Mientras 11 escuelas de la Ciudad de Buenos Aires aún permanecen tomadas desde hace cuatro semanas por alumnos que se oponen a la reforma educativa, la ministra de Educación porteña, Soledad Acuña, manifestó que "los que generaron más dificultades fueron los adultos, como padres, dirigentes políticos y sindicales".
"Los chicos son jóvenes que quieren expresarse, son el producto de lo que somos como sociedad. Estamos todo el tiempo diciendo que a lo mejor no está mal cortar una calle, o tomar un terreno, una comisaría o un juzgado. Los jóvenes han aprendido eso", dijo Acuña y remarcó que "en democracia el diálogo siempre tiene que primar".
Consultada sobre si hay una intencionalidad política en las medidas que tomaron los alumnos, la ministra sostuvo que "hay dirigentes que especularon y que usaron la escuela como un terreno de militancia para ir a buscar unos votitos más para octubre". En este sentido, aseguró que en un año no electoral el conflicto "no hubiera llegado a este nivel".
En una entrevista que concedió a TN, la funcionaria se refirió también a las reiteradas amenazas de bomba que perjudican el funcionamiento de las escuelas. "Es otra señal de que la secundaria tiene que cambiar. Los chicos no se sienten contenidos, la escuela no les representa nada. Prefieren hacer una broma para no estar, para llamar al atención o evitar un examen", consideró.
La ministra respaldó la reforma educativa, cuyo punto más cuestionado establece la obligatoriedad de las prácticas durante el último cuatrimestre de quinto año, al considerar que en ese último tramo del secundario los alumnos "necesitan conocer para decidir" su futuro. Además, aclaró que se trata de "prácticas educativas" y no de "pasantías". "Son acciones de estudio formativas en otro ámbito que no son las escuelas, como organizaciones de la sociedad civil, gubernamentales o empresas", dijo. Y resumió: "Es como si estuvieran en la escuela, pero fuera del aula: no van a reemplazar a un obrero ni realizar trabajo flexibilizado".