Néstor Otero, el "Zar de Retiro" que maneja la terminal en la desidia y que ahora no quiere perder el negocio

Tiene la concesión desde 1993 y con la detención de Ricardo Jaime, secretario de Transporte durante el kirchnerismo, se complicó su futuro. Cómo continúa la causa y qué sucederá con el complejo de micros

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El 2003 fue un buen año para él. Su empresa cumplía una década al frente de la concesión de la terminal de Retiro y los nuevos vientos políticos, tras las crisis del 2001, le traían un abanico de posibilidades. A la bonanza empresarial se le sumó un mensaje, su haras de Caballos de Carrera ganaba por primera vez el Gran Premio Provincia de Buenos Aires: Go Bob, su potrillo preferido, hijo de su crianza, cruzaba el disco en primer lugar con los colores naranja y verde de su caballeriza Dilú, en honor a sus hijos Diego y Luciano. Ya tenía una década ganada adentro y ahora iba por otra. Todo un presagio.

Néstor Otero tiene el andar de un hombre de negocios con calle: altanero pero encantador de serpientes. Actitud, ambición, nula formación académica, mucho olfato para las conexiones políticas y notable sentido detector de poder. Así, Otero pasó de ser un comerciante menor de una pizzería de barrio del conurbano bonaerense a transformarse en uno de los empresarios más temidos de la República Argentina. Otero es el accionista mayoritario de TEBA S.A, la sociedad que maneja la concesión de la Estación Terminal de Omnibus de Retiro desde 1993, cuando el ex presidente Carlos Menem le otorgó en bandeja de plata un contrato leonino para el propio Estado y maravilloso para el empresario. Antes de quedarse con Retiro, Otero ejecutó su primera pieza maestra. Se fue adueñando de la red gastronómica de la terminal. Así, en poco tiempo, sin ser concesionario, Otero controló el principal negocio (comida y bebida) y extendió sus tentáculos a toda la red, comprando incluso los locales que luego alquilaban sus competidores.

Así, en 1993, cuando fue licitada la concesión, Otero ya sabía cada detalle de lo que pasaba en Retiro. Como concesionario de los locales gastronómicos, tenía una extensa red de contactos, tanto dentro como fuera de la Terminal y tenía el dato preciso de la facturación de toda la estructura, la blanca y la negra.

Con ese know how, TEBA propuso pagarle al Estado un canon de USD 480.000 mensuales. Sus competidores ofertaron apenas poco más de USD 260.000 por mes. Ya Otero se los había comido y digerido sin que ellos se dieran cuenta. Pero la conducción del pizzero tuvo sus problemas apenas iniciado el negocio grande. Las peleas se volvieron traiciones y Otero se quedó con las acciones de sus socios, que lo llevaron a la Justicia por irregularidades y adulteración de actas y libros contables. Esa querella, repartida en tres juzgados, consigna que los balances de TEBA están impugnados por la Inspección General de Justicia desde 2001, con lo cual carecerían de validez jurídica. Eso tampoco lo frenó.

Hoy, 25 años después, Otero creó un conglomerado de empresas a las que obliga a contratar como proveedores a quienes alquilan locales dentro de Retiro. Es decir, impone a quienes tienen actividad comercial en la terminal a que subcontraten a sus propias empresas para que los provean de insumos y materias primas. Además de eso, el "Zar de Retiro" montó un "coto de caza" con los locales comerciales de venta de alimentos: obliga a los propietarios de dichos fondos de comercio a abastecerse a través de las empresas del propio Otero de distribución de alimentos y catering.

El estado de desidia que se implementó sobre Retiro hoy está a la vista. Baños antiguos y en mal estado y más de la mitad ni funcionan; las escaleras mecánicas del edificio están detenidas hace años y la estructura carece de mantenimiento, hay sectores que fueron directamente abandonados. El sistema de calefacción y aire acondicionado es defectuoso. No hay seguridad interna y algunos consideran que estar dentro de la terminal es aún más riesgoso que estar en la calle.

Néstor Otero y Ricardo Jaime
Néstor Otero y Ricardo Jaime

El abandono es tan grande que el gobierno nacional estima necesaria una inversión superior a los 500 millones de pesos para restaurar la terminal y ponerla en correcto funcionamiento. Infobae confirmó que en los últimos años Otero no pagó absolutamente nada en concepto de canon por la concesión, que está vencida desde diciembre de 2015, funcionando apenas con una prórroga tácita otorgada por el actual Ministerio de Transporte, pese a no cumplir con ninguna línea del contrato.

Apenas asumió el kirchnerismo, el jefe de Retiro vio una oportunidad única. Fue el primero en divisar dos cosas: la sed de negocios de la nueva era y la incapacidad de Ricardo Jaime para la gestión, con quien debía negociar sus permisos y habilitaciones. Sumado a su ambición desesperada por el dinero negro. Otero lo adornó, lo decoró, lo premió y lo conquistó. Todo ello lo llevó a ser procesado y condenado por la Justicia Federal por dádivas al ex secretario de Transporte. Jaime reconoció haber recibido coimas por parte de Otero, quien pagaba el alquiler del pent house donde vivió Jaime mientras fue funcionario. El hombre de los caballos llegó a un acuerdo, reconoció el delito, enfrentó un juicio abreviado y se acogió a una probation. Jaime fue condenado a un año y medio de prisión.

Todo lo que rodea a Retiro está manchado por corrupción. Otero está siendo investigado por el juez federal Sebastián Ramos por presuntas irregularridades para lograr la prorroga del contrato de concesión que Jaime le extendió hasta diciembre pasado. Pero los regalos al ex funcionario K fueron varios. En otra causa, el juez Casanello procesó al cuñado del dueño de TEBA, Raúl Omar Glories, por ser testaferro de Jaime. ¿Cómo lo hizo? Compró una casa en San Isidro que puso a nombre de la suegra del ex secretario. El fiscal Carlos Rívolo, quién investigó a Jaime en la causa por enriquecimiento ilícito, consideró que esa operación inmobiliaria fue parte de la coima recibida por la prorroga del contrato.

Gustavo Gavotti
Gustavo Gavotti

Por los terrenos de la Terminal circulan a diario 50 mil personas y la mitad de ellos son pasajeros. El macrismo –que desde el gobierno de la ciudad de Buenos Aires le entregó a Otero la Terminal Dellepiane- llamó a licitación pública nacional e internacional para determinar qué empresa manejará Retiro por los próximos 35 años.

Las firmas interesadas presentaron el martes pasado en el Ministerio de Transporte de la Nación las propuestas técnicas y económicas para quedarse con el negocio. El resultado se conocerá en el término de un mes.

De acuerdo con el pliego, el concesionario que gane no sólo se hará cargo de la operación de los ómnibus, sino que en un terreno vecino podrá desarrollar locales comerciales, edificios de oficinas y hasta un hotel. Según lo establecido, los interesados en quedarse con la concesión presentaron un proyecto de reforma y operación que contemple la modernización integral del lugar. Deberán renovarse no solo las dársenas sino también mejorar las comodidades para los miles de pasajeros que se mueven allí. El concesionario que resulte ganador se quedará también con la explotación de los locales comerciales, las boleterías, los depósitos, las oficinas, la playa de estacionamiento, los espacios para publicidad, la estación de carga de combustible y servicio y el sistema rentado de maleteros.

Una vez terminada la licitación, el gobierno nacional le cederá a la ciudad de Buenos Aires la Terminal. La remodelación de Retiro se suma a las modificaciones que se están realizando en la Villa 31 y el Paseo del Bajo.

En 2009, Jaime renunció a la secretarían en el medio de cientos de denuncias por corrupción. Desde ese momento su derrotero judicial tuvo un ritmo frenético hasta que fue detenido en 2016. Con la caída de Jaime, empezaron los problemas fuertes para Otero, que, un año después, en 2010, volvió a ganar son su haras, uno de los 10 más importantes del país, el Gran Premio de la Provincia de Buenos Aires. Esa vez, se llevó el premio con la potranca "Dream Storm" -Sueña tormenta- en español. Sin dudas, un capitán que sabe eso de navegar aguas sórdidas.

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