"Más allá del 30 por ciento en situación de pobreza por ingresos y de un 6 por ciento de indigencia dentro de esos pobres, un dato que preocupa es que el 32 por ciento de los hogares en la Argentina requieren de la asistencia pública para poder subsistir", dice Agustín Salvia, director del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, sobre las últimas mediciones de la pobreza en el país.
"¿Por qué ocurre esto? Porque el mercado de trabajo no les brinda oportunidades. Tenemos un 9 por ciento de desocupados, un 15 por ciento de la población económicamente activa que hace changas, y un 33 por ciento en situación de empleos precarios", explica quien desde 2004 se encarga de revelar los índices y las variables sociales que -casi siempre- molestan a los gobernantes. "A ningún gobierno del mundo le gusta recibir malas noticias", sintetiza.
Durante el kirchnerismo fue blanco de duras críticas por su trabajo de informar la pobreza. "No sé cómo presentan semejante burrada", "es la campaña electoral de la oposición", "medir la pobreza todos los días, un pobre más, un pobre menos, no es metodológicamente muy serio", se argumentaba.
Con Mauricio Macri, le tocó informar que la situación social del primer año como presidente había empeorado. Pero, a diferencia de lo que sucedió con el gobierno anterior, cuenta que la actitud fue "muy receptiva", a pesar de algún ataque mediático aislado de defensores fervientes del oficialismo.
La idea original de estos relevamientos fue la de aportar información complementaria a la que ya producía el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). Pero desde la intervención del organismo público, en enero de 2007, las mediciones de Salvia y su equipo han sido uno de los termómetros más importantes de la situación social del país.
Hoy reconoce el trabajo del gobierno de Cambiemos de "poner nuevamente en estadísticas públicas la situación social". Pero dice que aún quedan cosas por mejorar.
En una charla con Infobae, Agustín Salvia revela las últimas mediciones de pobreza, reflexiona sobre cómo incide la grieta en un escenario social alarmante y habla de la importancia de una clase media más comprometida y menos egoísta.
-¿Qué dicen sus últimas mediciones del observatorio: hay más o menos pobres en la Argentina?
-Después del aumento de 2016, producto de la devaluación y de las políticas más recesivas, la pobreza comenzó a ceder. Básicamente porque se reactivó un poquito el mercado de trabajo, porque cayó la inflación, porque en algunos sectores lograron protegerse gracias a los programas sociales de ese proceso inflacionario y de esa crisis laboral. A partir de eso comienza un proceso de lenta reactivación, por lo tanto un proceso de lenta caída de la pobreza por ingreso. No quiere decir que esté cayendo la pobreza estructural todavía.
-¿Cómo modificar ese piso tan alto de pobreza estructural?
-Ese piso estructural del 25 por ciento de gente en situación de pobreza solo se va a transformar si tenemos políticas de otra característica. Necesitamos reforma tributaria, laboral, fiscal. Pero esas reformas tienen que acompañarse de políticas capaces de fomentar el mercado interno y apoyar el desarrollo de la pequeña y mediana empresa. Una pequeña y mediana empresa que tiene su mercado en el mercado interno -no en el externo- y que requiere de protecciones y regulaciones especiales.
Superar los problemas sociales significa crear empleo y crear condiciones de inclusión social
-En este contexto ustedes midieron el estado de ánimo de la gente que está en situación de pobreza.
-Sí. Los pobres son los que más padecen sufrimiento. Depresión, ansiedad, falta de un proyecto más allá del día a día. La pobreza produce un malestar psicológico, un sentimiento de infelicidad. El concepto que mejor lo define es "sufren".
-¿Al argentino le importa el otro?
-Vamos teniendo varias capas de pobres y excluidos al mismo tiempo que vamos teniendo una clase media que efectivamente prospera. Y esa clase media próspera es muy egoísta. Mira su ombligo. Más allá de cómo vote en cada elección no tiene ideología, compra espejitos de colores.
En el INDEC han hecho un conveniente borrón y cuenta nueva. Y si hacemos estadísticas comparables veríamos que en el 2011 estábamos mejor que ahora
-¿Siempre fue así?
-Desde la dictadura, con Alfonsín, con el menemismo, con el kirchnerismo, con Cambiemos. Siempre comprando espejitos de colores, políticas de corto plazo, coyunturas favorables. Y no tiene compromiso de proyectar un país con un horizonte distinto. Nos falta una clase media con condiciones, con compromiso, con perspectiva de mediano y largo plazo.
-¿Cómo incide la grieta en el escenario social actual?
-La grieta en términos de división política e ideológica era fuertemente propiciada por el gobierno anterior que había ocultado la pobreza y los datos porque no quería malas noticias. Claramente el actual gobierno tiene un manejo del debate social y político distinto. Sin embargo la grieta se mantiene. Y esa grieta lo que hace es evitar las grandes discusiones. Nos desvía de poder discutir los grandes temas de política de Estado que tienen que darse en el país. Más allá de los brotes verdes y de la luz al final del túnel que pueda estar viniendo, todas estas son discusiones de corto plazo.
La clase media compra coyunturas favorables. Y no tiene compromiso de proyectar un país con un horizonte distinto
-¿Cómo crear las condiciones para la inclusión social?
-Los programas sociales de transferencias de ingresos son una cuota necesaria de esta Argentina que estructuralmente es pobre. Son necesarios pero están lejos de ser suficientes. Superar los problemas sociales significa crear empleo y crear condiciones de inclusión social. Que la gente se sienta útil y capaz de trabajar en un empleo productivo y ganar un salario mínimo digno que le garantice seguridad social, la posibilidad de atender la educación y la salud de sus hijos.
-¿Es posible llegar a "pobreza cero" como prometió Macri?
-Si pensáramos en ese 30% de pobres, estamos lejos de pobreza cero.
-¿Cómo recibe el gobierno sus mediciones?
-Creo que muy bien. Este gobierno tiene una reacción muy distinta con respecto a las estadísticas que ofrece el Observatorio de la Deuda Social. Obviamente a ningún gobierno de ningún país le gusta que la investigación le marque agenda identificando problemas. Pero hoy por hoy son receptivos. Hay un estrecho diálogo con el ministerio de Trabajo, de Educación, de Economía. Pero también hay que ser realistas críticos: "A ver, señores, ustedes pueden creer que vamos muy bien, que efectivamente vamos muy bien o que podríamos ir muy bien, pero no seamos tan triunfalistas, falta mucho".
-El año electoral seguramente no ayuda a discutir los problemas a largo plazo…
-En las últimas elecciones y en las de octubre vamos a estar discutiendo qué ocurre con la coyuntura, cuántos más o menos desempleados, cuánta más o menos crisis, cuánta más o menos inflación deberíamos tener. Pero todavía no estamos discutiendo políticas de Estado de largo plazo. Y ahí volvemos a un punto que es: ¿qué le pasa a nuestra clase media? ¿qué le pasa a una clase media que debate de la grieta, o toma posición en la grieta, toma posición en la coyuntura, pero no debate de los grandes temas de cómo llevar a un país del subdesarrollo a un desarrollo genuino?
En la Argentina hay un 12% de hogares en riesgo de padecer hambre o con hambre
-¿Qué sintió cuando escuchó a Aníbal Fernández decir que en Alemania había más pobres que en la Argentina?
-Me pareció parte de un discurso político de muy baja calidad. No le di entidad. Había que legitimar un INDEC que daba 4,7% de pobres en Argentina. Era ridículo. No tener estadísticas creíbles impidió discutir qué es pobreza en Argentina, un paso fundamental que sí generó Todesca en el INDEC poniendo nuevamente en estadísticas públicas la situación social. Aunque han hecho un borrón y cuenta nueva, un conveniente "no tenemos estadísticas hacia atrás y entonces a partir de ahora empezamos a medir las estadísticas y nada es comparable". Y si hacemos estadísticas comparables veríamos que en el 2011 estábamos mejor que ahora, por ejemplo.
-¿Cuántas personas tienen hambre?
-Riesgo a padecer hambre o hambre, aproximadamente, el 12 por ciento de los hogares. Y en situación de riesgo severo alrededor del 6 por ciento.
-¿Cómo se supera la grieta?
-Yo creo que la grieta se supera por arriba. No se salda a través de un encuentro. No es cuánto más kirchnerista o más macrista sos, cuánto más de derecha o más de izquierda, cuánto más conservador, más liberal o más revolucionario en materia ideológica y materia política, creando distinciones sociales que en realidad no existen. Creo que esa discusión es banal, no tiene sentido, nos achica como ciudadanos, nos achica como país. Debemos superarlo, pasar adelante y llevar otros debates.