Pueblo chico infierno grande. Ninguna definición calzaría mejor que esta para describir Playa Verde, el sitio en el que el sindicalista Marcelo Balcedo posee otra majestuosa propiedad llamada Sounión, con un mirador al mar, ocupando media manzana en la calle Las Flores, a menos de 100 metros de la arena.
El hermetismo es total y la presencia de Infobae no pasa inadvertida. La escena está acaparada por el insoportable calor del mediodía, donde nadie está en la calle y muchos siguen en la playa. Ante las primeras fotos, un vecino que sale con su auto frente a la vivienda bromea: "¿A mí no me van a sacar?". Pero no quiere hablar. Ni él, ni su hijo ni el casero que cierra la puerta detrás suyo, cuando el vehículo ya echó polvo y ganó terreno.
Al tocar el timbre, nadie responde. "Debe estar el hombre que cuida la casa, pero no creo que quiera hablar", dice una vecina, mientras a pocos metros, con termo y mate en mano, un joven pide que no revelen su identidad para poder hablar. "Conocí a Balcedo cuando trabajaba en una almacén que está acá a dos cuadras. Ahora es un restaurante. Venía varias veces durante el verano a comprar algunas cosas. Nunca hablé con él, solo recuerdo haberlo visto muchas veces con un Porsche negro".
El mismo con el que su mujer se paseaba por la zona. "Él no se mostraba tanto, ella sí. A Balcedo nunca lo vi en la playa, pero sé que ella iba a Playa Grande, que está antes de Piriápolis yendo para Punta del Este", agrega el vecino.
Playa Verde no es un destino desconocido para los argentinos. Las patentes de los vehículos permiten descubrir que muchos veranean allí, y hasta incluso algunos son dueños de varias propiedades. Balcedo vivió en Sounión hasta 2009, año en el que compró "El Gran Chaparral" (está a 2,7 kilómetros de Sounión), la lujosa casa con más un siglo de antigüedad y 90 hectáreas en el Cerro de los Burros.
"Balcedo intentó comprar otras casas de este barrio. Son más de 20 viviendas que dan a la Ruta 10, frente a 'El Gran Chaparral', un asentamiento. Les ofreció USD 25.000 a cada familia para ampliar todo este terreno y se negaron. Entonces él mandó a construir un tajamar para el ganado, para acumular agua. Es un terreno bajo y, cuando llueve y el agua crece, a esas familias se les inunda todo. Quiso cansarlos para que vendan, pero no lo lograron", agregó el vecino, que intuye que Balcedo quería ampliar su terreno para "buscar más seguridad".
Sounión posee un mirador con ascensor, para hacer honor al nombre que le había puesto el antiguo propietario, que pensaba que la vista al Atlántico y a las playas rocosas era similar a la del cabo griego que se encuentra sobre las aguas del mar Egeo. Son pocos los vecinos que lograron entrar allí. Quienes lo hicieron, le brindaron tareas en la casa a la familia de Balcedo. "Dicen que él con el personal no se metía. Ella, en cambio, era bastante complicada", cuenta una vecina.
La vecina cuenta que su hermana fue empleada doméstica y trabajó en la vivienda: "Ella no lo cruzaba mucho, y cuando lo veía no tenía diálogo. Recuerdo cuando me contó que hizo un pequeño salón de fiestas al fondo para realizar reuniones".
Algunos rumores indicaron que Balcedo también era dueño del camping ecológico El Edén, que se encuentra en un terreno de diez hectáreas en el balneario Las Flores. Nino De Negri, propietario del lugar, le aseguró a Infobae que "la familia De Negri es propietaria del camping desde 1974". A su vez, aclaró que la confusión puede darse porque detrás de El Edén se vendieron unas tierras que costaron USD 500.000 y podrían ser de Balcedo.
Imágenes del drone: Marcelo Umpiérrez
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