Tras su agotadora sesión con Angela Merkel, Bill Gates, Máxima de Holanda, Justin Trudeau, empresarios argentinos y CEO extranjeros, Mauricio Macri coronará su visita a Davos con un discurso frente al Foro Económico Mundial que apuntará a explicar las nuevas condiciones políticas de la Argentina. El Presidente ocupará el centro de la escena de Davos como responsable del G20 en Buenos Aires, y desde ese lugar detallará los cambios institucionales en el país, instará a la defensa del libre comercio y abogará por evitar que la revolución tecnológica profundice las asimetrías entre ricos y pobres. Después de su discurso ofrecerá una conferencia de prensa a los medios internacionales, mantendrá un puñado de reuniones en la Casa Argentina en Davos y volará hacia París, donde el viernes se reunirá a solas con Emmanuel Macron, presidente de Francia.
En la intimidad del poder, anoche Macri deslizó ante su círculo íntimo que estaba satisfecho con los resultados del primer día en Davos. El Presidente fue respaldado por Merkel en su agenda internacional, acordó con Gates coordinar sus esfuerzos para la seguridad alimentaria, anunció la venta de un reactor medicinal a Holanda y profundizó las coincidencias sobre igualdad de género y medio ambiente con Justin Trudeau, primer ministro de Canadá.
Mientras todo esto sucedía en la Casa Argentina, decenas de empresarios e inversores aguardaban su turno para encontrarse cara a cara con Macri. "Este año hay una fuerte presencia argentina en los foros internacionales, y creo que ahora la responsabilidad de los empresarios es ayudar para convertir ese enorme interés en el exterior en inversiones concretas en el país", comentó Marcelo Mindlin de Pampa Energía, que un rato antes había estado junto a Shu Yinbio (maneja la principal compañía de electricidad de China), Harvey Schwartz, de Goldman Sachs, Daniel Pinto, del JPMorgan, Robert Kapito, de Blackrock, Marcos Bulgheroni, de PAE y Juan Napoli, del Banco de Valores, conversando con el presidente.
Durante ese encuentro con empresarios argentinos e inversores extranjeros, Macri describió cómo había sido su gira por Moscú, habló de las negociaciones que empuja con Brasil y México, y adelantó que su viaje a París será complejo por la posición de Macron respecto del eventual acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea. "Nosotros cortamos el pasto, ustedes hagan los goles", comentó Macri antes de avanzar hacia su despacho en la Casa Argentina para esperar a Merkel.
La canciller alemana tiene muy buena relación con el presidente y ambos acordaron profundizar la agenda de igualdad de género en los distintos eventos que conducen a la cumbre del G20 en la Argentina. Como sucede con Macri, Merkel también está preocupada por la posición que tiene Macron sobre el acuerdo Mercosur-UE. Si el presidente francés no reduce sus objeciones y planteos, ese acuerdo puede encallar de nuevo.
A la espera de su encuentro con Macri, Gates conversaba con un puñado de funcionarios argentinos. El fundador de Microsoft se acomodó en una mesa del bar y pidió una Coca Cola Light. En ese momento, las sonrisas desaparecieron.
—Lo siento. Solo tenemos Coca Zero –se sinceró un importante miembro de la delegación argentina.
—En serio… –replicó Gates con una sonrisa.
—Bueh, voy a preguntar…
Al instante, apareció un mozo con un puñado de cocas light, como quería Gates.
—Las trajeron porque es usted…A nosotros, nos dijeron que no había… –cerró el funcionario. Gates se empezó a reír, y sus anfitriones también.
Unos minutos después, Gates, Macri y Merkel coincidieron en el rellano de la escalera que comunica el living de la Casa Argentina con el despacho del presidente. El mandatario argentino sonreía sin poder creer lo que estaba sucediendo: ni en sus sueños más dulces imaginó estar flanqueado por la canciller de Alemania y el CEO de Microsoft, durante su visita a Davos. Una vez, Macri llegó a esta villa alpina cuando era diputado, y la Argentina no figuraba en ninguna agenda internacional. "Esto es increíble", comentó Macri a un secretario de Estado.
En paralelo a la agenda presidencial, los ministros Jorge Faurie, Francisco Cabrera, Juan José Aranguren y Nicolás Dujovne mantuvieron múltiples reuniones y participaron en los debates que organiza el Foro Mundial Económico. Macri instruyó una ofensiva para reinstalar a la Argentina en el mundo y aumentar los niveles de inversión directa extranjera, Cabrera, Aranguren, Dujovne y Aranguren actuaron como alfiles en un tablero repleto de ministros extranjeros, inversores multimillonarios e influyentes CEO globales.
Juliana Awada también está en Davos. La primera dama acompañó a Macri en las audiencias con Sherlyn Sandberg de Facebook y la reina Máxima de Holanda, y protagonizó una agenda propia con la reina Rania de Jordania y con Chetna Sinha, que trabaja en las zonas rurales de la India y fundó el primer banco para mujeres. Awada se ha comprometido con el grupo de mujeres del G20 de la Argentina (W20) y apunta a profundizar sus actividades para que en la cumbre de Buenos Aires se aplique con exactitud la igualdad de género. Una intención personal que coincide con los pedidos formales que hicieron Merkel y Trudeau cuando se encontraron con el Presidente.
A las 11:20 (hora de Suiza), Macri hablará frente al Foro Económico Mundial. Serán 20 minutos que se transmitirán vía web a todo el planeta. Macri sabe que tiene una oportunidad inédita para la Argentina y hace semanas que lee y reescribe su discurso. La intención es explicar que hay cambios institucionales en el país y que la cumbre del G20 en la Argentina es una oportunidad para avanzar contra las asimetrías económicas y liderar el impacto de la modernidad en la educación y el trabajo.
Es la agenda del siglo XXI, un siglo que despertó con un ataque terrorista y una revolución tecnológica que aún no trajo bienestar para toda la sociedad global.