? 

— Creo que hay que buscar nuevos líderes. No soy kirchnerista ni mucho menos, pero Cristina ya estaba adentro, ya era senadora. Había que poner un freno simbólico porque yo veía que había una soberbia desbordante, triunfalista, muy peligrosa, y que se demostró en estas medidas que tomaron. Esa era la idea pero acá hay que plantear lo nuevo, esta sociedad requiere pensar una nueva síntesis alrededor de un proyecto de reconstrucción en serio del país. Y con valores de una ética, al estilo Alem. Realmente este país tiene que ser reconstruido porque está en una situación de mucho peligro. La decadencia, la degradación de la Argentina, ha sido muy grande.

— ¿Qué opina del decreto anti-nepotismo de Macri, de la decisión de excluir a parientes directos de la función pública?

— La cuestión era cómo se tapaba el escándalo Triaca. No es una cuestión de que nombraste parientes como asesores, que puede ser que uno tengas dos, tres personas de confianza… El problema fundamental es cómo se manejó la intervención del SOMU en nombre de la honestidad. Entonces esto de blandir las banderas de honestidad es medio relativo.

No quisiera esta en el lugar de Carrió

— ¿Qué papel cumple entonces Elisa Carrió en el dispositivo de Cambiemos? Mucha gente votó a Cambiemos por una expectativa de transparencia. Y Carrió aparecía como la garantía.

— No quisiera estar en su lugar dada su historia pero creo que ella misma se entrampó. Creo que ella va a ceder en su imagen ética porque ya está, al menos con su silencio, avalando un conjunto de conflictos de intereses, que son verdaderamente actos de corrupción. Es muy difícil su papel en este momento, porque no es fácil blandir la bandera de la corrupción, que ella la puede blandir, cuando se está en un gobierno con estos antecedentes y que está trastabillando en términos de transparencia. Como en la cuestión de los primos de Marcos Peña favorecidos en las licitaciones sobre iluminación LED…

— ¿Quién maneja la economía en este momento?

— El que la orienta en serio me parece que es el Fondo Monetario Internacional. Son típicas medidas del Fondo Monetario Internacional. ¿Quién las ejecuta? Depende del caso. Por ejemplo, Federico Sturzenegger es el que lleva adelante esta idea en el Banco Central, donde está generando una bomba de tiempo. La inflación no baja porque la concepción que tienen de la inflación es una concepción completamente monetarista. El ministro de Finanzas, Luis Caputo, también participa de este intento de apropiarse del botín del Fondo de Sustentabilidad de la ANSES. Hace tres meses se vendieron las acciones que tenía el Fondo de Sustentabilidad de Petrobras Argentina en Brasil con tan mala suerte que a los cinco días valían el doble. Es decir las vendieron a la mitad de su valor. Y se las vendieron al grupo Pampa Energía de Marcelo Mindlin, el empresario que le compró, con las comillas del caso, la empresa a Calcaterra cuando el escándalo Odebrecht, y el señor Joe Lewis, que es el famoso inglés que se ha apropiado de Lago Escondido, íntimo amigo del presidente. Y estas son cosas sobre las que Carrió está callando demasiado.

Durán Barba maneja lo que se llama ingeniería social; un sistemático registro a través de focus groups, de encuestas, de redes sociales, y una orientación del discurso en función de qué espera la sociedad

— Respecto a cómo lo veía en el 2015, ¿la gestión de Cambiemos le resultó como esperaba, menos malo, peor…?

— Es peor de lo que esperaba y eso que esperaba algo malo. Creo que hay, sobre todo por parte de Jaime Durán Barba, una gran capacidad de manipulación. Él maneja lo que en Estados Unidos llaman ingeniería social. Tiene un sistemático registro a través de focus groups, de encuestas, más la información de las redes sociales, y una orientación del discurso en función de qué espera una sociedad. Una sociedad que está muy desinformada, muy golpeada y muy atomizada. Y esto permite un mayor impacto de ciertos discursos en esta sociedad. Acá hay un gran desafío de reconstrucción de la Argentina, desde los valores básicos, de los valores al estilo de lo que fueron los mejores hombres, incluso en el radicalismo. El radicalismo está también siendo cómplice de verdaderos actos de corrupción.

— ¿Alguna cosa que haya pasado o que haya visto le da esperanza?

— No, creo que acá tiene que venir lo nuevo. Hay que hacer un recambio generacional y una formación de cuadros como para una nueva camada empiece a dar respuestas a este país. Los cuarentones, los cincuentones y eventualmente muchos de nosotros poder aportar. Pero me parece que es imprescindible un cambio profundo en las formas de construcción política, de conducción política y en los valores y en la ética de quienes se insertan en la política. Si no, nos terminamos de hundir.

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