Se llama Ali Pakdaman. De perfil muy bajo, afable orador, políglota y de muy buenos modales. Si bien este diplomático iraní resultó ser poco conocido para el común de la gente y de la política argentina fue uno de los nexos más aceitados y oscuros del régimen iraní con el gobierno de Cristina Kirchner: desde su puesto de Encargado de Negocios de la embajada iraní en Buenos Aires, en 2013 se ocupó en gran medida de que el polémico memorándum por la causa AMIA fuera sellado entre la administración argentina y el gobierno iraní de Mahmud Ahmadineyad.
Pakdaman aparece mencionado varias veces en el fallo de casi 400 fojas del juez Claudio Bonadio que procesó, dictó prisión preventiva y pidió el desafuero de Cristina Kirchner y detuvo a varios ex funcionarios. Nadie reparó demasiado en este personaje de bajo perfil aunque sus tareas diplomáticas en Buenos Aires lo llevaron a unir el régimen iraní con marginales de la política como Luis D'Elía, Jorge Khalil y Eduardo Esteche y a su vez con la Casa Rosada entonces manejada por Cristina Kirchner.
"Usted tiene que ir a Irán porque Baharvand le quiere informar cómo van las cosas, cómo van a seguir, y aparte el sheik (por Moshen Rabbani) va a decir delante de todos, que todos los sigan a usted". La conversación [Comunicación telefónica del 14 de febrero de 2013- abonado 113315-6908] forma parte del fallo del juez Bonadio sobre la causa de encubrimiento del gobierno de Cristina Kirchner con Irán por la causa AMIA. El que recibe instrucciones es el líder islámico de nexos con el kirchnerismo, Jorge "Yusuf" Khalil, y el que imparte órdenes es Pakdaman. Se refiere a uno de los tantos viajes que Khalil realizó a Teherán en secreto para contactarse con el ex encargado de negocios de Irán en Buenos Aires, Mohsen Baharvand, con Rabbani y con otras autoridades del gobierno de Ahmadineyad.
No es la única conversación grabada dentro de las 40.000 cintas que tenía el fiscal Alberto Nisman sobre la causa AMIA. Hay más contactos registrados de Pakdaman con el gobierno kirchnerista. También aparece mencionado en contactos donde se habla de Oscar Parrilli, Julio De Vido y Carlos Zannini. El nexo con ellos era D'Elía. "Me llamó, un operativo hicimos hoy, con Pakdaman, me llamó Baharvand y hablamos…todo bien eh.. qué operativo por favor"[Conversación telefónica del 12 de febrero de 2013]. Es otra de las muestras de contacto entre Pakdaman y el gobierno argentino que expuso el juez Bonadio en el fallo.
Formado en las mejores universidades de Teherán, Pakdaman habla persa, perfecto inglés, español, italiano y francés. Tenía muy buen humor, aparecía en todas las fiestas de las embajadas extranjeras apostadas en Buenos Aires y mantenía un trato afable con la comunidad árabe. No sólo ello: el ex encargado de Negocios de Irán en Buenos Aires gustaba de la comida argentina y disfrutaba de los viajes por el país.
Pero en la diplomacia argentina, y ante la consulta de Infobae, varios diplomáticos extranjeros coinciden en un punto sobre el perfil de Pakdaman: no se trataba de un diplomático más. Más bien se parecía a un "agente del servicio de inteligencia iraní muy buen entrenado", según dijeron varias fuentes consultadas.
Obviamente, el mayor enemigo de Pakdaman era Estados Unidos. Estaba convencido de que toda la causa AMIA en la que se culpó al régimen iraní por el atentado era "una farsa" y que confiaba en "llegar a la verdad con hecho irrefutables para mostrar que todo fue un invento de Washington", según decía a sus interlocutores.
A lo largo de una entrevista que le hizo Rodrigo Lloret en 2011 para el diario Perfil, Pakdamán se jactó: "Nosotros tenemos un refrán en Irán que dice: 'Damos gracias a Dios por tener enemigos tan estúpidos'". Se refería así a Washington. El entonces encargado de Negocios de Irán en la Argentina se preguntó: "¿Por qué Estados Unidos tiene miedo de que Irán y la Argentina colaboren para encontrar la verdad? ¿Por qué esta verdad les da miedo? Nosotros no tenemos la verdad, sino que la estamos buscando. Argentina también quiere la verdad, los dos la queremos, pero Estados Unidos le tiene miedo a la verdad y la está obstaculizando. Esperamos que luego de toda esta colaboración podamos cambiar esta historia", dijo. Eso fue en 2011, dos años antes de que se firmara el polémico memorándum.
Más tarde llegaron los contactos de Pakdaman con Khalil, D'Elía, Timerman, Esteche y varios referentes más del kirchnerismo hasta que se firmó en enero de 2013 el acuerdo entre el régimen iraní y el argentino en Etiopía. A Pakdaman no le gustaba que digan "régimen iraní". Más bien, aclaraba, "en Irán hay una democracia aunque a muchos en el mundo y a Estados Unidos no les guste".
Pakdaman invitó a D'Elía, Khalil, Mario Cafiero y varios referentes más del kirchnerismo a visitar Irán. Así consta también en el expediente del juez Bonadio y en las escuchas del fiscal Nisman.
En medio de las negociaciones por el memorándum con Irán Pakdaman lanzaba una reiterada advertencia: "Para avanzar con el acuerdo la justicia debe cuanto antes reflotar la causa de encubrimiento del atentado a la AMIA que hay contra Menem y Beraja", decía en referencia al ex presidente y al ex titular de la DAIA.
Los que trataron con Pakdaman aseguran que tenía una obsesión impartida por el régimen de Mahmud Ahmadineyad: levantar las circulares rojas de Interpol que pesaban sobre cinco iraníes acusados del atentado a la AMIA. Se trataba de los pedidos de captura que aún permanecen contra el ex ministro iraní de Defensa, Ahmad Vahidi; el ex ministro iraní de Información Alí Fallahijan, el ex asesor gubernamental Mohsen Rezai, el ex agregado de la embajada de Irán en Buenos Aires Moshen Rabbani, el ex funcionario diplomático Ahmad Reza Ashgari y el libanés Imad Fayez Mughniyah.
En las conversaciones telefónicas que tenía Nisman en su causa y que reflotó el juez Bonadio en el fallo aparece una presunta relación aceitada entre Pakdaman y Rabbani. Esto fue cuestionado en varias oportunidades por las autoridades de la DAIA y la AMIA que nunca vieron con satisfacción la presencia de este encargado de negocios en Buenos Aires.
Al parecer, Pakdaman también se ganó luego de la aprobación del memorándum en el Congreso argentino el malestar de más de un funcionario kirchnerista. ¿La explicación? Muy simple: Cristina Kirchner esperaba una ratificación inmediata del Parlamento iraní de ese acuerdo que nunca llegó. Y Pakdaman nunca supo explicar los detalles de esa falta de compromiso.
Después estalló la polémica por la denuncia de Nisman y más tarde la muerte del fiscal de la causa AMIA. Pero Pakdaman ya estaba muy lejos de Buenos Aires. Fue reemplazado en su cargo por un diplomático de escasas palabras y nulo trato con el gobierno argentino. Hay quienes aseguran que el ex Encargado de Negocios de Irán y uno de los artífices del polémico memorándum ya está retirado de la diplomacia persa. Para sus días de alejamiento había comprado una casa en Italia, al sur de Amalfi. Quizás en estos días deambule por esas playas con su tono afable y sin ser percibido como un estratega clave del régimen iraní en sus nexos con la Argentina.
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