Un día después del pedido de desafuero y detención del juez federal Claudio Bonadio, la ex presidente Cristina Kirchner continuó con su agenda política al participar de un homenaje en el Solar de la Memoria de la Iglesia de la Santa Cruz, en el aniversario de los 40 años del secuestro de un grupo de Madres de Plaza de Mayo y dos monjas francesas detenidas-desaparecidas.
La celebración refiere a uno de los crímenes más siniestros y de mayor repercusión internacional cometidos por la dictadura cívico-militar de 1976. El hecho se remonta al 8 de diciembre de 1977, cuando al salir de una misa, un grupo de tareas de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) secuestró a dos de las madres, Mary Ponce de Bianco y Esther Ballestrino de Careaga, la monja francesa Alice Domon y seis personas más.
Dos días después se produjeron otros casos de desaparición entre ellos el de la fundadora de las Madres , Azucena Villaflor y la monja Leonie Duquet. A la primera la secuestraron.
La Iglesia de la Santa Cruz, ubicada en el barrio porteño de San Cristóbal, fue declarada monumento nacional precisamente por un decreto de Cristina Kirchner en 2008. El lugar fue reconocido como sitio de la memoria a raíz de que los miembros de la institución desplegaron un apoyo activo a familiares de personas detenidas-desaparecidas y organismos de derechos humanos durante el proceso autoritario.
Sin embargo, desde el Consejo Pastoral de la Parroquia Santa Cruz aclararon mediante un comunicado que el acto fue organizado "por algunos familiares" de las víctimas. En ese sentido, especificaron que "no fue una misa", que "no había ningún sacerdote pasionista presente" y que "no se realizó dentro del templo".
En el templo descansan los restos de Ballestrino de Careaga y Ponce de Bianco y de la religiosa Duquet, identificados 28 años después de su desaparición por el Equipo Argentino de Antropología Forense.
El acto se realizó a pocos días de que concluya el juicio de la megacausa ESMA, lugar donde las monjas estuvieron cautivas hasta luego ser desaparecidas, en el que se juzgó por primera vez a pilotos que participaron en "Vuelos de la muerte".
En ese grupo se infiltró el represor Alfredo Astiz, conocido como el "Ángel Rubio" o "Ángel de la Muerte", uno de los ex integrantes del grupo de tareas de la ESMA que fue condenado en 2011 a prisión perpetua por estos crímenes.
Astiz fue la pieza central de esa operación que tenía como objetivo desarticular el incipiente movimiento de derechos humanos que se estaba organizando en plena dictadura. El represor se presentó ante las Madres de Plaza de Mayo con la identidad falsa de Gustavo Niño, hermano de desaparecido, y comenzó a participar de las reuniones de los familiares. Brindó los datos que guiaron a la patota que las secuestró hasta el templo de San Cristobal. Esa tarea la concretó con una maniobra macabra: marcó a sus víctimas con un beso.
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De acuerdo con testimonios de sobrevivientes, ambas monjas fueron detenidas ilegalmente en la ESMA y, por los reclamos de Francia, el jefe de la Armada y miembro de la Junta Militar, Emilio Massera, ordenó simular que habían sido secuestradas por la organización guerrillera Montoneros.
Por sus delitos de lesa humanidad, Astiz fue enjuiciado en un primer momento en territorio francés por sus crímenes cometidos contra las religiosas. Entre sus víctimas, además de militantes y activistas argentinos, se cuentan otros extranjeros como la joven sueca Dagmar Hagelin.
* Con información de la agencia NA