Cartas privadas: el pensamiento de Juan Perón sobre el golpe de Onganía

“Los nombramientos (que ha hecho) son toda una garantía de ese fracaso que comienzo a entrever”, ironiza en una carta a uno de sus hombre de confianza en el país, el sindicalista José Alonso

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Perón escribe a uno de
Perón escribe a uno de sus colaboradores una carta en la cual, a pocos días del golpe de Onganía, analiza su gabinete y predice su fracaso

Las cartas que José Alonso, dirigente sindical del Sindicato de la Industria del Vestido (SOIVA) y Secretario General de la CGT, envió al general Juan Perón en vísperas del golpe militar del 28 de junio de 1966 –publicadas en Infobae el 14 de octubre último– evidenciaban las dudas y las esperanzas que los grupos de poder guardaban acerca de la dirección que tomarían los acontecimientos y el futuro gobierno de facto. La administración de Arturo Illia, surgida de la proscripción del general Perón y de Arturo Frondizi, avanzaba hacia el abismo por su carencia de representatividad pues su propio partido también lo había abandonado.

Militares, políticos, sindicalistas, empresarios y la Iglesia venían participando de reuniones, escarceos y fintas durante los meses anteriores al golpe, intentando direccionar al motín hacia posiciones amigables a sus intereses. El peronismo también se había involucrado lo que explica la presencia de dirigentes sindicales como José Alonso o Augusto Vandor en el acto de asunción del general Juan Carlos Onganía. Aunque, como hemos visto, no estaban allí por las mismas razones.

El general Juan Carlos Onganía,
El general Juan Carlos Onganía, presidente de facto, tras derrocar a Arturo Illia (Junio de 1966)

Diez días después del derrocamiento de Illia (que tuvo lugar el 28 de junio), con fecha 9 de julio de 1966, el general Perón le dirige una carta a José Alonso donde puede apreciarse el giro respecto de sus simpatías originales por el golpe (ver en la nota citada sus declaraciones a Primera Plana), aunque también dudas por lo que podría pasar dentro de los cuadros militares. Es interesante la misiva por varias razones; una de ellas es que Perón procura interpretar el desenvolvimiento interno del golpe aplicando su experiencia del de 1943.

La carta que se analiza
La carta que se analiza aquí es el borrador que quedó en manos de Perón, en lo que se llama Archivo de Puerta de Hierro, depositado en el Archivo General de la Nación

Luego de recordarle a Alonso que las instituciones no son malas o buenas en sí mismas, sino que son los hombres que las conforman los que le dan uno u otro sentido, afirma:

"Los hombres que han aparecido como cabeza de los nombramientos, son toda una garantía de ese fracaso que comienzo a entrever. Onganía ha puesto de manifiesto una tremenda inexpertitud (sic), no solo en sus nombramientos sino en algunas de sus afirmaciones (como que el gobierno actuará en forma indefinida)…nosotros debemos asegurarnos que ningún peronista se incorpore a semejante elenco si es que no quieren quemarse a corto plazo."

Nuevamente Alsogaray manejando la economía con la misma tendencia que tantos desastres produjo y que llevará al gobierno de facto a un callejón sin salida como a Frondizi

La carta hace mención a una cinta magnetofónica que él ha enviado y le encarece difunda entre todos los compañeros. Allí describe las características del gobierno de Onganía del cual hay que tomar distancia. ¿Por qué? Porque ha metido la mano el imperialismo "que cuando las papas queman tira por la borda toda su democracia". Más explícito, enuncia: "Nuevamente [Alvaro] Alsogaray sigue manejando la economía con la misma tendencia que tantos desastres ha producido ya y que llevará al gobierno de facto a un callejón sin salida como lo llevó a Frondizi. En la Secretaría Técnica de la Presidencia, el nombramiento del doctor Saravia, cuyo padre es abogado de Bemberg y él integraba su estudio…todo parece volver a las peores épocas."

José Alonso y Juan Perón
José Alonso y Juan Perón intercambiaban correspondencia durante el exilio del General

Con esos tres ejemplos Perón descalifica al gobierno de Onganía. Sin embargo deja abierta una puerta al comparar el golpe de 1966 con el del 1943:

"Si la cohesión en el Ejército se pierde, como preveo, Onganía va a pasar muy malos ratos y dentro de poco pasará lo que en la Revolución de 1943, con los consabidos cambios hasta que llegue el hombre que enfoque las cosas bien. Esta es una revolución sin ideología, es decir, sin ideas básicas."

Tengo esperanzas de que la oficialidad joven que ha de haber visto con amargura los nombramientos produzca, como en nuestro tiempo, una revisión; de lo contrario Onganía está irremisiblemente perdido

Y con cierta ironía, cita al historiador Juan Álvarez cuando, al abordar en sus trabajos la institucionalidad en la Provincia de Buenos Aires en el siglo XIX, decía:

"¿Quién lo metió a Lavalle a reformador institucional?, asunto que no es del arma de Caballería. A Onganía le puede suceder lo mismo. La impresión que esta gente me da no puede ser peor. Sin embargo tengo esperanzas de que la oficialidad joven que ha de haber visto con amargura los nombramientos produzca, como en nuestro tiempo, una revisión, porque de lo contrario Onganía y su gobierno están irremisiblemente perdidos. Yo soy sastre y conozco el paño. O me equivoco mucho o esto no va a quedar así…los jefes y oficiales presionarán para que así sea en su momento. Recuerde a Ramírez, Rawson y al mismo Farrel. Nosotros debemos hacer lo indecible para evitar que los peronistas se metan, ni a favor ni en contra."

No ha de faltar un buey corneta que en ese caso será preciso dejarlo que corra por su cuenta, sin que el movimiento se complique con la conducta de nadie

Por las dudas le advierte:

"Yo estudiaré minuciosamente el problema y le haré llegar mis consejos en una directiva general cuando la situación esté suficientemente clara como para tomar decisiones al respecto. Debemos decir lo menos posible. Hay que dejar enfriar la situación. Que sean los radicales los que salgan ahora a la pelea. Nosotros estamos ahora viendo los toros desde la barrera y, en consecuencia, trataremos de evitar que los espontáneos se lancen al ruedo. No ha de faltar un buey corneta que en ese caso será preciso dejarlo que corra por su cuenta, sin que el movimiento se complique con la conducta de nadie. Yo no diré nada por ahora y hasta que las cosas no estén claras."

Augusto Timoteo Vandor, el líder
Augusto Timoteo Vandor, el líder sindical metalúrgico que quiso sustituir a Perón

Estos consejos evidenciaban que si bien Perón guardaba altas sospechas de la dirección que el gobierno de Onganía iría a tomar, como efectivamente pasó, por las dudas ocurriera algo similar a lo acontecido en 1943 era preciso mantenerse callado. Los informes de Alonso en las cartas ya citadas abrían alguna esperanza al peronismo proscripto. Y sobre los "bueyes cornetas" hay una parte de la carta muy explícita: alude al juego que el sector sindical de Augusto Vandor realizó en el golpe, muy distinto al de Alonso, como quedó claro en las anteriores cartas publicadas. Al respecto, le escribía Perón:

Jugar a la clase trabajadora en apoyo del gobierno de facto o en una dictadura militar como la actual no sólo es una aventura sino una insensatez que suele pagarse muy caro

"Poco a poco, ellos mismos se irán desenmascarando y aparecerán en toda su pequeñez, porque el que procede mal sucumbe víctima de su propio mal procedimiento. Jugar a la clase trabajadora en apoyo del gobierno de facto o en una dictadura militar como la actual no sólo es una aventura sino una insensatez que suele pagarse muy caro. Nosotros que constituimos el último gobierno legal y constitucional podemos aceptar una dictadura militar como medio de volver a la normalidad pero no la podemos aceptar como reformador institucional…"

De esta forma y con esta respuesta queda claro por qué y para qué participó José Alonso en la asunción de Onganía y por qué y para qué Augusto Vandor.

Sin embargo, tanto uno como el otro cayeron, años más tarde, bajo el plomo criminal de las organizaciones armadas. Pero esa es otra historia.

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LA CARTA DE PERÓN A ALONSO

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