No se quedó quieta en su banca. Al menos no durante dos minutos seguidos. Después de plantear una cuestión de privilegio y excederse por mucho en el uso de la palabra, Cristina Kirchner tomó apuntes sobre lo que decía Esteban Bullrich como miembro informante de Cambiemos. Se quedó una hora, no estuvo durante la jura de Gladys González que ocurrió al inicio de la sesión, y después se refugió en su despacho del tercer piso a seguir la sesión por internet.
La llegada de la senadora a la primera sesión de la que participó ya había sido desordenada. Dirigentes de algunas unidades básicas de Unidad Ciudadana y de La Cámpora la esperaron, sin banderas, en la entrada de Hipólito Yrigoyen entre Combate de los Pozos y Entre Ríos. A los empujones, entró al Senado apretujada entre periodistas, fotógrafos y camarógrafos. Pero no fue de inmediato al recinto.
Cuando a fines de noviembre juró como senadora nacional también juró su adversario Bullrich, que pasó a su lado y la saludó con un beso, gesto que no tuvo para con ella el que fuera su jefe de bloque del FpV Miguel Ángel Pichetto. Ayer Cristina Kirchner entró al recinto cuando Gladys González ya había jurado y se había sentado en su banca del bloque de Cambiemos junto al misionero Humberto Schiavoni. González entró porque Unidad Ciudadana perdió y se quedó con el lugar que el kirchnerismo buscaba para Jorge Taiana.
Cuando finalmente Kirchner se sentó, el jefe del bloque del Frente para la Victoria-PJ de ocho miembros (siete son mujeres), Marcelo Fuentes, le indicó cómo usar el botón para indicar su presencia y también la ayudó con la computadora de su banca. La ex presidente hizo varias veces señas porque alguna dificultad tenía con la pantalla y enseguida pidió la palabra. "Fue incómodo", dijo un senador peronista más tarde, un legislador que hubiera preferido una cuestión de privilegio más corta y no sentirse interpelado. Pichetto sólo se alzó de hombros al ser consultado por Infobae sobre el planteo de la ex jefa de Estado que de alguna manera los conminó a tratar el pedido de desafuero presentado por el juez Claudio Bonadio. Ella dijo que ni el peronismo ni el kirchnerismo dilatan la definición del Senado y que si los senadores quieren, pueden debatir hoy mismo la cuestión, incluso sin que esté conformada la comisión de Asuntos Constitucionales.
Quince minutos después de que Cristina Kirchner empezara a hablar, la vicepresidente y titular de la Cámara alta, Gabriela Michetti, le pidió con amabilidad que terminara su planteo. Dos veces tuvo que indicarle que redondeara, a lo que Kirchner respondió con un pedido de 15 minutos más que le fueron negados; entonces, dijo que sí, pero siguió un poco más. A su alrededor se sintieron exclamaciones de fastidio de sus colegas senadores como antes se habían sentido, a su ingreso, los clicks y flashes de las cámaras de fotos.
Pichetto se movía en su banca, visiblemente molesto. Bullrich sacaba el termo oculto debajo de su banca y le cebaba mates a Schiavoni y González. Carlos Reutemann bostezaba a un metro de Cristina y muchos leían, como el entrerriano Alfredo de Angeli con quien se enfrentó por las retenciones al campo y la polémica resolución 125. De hecho Julio Cobos, su ex vice, también se mantuvo serio en su banca, casi sin mirarla, mientras ella reclamaba porque "estamos ante una fuerte amenaza de cercenar la voluntad popular en el Parlamento recurriendo a métodos, procedimientos y formas que creíamos desterrados". Comparó el acuerdo del gobierno de Mauricio Macri con Qatar con el Memorándum con Irán y recordó casos de planteos de desafuero en el Senado cuando también ella era legisladora, uno contra Luis Barrionuevo, otro contra un senador que no mencionó y otro contra Luz Sapag cuya hija, la senadora Lucila Crexell, pidió aclarar que su madre, fallecida trágicamente en un accidente de auto en el año 2010, fue sobreseída en todas las causas. A la hija de Sapag le molestó que al querer reivindicarla CFK no le haya hecho avisar a través de Fuentes, con quien dialoga. "Hubiera estado preparada para responder", aclaró a Infobae.
Para muchos senadores los reclamos de la ex Presidente estuvieron dirigidos al interbloque Justicialista-Argentina Federal que preside Pichetto, con mayoría de senadores que le respondían durante sus ocho años en la Casa Rosada. La molestia que generó en Pichetto la pagó Magdalena Odarda, (senadora también por Río Negro de la Coalición Cívica) que pidió la palabra para exigir la presencia del ministro de Defensa, Oscar Aguad, por la búsqueda del desaparecido ARA San Juan. "No es una cuestión de privilegio" le gritó sin micrófono desde el otro extremo del recinto Pichetto mientras tiraba una lapicera sobre su banca y refunfuñaba.
Michetti se mantuvo seria, como si la presencia de Kirchner no la afectara, aunque la dejó hablar más de lo que el reglamento habilita. Para algunos, le ganó CFK, para otros que se acercaron a felicitarla en los pasillos, manejó la situación con límites pero flexible, si ambos términos aplican en simultáneo.
Como la ex Presidente, la Vice de Macri se fue a descansar a su despacho. Una en el primer piso. La opositora en el tercero, oficina 32D, donde tomó agua, comió poco y siguió los discursos por TV. Volvió al recinto a las 18, un rato después que Michetti. Se sentó, se paró, se fue a la banca contigua a la del formoseño José Mayans del bloque Justicialista que había dado un fuerte discurso de tono opositor contra el Gobierno. Se les sumó José Alperovich apenas unos minutos y juntos miraron algo en el celular del ex gobernador de Tucumán. A ella se la vio con gesto duro, verborrágica y con las manos en constante movimiento, con sus uñas impecablemente blancas, pintadas como siempre por ella misma. Diez minutos después volvió a su banca, se puso y se sacó los lentes cada vez que necesitó leer sus anotaciones, habló con Fuentes, con Adolfo Rodríguez Saá, llamaron al secretario Parlamentario y sólo por algunos escasos minutos, se quedó quieta con la mirada fija en algún orador.
En Cambiemos hacía rato habían decidido acortar la lista de discursos. "Tenemos que escuchar a la oposición", dijo alguien a uno de los nuevos mientras remarcaban que el objetivo del día era aprobar las leyes que pide el Ejecutivo (Reforma Tributaria, Presupuesto 2018 y la prórroga del Impuesto al Cheque hasta 2022). Hasta Gladys González, que quería debutar y defender y contestar al kirchnerismo y a algunos peronistas, aceptó ser tachada de la lista y se quedó con las ganas.
Aunque Fuentes es el jefe del bloque del FpV, le cedió su lugar a Cristina Kirchner. El sólo tuvo derecho a diez minutos como un orador más y a ella le dejó los 20 que le correspondían entre los seis discursos de cierre.
A las 19.47 volvió a tomar la palabra, antes de Pichetto y Luis Naidenoff, del interbloque Cambiemos, a quienes por representación les corresponde el cierre.
A diferencia del primer discurso, por el pedido de desafuero en su contra entre otros temas, el tono se pareció más al de los discursos por cadena nacional en la Casa Rosada. Dijo que los gobernadores, cuyos senadores hoy están en el bloque de Pichetto, firmaron el Pacto Fiscal empujados por el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, que "fue al CFI y les dijo que mejor firmaran porque sino la Corte le va a dar la razón a la provincia de Buenos Aires" en el planteo por el Fondo del Conurbano que María Eugenia Vidal llevó al máximo tribunal. Liberalismo, proteccionismo, Brexit, default, deuda soberana fueron parte de su catarata de argumentos contra las medidas del Gobierno. "Pueden seguir con esto porque, no puede discutirlo nadie, les dejamos el nivel de endeudamiento más bajo que haya recibido un gobierno de la democracia", remarcó y habló de Luis Caputo y "el festival de deuda por todos lados". Esta vez logró escucha más atenta, aunque Pichetto no levantó la mirada de la pantalla de su computadora o de su celular, Pinedo dibujaba sobre una hoja blanca y Naidenoff tomaba más notas. "Esto que están haciendo con los jubilados en dos meses no les va a alcanzar", dijo separando las sílabas, con las dos manos en paralelo subiendo y bajando sobre su banca. Dos veces le hicieron señas porque otra vez se había pasado del tiempo reglamentario. Y dos veces prometió cerrar su discurso. "Es perverso, es de sociópatas" advirtió fuerte y pidió analizar "atenta y particularmente las cosas que se resuelven aquí. Tenemos un contrato electoral, ustedes que dijeron que no iban a hacer esto y nosotros que dijimos que no los íbamos a dejar".
"Por favor, senadora", intentó interrumpirla por cuarta vez Michetti con un tono de voz que no logró imponer sobre la ex Presidente. Con diez minutos de exceso se despidió CFK, guardó los lentes, tomó agua y escuchó a Pichetto que defendió el pacto fiscal, valoró "este espacio democrático como lugar de discusión" y reivindicó a los gobernadores a quienes, señaló, "no subestimo". "Hay provincias que empezaron las clases en el mes de septiembre" recordó sin dar nombres pero claramente en referencia a Santa Cruz, gobernada por Alicia Kirchner, cuñada de quien lo precedió en la palabra, y defendió mucho de lo acordado entre las provincias y la Nación y las discusiones políticas en el marco del Congreso. Al mensaje apocalíptico de CFK, Pichetto contrapuso una larga lista de logros y cambios al proyecto del Ejecutivo en concepto de obras, partidas para universidades, avales a los gobernadores para tomar deuda. "No son tontos", justificó a los gobernadores y sólo criticó la política de tasas del Banco Central. "Me molesta que seamos hipócritas, que borremos con el codo… ", dijo respecto de los plazos de debate en los últimos años para el Presupuesto. Justo cuando dijo eso Cristina Kirchner acababa de levantarse de su banca y estaba fuera del recinto.
Fotos: Nicolás Stulberg
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