Mauricio Macri aprovecha la gira por Nueva York para ofrecer negocios en la Argentina y ratificar su plan de gobierno

El Presidente se reunió con representantes de firmas líderes en la sede de BlackRock, acompañado por gobernadores, ministros y legisladores

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El presidente Mauricio Macri se
El presidente Mauricio Macri se reunió este mediodía con inversores de firmas líderes estadounidenses en la sede de BlackRock

(Enviado especial a Nueva York) BlackRock es una compañía internacional que maneja activos por 5,1 billones de dólares (trillones norteamericanos). Es decir: 5.100.000.000.000 de dólares, lo que implica nueve veces el Producto Bruto de la Argentina (PBI). BlackRock fue fundada en 1988 por Larry Fink y despliega oficinas en los cinco continentes. Tiene como clientes a gobiernos, bancos, fundaciones, compañías de seguros, sindicatos, industrias y fondos de inversión. Fink invitó a almorzar a Mauricio Macri, y el presidente aprovechó la oportunidad para explicar su plan de gobierno, exhibir su mirada del mundo y ofrecer un escenario de negocios que hizo sonreír a los nueve comensales que invitó Fink a su magnifico edificio ubicado en el corazón de Manhattan. Esos invitados manejan corporaciones globales, inversiones multimillonarias de real state y negocios estratégicos en Asia, América Latina y África. Si Macri logró convencer a los amigos de Fink, la Argentina cambiará su historia para siempre.

"La visita del presidente Macri se produce en un momento muy especial para la Argentina por la muerte de cinco compatriotas. Pero también por el gran momento del país producidos por los cambios que introdujo el presidente Macri. Hay enormes oportunidades en infraestructura, energía y otros campos. Y será muy interesante escucharlo", presentó Fink.

Ya estaban sentados a la mesa los gobernadores Miguel Lifschitz, Gustavo Bordet y Juan Schiaretti, el senador Federico Pinedo, los legisladores peronistas Diego Bossio y Rodolfo Urtubey, y el ministro de Finanzas, Luis Caputo, en representación de la Argentina. Y entre mezclados, como asigna el protocolo, se encontraban los amigos del magnate Fink: Sue Wagner, miembro del directorio de Apple; Dario Speranzini, Ceo de General Electric; Clay Neff, presidente de exploración de Chevron para África y América Latina; Jorge Pérez, Ceo de Real Estate Developer de Tishman Speyer, y Laxman Narasimhan, Ceo para Latinoamérica, Europa y África de Pepsi co.

Macri con el CEO de
Macri con el CEO de The Dow Chemical Company, Andrew Liveris

Macri agradeció la presentación de Fink, y mirando al auditorio que aguardaba sus definiciones, no perdió un minuto. Para esto había preparado su gira a Nueva York, para describir las posibilidades que ofrecer la Argentina a las principales compañías del planeta. "Gracias por organizar el almuerzo con tanta gente importante y espero convencerlos de que la Argentina es el mejor país para sus inversiones. Hay grandes oportunidades en agroindustria e infraestructura. Nuestro país está abierto a sus inversiones, porque tenemos excelentes recursos humanos, en un país de paz, con enormes recursos naturales, capacitados para duplicar la producción de alimentos", argumentó el Presidente.

Ya estaba servida la ensalada con una salsa que no sabía a nada, cuando Schiaretti opinó sobre los planes de Macri para reformar el sistema impositivo y la legislación laboral. "Somos optimistas en que se vienen años de crecimiento y vamos a ir a un esquema más simple de impuestos. Acá somos tres gobernadores de fuerzas opositoras al Presidente (por Bordet, Lifschitz y él mismo), pero coincidimos en la apertura al mundo, crecer con el Mercosur, ver a la globalización como una oportunidad y no como un enemigo, y entonces, necesitamos que vengan inversores y que encuentren reglas claras para invertir", sostuvo el gobernador de Córdoba.

A su turno, cuando se había servido un pollo con verduras exóticas, Lifschitz y Bordet ratificaron la opinión de Schiaretti. Los gobernadores de Entre Ríos y Santa Fe también se mostraron proclives a buscar consensos para bajar los niveles de inflación, de presión tributaria y de déficit fiscal. "Argentina está ante una gran oportunidad y para eso hay que lograr acuerdos de mediano y largo plazo", planteó Lifschitz ante la mirada atenta de Fink y sus invitados especiales.

Minutos más tarde, llegó el turno de la tartaleta con helado, que apenas fue saboreada por los comensales. El almuerzo había terminado. Macri saludó con una sonrisa y salió disparado a su próximo encuentro de negocios. Estaba feliz: nadie le había preguntado por Julio de Vido y Amado Boudou, dos ex funcionarios de Cristina Kirchner que hace algunos años, tuvieron a mal traer a Fink y a sus amigos multimillonarios.

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