El ministro de Relaciones Exteriores de Argentina, Jorge Faurie, abrió la reunión de sherpas, representantes de los líderes de Estado, del G20. El evento, que se desarrolla hasta el sábado 16 de diciembre en el hotel Llao Llao de Bariloche, busca establecer la hoja de ruta que sirva como hilo conductor de los más de 60 encuentros que derivarán en la cumbre de presidentes.
El G20 es uno de los foros internacionales para la cooperación económica, financiera y política más importantes del mundo. Este año, Argentina ejerce su presidencia por lo que la cancillería organiza el proceso que culminará con la cumbre de líderes, en noviembre de 2018. En conjunto, los 20 miembros – 19 países más la Unión Europea- representan el 85% del producto bruto global, dos tercios de la población mundial y el 75% del comercio internacional.
El canciller Faurie enumeró los desafíos para la presidencia argentina del foro y, obviamente, el tema de la seguridad ocupa uno de los más importantes. Es que el año pasado en Hamburgo los disturbios fueron los principales protagonistas de la cumbre de líderes. Desde Bariloche, el canciller respondió las dudas de Infobae.
-¿Cómo fue el lanzamiento de esta reunión de sherpas en Bariloche?
Yo hice el discurso introductorio que marca el inicio de los trabajos y hay una muy buena predisposición, el lugar donde están es magnífico. Ahora tienen que trabajar y definir para cada área de trabajo qué objetivo van a procurar para cada uno. Al término, tendremos una agenda de tareas y objetivos a alcanzar durante estas 60 reuniones.
-¿Cuál es el papel de la Argentina?
Para la Argentina es una gran responsabilidad porque está en una mesa en la que los principales actores de la comunidad internacional toman decisiones. Somos partícipes. No será el equivalente a estar en el Consejo de Seguridad de la ONU, pero estamos discutiendo todos los temas – finanzas, infraestructura, comercio, por ejemplo- con los países que sí están en el Consejo y con otro grupo, de gran relieve.
-Durante la última reunión de la OMC aquí, en Buenos Aires, no hubo acuerdo, ¿teme que se trasladen las tensiones a la cumbre del G20?
No lograr acuerdos forma parte de la vida de las organizaciones, pero el mecanismo del G20 no es susceptible de la misma manera que el de la OMC, que toma decisiones por consensos. De aquí no salen reglas para la aplicación a nivel internacional. En el G20 está muy en discusión el impacto en las nuevas tecnologías, el impacto de lo digital en la forma de producción, y qué medidas se pueden tomar para enfrentar lo que ya llegó, porque lo digital prevalece, lo queramos o no. La propuesta argentina es apuntar a la educación, en cómo recapacitar a la gente para que pueda continuar trabajando en una nueva área.
-Más allá de los mecanismos, los líderes del G20 también tienen discusiones…
Yo no diría discusiones, el G20 es un lugar en el que se ve hacia dónde puede ir el mundo y los líderes generan una dinámica en la que, por ejemplo, Putin no discute con Xi Jinping, hace saber las inquietudes de Rusia y Xi Jinping las de China y, en esa dinámica, se ve cómo hacemos puentes entre esas dos inquietudes.
-¿Cuál es el principal desafío?
Que la organización transcurra de manera armoniosa, que todas las reuniones tengan un resultado concreto, que haya un propuesta a considerar por los líderes en la Cumbre de noviembre y poner en valor todos los recursos que tiene la Argentina. Porque acá están llegando los representantes de las principales economías mundiales, que vienen por distintos temas como la educación, el trabajo o las inversiones… eso es una oportunidad para que Argentina haga conocer su potencial, colateralmente a la cumbre.
-Cuando habla de "armonioso", ¿hace referencia a algún temor con respecto a la seguridad?
Claro, yo creo que con la organización de la OMC hicimos el ejercicio. Vimos que podíamos organizarlo, sabiendo que se trata de un evento muy grande con cerca de 200 delegaciones. Y, más allá de lo que significó en términos de tráfico, y que estuvo súper complicada la circulación en la Ciudad de Buenos Aires, y que la gente se acercó a protestar pero el tema fue debidamente canalizado, todo transcurrió de una manera que nos permite saber que podemos organizar un evento de esta magnitud adecuadamente. Creo que hemos funcionado razonablemente, más teniendo en cuenta nuestros parangones de reflexión (por los graves incidentes). Nosotros, con muchos más elementos para una cosa más problemática, logramos que transcurriera razonablemente. Todo funcionó ordenadamente, la gente en la reunión estaba muy contenta, la eficacia fue probada, estamos muy satisfechos.
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