Macri y la encrucijada Carrió-Angelici

Guardar
Mauricio Macri junto a Elisa Carrió (Nicolás Stulberg)
Mauricio Macri junto a Elisa Carrió (Nicolás Stulberg)

Elisa Carrió estuvo mal. El martes, en la cena de recaudación del Instituto Hannah Arendt en la que aglutinó en un pabellón de Costa Salguero a la cúpula de Cambiemos, por momentos se mareaba. Debía tomar aire. Hasta volvió a bromear con su velorio arriba del escenario. Ahora retomó las caminatas. Trata de fumar menos, y le aconsejaron que se cuide del estrés.

En el entorno más cercano de Mauricio Macri cuentan que hace un tiempo el Presidente la había convencido de que Daniel Angelici solo se ocuparía de cuestiones personales. De la intimidad. Nada de la Justicia. Muy cerca de Carrió dicen que le creyó. "Había parado. Nadie le identificó gestiones importantes hasta hace poco. Pero 'El Tano' anda de nuevo en la Justicia", aseguró ayer a este medio uno de los asesores más directos de la líder de la Coalición Cívica.

En la tarde de ayer, la plana mayor de la CC ARI alertó sobre los movimientos del presidente de Boca Juniors a través de un duro comunicado que volvió a colocar a Macri en la encrucijada entre Carrió y Angelici. "La Coalición Cívica ARI ratifica su compromiso con los principios fundacionales de Cambiemos y tomará distancia de los acuerdos corporativos y negocios", avisó la diputada en relación a las últimas gestiones del dirigente en la Justicia federal y en la interna del radicalismo porteño.

Carrió puso el grito en el cielo por la injerencia del presidente de Boca en la suerte de uno de los jueces federales de la ciudad de Buenos Aires más relevantes, encargo que dividió aguas en la mesa judicial que rodea al Presidente y por el que habría novedades más temprano que tarde. Fue uno de los temas que más inquietó en el festejo de cumpleaños del jefe de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), el pasado fin de semana.

Daniel Angelici, junto a Hugo Moyano y Claudio Chiqui Tapia (Getty Images)
Daniel Angelici, junto a Hugo Moyano y Claudio Chiqui Tapia (Getty Images)

La diputada había frenado su embestida contra Angelici, que hasta tuvo cuestionamientos familiares por las durísimas críticas de la cofundadora de Cambiemos. Parte de ese freno fue por obra de Macri, de Mario Quintana -uno de sus funcionarios preferidos-, José Torello y Horacio Rodríguez Larreta, que la contuvo y le ofrendó la campaña porteña que llevó a Carrió a retener más del 50% del electorado de la Ciudad, un triunfo que la dirigente tomó como una reivindicación política en medio de una compleja situación personal. Por esa mezcla de nombres y factores, "Lilita", por ejemplo, dejó de indagar en una empresa de obra pública que en el sector le endosan a Angelici y que tiene aceitados vínculos con el Gobierno porteño: en el 2015, por caso, le facturó a la administración porteña $128 millones, según los registros oficiales.

Diego Santilli fue otro de los dirigentes que talló en la voluntad de Carrió. En la cena del martes, lo resaltó desde arriba del escenario cuando se refirió a la amistad que, según ella, atravesó la campaña de la Ciudad. Lo definió como "correcto esposo nacional". El vicejefe de Gobierno no lo podía creer.

(Télam)
(Télam)

Es que el funcionario fue, por ejemplo, uno de los principales nexos del macrismo con Hugo Moyano, el sindicalista que atraviesa momentos de extrema tensión con la Casa Rosada, que siempre se mantuvo como uno de los enemigos históricos de Carrió y que, por el fútbol, ahora encuentra en Angelici a uno de sus mediadores con Macri.

Las desventuras en torno al clan Moyano, cuyo prólogo fue la empresa OCA y que sumó otro capítulo esta semana con las detenciones del custodio del camionero y de Noray Nakis, dirigente de Independiente, el club presidido por el líder sindical, son seguidas con igual atención tanto por Macri como por Carrió. El Presidente y el sindicalista, que durante ocho años fueron socios en el millonario contrato de la recolección de residuos en la ciudad de Buenos Aires, del que hasta sacó provecho Jaime Durán Barba, no piensan ceder. "Mauricio es caprichoso. Más que Hugo", avisa un sindicalista que conoce a ambos. La oficialización del binomio Hugo Moyano – Pablo Moyano en las elecciones de Independiente de este mes es una muestra de ese capricho. Y de que el líder sindical avala las afrentas públicas y privadas de su hijo más conflictivo mucho más de lo que se cree.

Al conflicto postal por OCA, Moyano le suma un creciente enojo con las gestiones del Ministerio de Trabajo, de Jorge Triaca, y de Salud, especialmente con la Superintendencia de Servicios de Salud (SSS), que controla el dinero de las obras sociales. En el entorno del camionero juran que existen manejos de funcionarios de esa dependencia que enfurecerían a Carrió. La furia alcanza además al ministro de Trabajo y a su mujer, María Cecilia Loccisano, subsecretaria de Coordinación Administrativa. Es quien administra los fondos.

A mediados del año pasado, y en medio del pico más álgido de su disputa con Angelici, Carrió defendía a ultranza su alianza con Macri. En momentos en que algunos sospechaban de una eventual ruptura, como en estos días. "Eso no va a pasar. Pero vamos a dar la discusión", avisan en el entorno de la diputada. La increíble alianza entre la líder de la Coalición Cívica y el del PRO se produjo, en buena medida, por el acercamiento que hizo el empresario Javier Campos, vecino de la quinta presidencial Los Abrojos, ahora electo diputado por la provincia de Buenos Aires.

"Mauricio no quiere ser como su padre", decía "Lilita" por esos días calientes del año pasado en alusión a los negocios que caracterizaron al Grupo Macri y que, según ella, fueron exclusivos del padre del jefe de Estado. Carrió todavía piensa igual. El problema es que el Presidente, cuyo entorno se identifica por su eclecticismo, tiene mucho más que ver con Angelici que con ella.

Guardar