Treinta minutos después de las 14 de este jueves, hora prevista para arrancar la sesión, la oposición ingresó al recinto para exigir que se suspendiera por falta de quórum. Pero lejos estaba de suceder eso. Cambiemos creía que tenía los números garantizados para sesionar. Por lo menos así se lo habían hecho saber el día anterior desde Argentina Federal, el bloque que responde a los gobernadores, y diputados provinciales de Santiago del Estero, Misiones y Córdoba.
Antes de que ingresaran todas las bancadas al recinto, afuera del Congreso hubo un enfrentamiento entre diputados del Frente para la Victoria y las fuerzas de seguridad que alimentó lo que sucedería minutos después. Desde temprano la oposición pedía que no hubiera sesión, que no estaban las condiciones dadas.
Pasadas las 14:30, Cambiemos consiguió el quórum por primera vez. El tablero marcaba 129, aunque rápidamente descendió a 128 y luego a 127. Para el oficialismo la sesión ya había comenzado, aunque algunos atribuyen a un legislador opositor haberse sentado en su banca para tomar la palabra: "Son las reglas del juego, acá hay que ser vivo. Tenés que hablar parado. Aunque sin intención, si dieron quórum hay que bancársela", describió un hombre del PRO. Por eso después Graciela Camaño, más experimentada, habló de pie a pesar de que Emilio Monzó le insistía para que tomara asiento para continuar.
Cerca de las 15, hubo quórum nuevamente: 130 diputados se sentaron. Pero, de nuevo, fue fugaz. A partir de ahí, fue todo en baja: 124, 119, 117, 127. Pero nunca 129. No hubo más quórum.
Las versiones de lo sucedido son variadas. Primero, desde la oposición denunciaron que habían dado quórum dos diputados que no habían jurado. Uno de ellos era Jorge Enriquez, el reemplazo de Johana Piscetti. El mismo lo desmintió ante la prensa: "Estaba al lado de Monzó. Ni sabía cuál era mi banca. En ningún momento me senté". La otra apuntada fue Astrid Hummel, de Santa Fe, aunque también explicó que no estaba cerca: "Me quedé con Enriquez atrás de Monzó. Nunca entré al recinto".
El rumor comenzó a perder fuerza porque los propios denunciantes no podían identificarlos. Un peronista también sembró dudas: "Emilio (Monzó) no se va a exponer a sentar a un diputado que no juró".
Esta hipótesis tomó fuerza porque el oficialismo logró dos veces el quórum por unos instantes pero no pudo mantenerlo: "Si tenían los 129, ¿por qué los sentaron dos veces y por unos segundos? Bajamos nosotros y nunca más llegaron", cuestionó un massista.
Luego de que Elisa Carrió pidiera que se suspendiera la sesión, Cambiemos se reunió para analizar los pasos a seguir. No hubo muchas conclusiones, aunque sí reproches por no conseguir sacar a flote la reforma. La diputada de la Coalición Cívica argumentó a favor de distender y levantar una reunión caótica en la que varios diputados, entre ellos Máximo Kirchner, Horacio Pietragalla, Axel Kicillof y Andrés Larroque, increparan al presidente del cuerpo legislativo para que frenara una sesión en la que no se alcanzó ni a izar la bandera ni a tomar juramento a cuatro nuevos legisladores de Cambiemos y el Frente para la Victoria.
En ese contexto, en el oficialismo las culpas por lo sucedido son repartidas. Algunos hablan de una "traición" de los salteños que responden a Juan Manuel Urtubey: aseguran que se sentaron a dar el quórum y ante el escándalo en el recinto y afuera, dieron marcha atrás. Se lo pudo ver a Nicolás Massot, jefe del PRO, caminar de banca en banca hablando con los justicialistas y los massistas: "Nos pedía que recapacitemos, que nos sentemos. Pero no lo íbamos a hacer", confió un protagonista. En el Gobierno también apuntaron contra los cordobeses que responden a Juan Schiaretti, que se retrasaron. Pero según el oficialismo, fue a propósito. Otro de los señalados fue el gobernador de Santa Fe, Miguel Lifschitz, porque el oficialismo esperaba que el diputado Luis Contigiani diera quórum y no lo hizo.
"El pacto fiscal tendría que tener consonancia en Diputados", resumieron. Y recordaron que no es una ley "inventada" sino que hubo reuniones con ministros de Economía y muchas conversaciones. Y reprocharon: "El único que puede patalear contra la ley es Rodríguez Saá, el resto firmaron todos. Hay dos filas: para la de cobrar están todos y en la de sacrificio muchos no aparecen".
Un diputado del PRO acusó directamente a los kirchneristas: "Nosotros somos profesionales. Ellos vinieron a romper la sesión. Yo los vi apretando a los peronistas que responden a los gobernadores".
Hubo varios diputados del FpV que se acercaron durante varios minutos a Monzó para pedirle que suspendiera el debate. Uno de ellos fue Agustín Rossi, quien le explicó al presidente de la Cámara que el clima impedía continuar y le daba a entender que no tenían el número. Hubo un momento muy tenso en el que Monzó estuvo al borde de pelearse con los opositores. Lo tuvieron que separar y casi lo retiran del recinto. En la batahola, le rompieron el vaso de vidrio del que tomaba agua.
Esto fue grabado por el oficialismo. Carrió, quien inmortalizó todo, luego les hacía señas a Juan Cabandié y Axel Kicillof mostrándoles el celular: "Miren qué bien se está portando Rossi", les decía, irónica.
Del otro lado no se quedaron callados: "No tenés quórum, ¿querés seguir apretando a los gobernadores? Afinen el lápiz, van a tener que volver la semana que viene", gritaba Soria. Los alaridos no cesaron: "¡Que se levante!". Hasta cantaron el himno nacional.
Siempre encabezando la postura de Cambiemos, Nicolás Massot tomó la palabra: "Usen el micrófono para hablar, sean civilizados. Nosotros ya conseguimos el quórum", insistió, ante el aplauso de su bancada.
"Bajo este nivel de violencia no se puede debatir", dijo Carrió antes de pedir que se levantara la sesión. Y en el oficialismo se expresaron en sintonía: "Nosotros defendemos las instituciones y el Congreso. Los otros son una patota". Ahora resta definir cuándo se retomará el debate. Las fechas estimadas son 19 y 20 de diciembre, aunque el oficialismo aún lo está deliberando. La otra opción es en febrero, aunque menos probable.