Como parte de la ayuda internacional para buscar a los 44 tripulantes del ARA San Juan, el gobierno ruso aportó el avión Antónov An-124, uno de los más grandes del mundo, barco especializado para colaborar con el rastreo del submarino desaparecido. Pero además, los rusos aportarán un navío que tiene un pasado que genera suspicacias entre los observadores internacionales.
El Yantar (ámbar en ruso) se incorporó a la flota rusa en mayo de 2015. Oficialmente reconocido como un "barco especial multipropósito" o buque oceanográfico, cuenta con batiscafos tripulados y autónomos que pueden sumergirse a una profundidad de hasta 6.000 metros, lo que le permite realizar rastrillajes en el fondo submarino.
Ahora bien, la embarcación depende de la Dirección Central de Investigación Submarina de la Marina Rusa. Se cree que este organismo está destinado a controlar operaciones de espionaje bajo el mar, informó el portal Popular Mechanics.
El Yantar actúa como el buque nodriza donde se alojan los mini-submarinos, junto a sus respectivas grúas para bajarlos al agua. Y aunque tiene el aval para realizar investigación científica, lo cierto es que el barco frecuentemente es visto sobre los cables submarinos que transportan datos a través del fondo oceánico, que conectan con la red mundial de telecomunicaciones. Por ejemplo, esos cables bajo el lecho marítimo ingresan a la Argentina a través de la ciudad balnearia de Las Toninas.
En 2015, en pleno deshielo de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba, el Yantar fue visto en la costa cubana sobre la zona de la Bahía de Guantanamo, por donde pasan los cables de datos. Según el periodista H.I Sutton, autor de Costas cubiertas: la historia de las fuerzas navales especiales, a fines de 2016 se encontró el buque ruso frente a la costa de Siria, navegando sobre otro cable submarino, justo cuando dejó de funcionar misteriosamente el servicio de internet en el país.
El barco también operó en la costa este de los Estados Unidos y Canadá, cerca de Portugal, en el Mediterráneo y en el Golfo Pérsico. Una de sus más recientes operaciones fue en la zona del cableado que conecta Israel y Chipre.
El Yantar cuenta con dos submarinos tripulados, uno de ellos llamado Rus y el otro Consul, que tienen la capacidad de interactuar con objetos en el fondo marino. Otro dispositivo es un aparato submarino teleoperado a distancia llamado Pantera Plus, el que se sumará a la búsqueda del ARA San Juan.
Según Sutton, este tipo de embarcaciones sumergibles son una plataforma ideal para ubicar cables submarinos y empalmarlos, para agregar una suerte de "grifo" de hardware. Con una lógica similar a la de las escuchas telefónicas, la mecánica apunta al empalme del cable que permite así recibir todas las comunicaciones.
Siempre de acuerdo al cronista, este tipo de práctica fue inventada por Estados Unidos cuando la utilizaron en el submarino USS Halibut, que estaba equipado para instalar grifos en los cables submarinos soviéticos en el Mar de Ojotsk. Esa operación se conoció como Ivy Bells, y permitió interceptar las comunicaciones militares soviéticas de la zona, para advertir posibles ataques inminentes del enemigo ruso.
Sin embargo, empalmar cables oceánicos no es lo único que hace el submarino. "Se ha observado a Yantar utilizando sus vehículos de alta mar para investigar los aviones de combate de la Marina rusa que se estrellaron contra el Mediterráneo mientras volaban en misiones de combate sobre Siria", dijo Sutton al mismo portal. "Rusia perdió dos jets en 2016, un Su-33 Flanker y un MiG-29 Fulcrum. Es posible que esté recuperando equipos sensibles de los restos del naufragio", añadió.
Además del Yantar y Antónov An-124, el presidente ruso Vladimir Putin ya envió a Comodoro Rivadavia un grupo de 328 técnicos que colaboran con la Armada argentina para el rastrillaje del submarino perdido.
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