En el nombre de Antonio Cafiero, el massismo, La Cámpora y los intendentes pidieron la unidad del peronismo

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Lauro Grande, Julio Zamora, Gustavo Menéndez, Cristina Álvarez Rodríguez, Verónica Magario, Fernanda Raverta, Carlos Campolongo, Walter Festa, Fernando Espinoza, Mario Cafiero, Teresa García, Fernando Gray, Oscar Parrilli, Wado de Pedro, en el homenaje a Antonio Cafiero
Lauro Grande, Julio Zamora, Gustavo Menéndez, Cristina Álvarez Rodríguez, Verónica Magario, Fernanda Raverta, Carlos Campolongo, Walter Festa, Fernando Espinoza, Mario Cafiero, Teresa García, Fernando Gray, Oscar Parrilli, Wado de Pedro, en el homenaje a Antonio Cafiero

Probablemente antes de las PASO la foto hubiera sido imposible. En la esquina del cementerio de San Isidro, en un bar que lleva por nombre "La buena vida", se sentaron en una misma mesa varios intendentes bonaerenses con allegados a Cristina Kirchner. Estaba allí también representado el massismo. Antonio Cafiero siempre fue una buena razón para empujar reencuentros difíciles. En el marco de la división actual cobra aún más relevancia este 6 de septiembre, día en que se cumplen 30 años de su triunfo como gobernador de Buenos Aires, cuando devolvió el poder al peronismo, tras la contundente derrota de 1983. Los peronistas no deben concebir comparación entre Mauricio Macri y María Eugenia Vidal con Raúl Alfonsín. Pero el resultado de 2015 y el de las PASO, según graficó un histórico peronista parado entre las tumbas, fue un golpe que se sintió, textuales palabras, como "una piña". "Todos perdimos y en muchos lugares", admitía el hombre de apellido reconocido que se fue hace rato del Partido Justicialista pero que planteó que "ahora todos tenemos que estar acá".

Las conversaciones para este primer gesto de unidad del Partido Justicialista empezaron hace mucho tiempo atrás. Sin embargo, la foto fue factible sólo por el temor a una derrota en octubre y con Cafiero como excusa. Allí estuvieron principalmente intendentes, como Gustavo Menéndez, que ofició de organizador; Fernando Gray; Leonardo Nardini; Santiago Maggiotti; Ariel Sujarchuk, Walter Festa; Alberto Descalzo; Verónica Magario y el "mimado" Julio Zamora, de Tigre y representante de la voz de Sergio Massa, dicho por él mismo. Como jefe del PJ bonaerense más que como candidato a diputado nacional, estuvo Fernando Espinoza, que sin embargo no tomó la palabra.

Entre los primeros en llegar estuvo Zamora que entró solo al cementerio y desandó sus pasos al ser alertado de que sus colegas lo esperaban en el bar. Sorpresa. Empezaban a sentarse a esa mesa entre cortados, jugo y café, varios referentes de La Cámpora: Eduardo 'Wado' de Pedro, Mayra Mendoza y Fernanda Raverta, todos diputados nacionales mirados con recelo por el massismo. Zamora acomodó en un rincón junto a Menéndez pero por momentos quedó incómodo con la situación, en desventaja entre kirchneristas más duros, como la sanisidrense Teresa García, hacedora del quórum K en tiempos de Cristina Kirchner presidenta; y los pesos pesados en San Martín Hernán Letcher y Lauro Grande, de diálogo diario con Máximo Kirchner.  Estaba incluso el fiel acompañante de CFK, Oscar Parrilli, que llevó una carta y el saludo de su jefa. "Compañero", lo saludó Mario Cafiero, hijo del ex gobernador, cuando se acercó y recordó los años que compartieron en la Juventud Peronista. Mismo gesto tuvo con García, ubicada en el otro extremo. Cafiero ocupó la silla vacía que sigilosamente dejó Zamora cuando tuvo que salir a hacer un importante llamado. ¿Habrá sido Sergio Massa el destinatario de la urgente comunicación?

Para ese momento, 30 minutos después de la hora señalada para el inicio del acto, ya se había descartado un rumor que corría: la posible presencia de Máximo Kirchner.

A la voz de "vamos", el grupo se levantó, caminaron juntos hasta el ingreso principal del cementerio y posaron sobre las escalinatas. Alguien advirtió que faltaba Zamora, lo llamaron, volvió, se paró en el centro y se repitieron los clicks para las fotos con peronistas sonrisas.

Entonces, cuando todos se ubicaron en el ingreso del pasillo al mausoleo de la familia Cafiero, se entendió lo que pasó. El diputado provincial del Frente Renovador, Sebastián Galmarini, cuñado de Massa, se quedó parado y miró la escena de lejos. "Tanto acordar y nos hacen una emboscada…", rumió el autor de la ley por la cual la Ruta  6 pasará a llamarse Antonio Cafiero. Galmarini había acordado con Menéndez su participación como un paso en el marco de las conversaciones que abren la puerta a una futura unidad. "Qué tengo que ver con Parrilli, con Teresa García, con Wado de Pedro. Se apropian de Cafiero para hacer un acto kirchnerista", se quejó. En el bolsillo le quedó la carta que estaba previsto leyera en nombre del esposo de su hermana Malena. La guardó y le avisó al intendente de Merlo que desistía de su participación y que sólo hablaría por ellos Julio Zamora.

Por su cercanía con Cafiero, el primero en tomar la palabra fue el periodista Carlos Campolongo, que bajó línea cafierista en pro de la unidad. "Tenemos facilidad para dividirnos, pero tenemos altísima calidad para unirnos cuando el pueblo está en peligro", rompió el hielo bajo el sol del cementerio.

Lo siguió Zamora, que transmitió primero el saludo del diputado y candidato a senador por 1País. Citó a Cafiero y su libro "El peronismo que viene", una alocución reiterada por los que hablaron on y off. Con palabras conversadas previamente con Massa mostró disponibilidad a un futuro acuerdo. Primero pidió "trabajar por la construcción de esa alternativa, porque claramente el partido conservador viene por el peronismo, no por los errores recientes, no nos equivoquemos, viene por todo lo que hizo a lo largo de 70 años de historia, por todas las conquistas sociales y políticas que hizo a lo largo de su historia, por los trabajadores, por un país para pocos y eso es lo que debemos enfrentar". Y cerró aún más contundente al decir que "debemos tener grandeza y humildad en construir ladrillo por ladrillo y mano con mano un movimiento que sea la alternativa que represente una gran mayoría en la Argentina".

Continuó por la familia del ex gobernador Mario Cafiero, acompañado por su hermano Juan Pablo quien entre otros cargos fue embajador del kirchnerismo en el Vaticano. Las emotivas palabras de Cafiero hijo, significativas en quien militó junto a Elisa Carrió y Fernando "Pino" Solanas, tanto en el ARI como en Proyecto Sur, se endurecieron cuando se refirió a Mauricio Macri como "una persona con tan baja estatura moral y política" por lo que pidió "un peronismo unido, solidario y organizado" para enfrentarlo a futuro. Casi lo mismo dijo Magario: "Hay que formar una posición fuerte que frene a este Presidente y sus políticas" para lo que planteó, también y como una "obligación", "unirnos".

Faltaba el anfitrión, que de alguna manera hablaba por los intendentes, los Fénix y los Esmeralda, y por un sector del kirchnerismo. Lo avaló la presencia de los dirigentes de La Cámpora, parados casi en el centro de la escena, aunque un paso por detrás de Zamora. "Los que estamos aquí somos casi el 55%" contabilizó entre renovadores, kirchneristas y los pocos randazzistas, de muy bajo perfil, que se vio por ahí. Fueron invitados dirigentes de Cumplir, que prefirieron seguir distantes por lo menos hasta las elecciones del 22 o, si conversan, no hacerlo en público.

"Cómo puede ser que estemos divididos en tres o en cuatro", les preguntó Menéndez como último orador y citó palabras de Cafiero para pedir "juntémonos" más allá "de lo que sea que nos haya tenido separados". Se acercó a Zamora y juntos fueron a colocar las flores a Cafiero mientras la intendenta de La Matanza y el intendente de Navarro, Magario y Maggiotti, homenajeaban con otra corona la memoria de la mujer del ex gobernador. Ana Goitía.

Entonces cantaron la Marcha Peronista, con los dedos en V, hasta el suegro de Massa, Fernando Galmarini, histórico del norte bonaerense. La mamá de Malena, Marcela Durrieu, acababa de irse a la sesión del Concejo Deliberante y su hijo Sebastián seguía parado a diez metros.

 

Cuando terminaron de cantar, unos pocos siguieron con el agregado de "con Néstor y Cristina" a lo que un militante gritó: "No entendieron nada". Experimentado peronista Galmarini padre sonrió relajado, porque según dice más allá de las peleas circunstanciales el camino hacia la unidad es la única posibilidad para un peronismo que hoy vislumbra una derrota y sólo se esperanza con un escuálido triunfo en Buenos Aires a fuerza de "mucho remo". No lo dijo él, con gestos con los brazos lo dijeron varios cristinistas.

Detrás de Galmarini se fue Espinoza que, como jefe del PJ aunque se postule por afuera, conversa con los que se sentaron en la mesa del bar y con los que se sientan en otras mesas, para que los bloques peronistas de las distintas divisiones, se junten en el Congreso y también en las Legislaturas. Por ahora, parece ser la dirección que tomarán los peronistas con Cristina debilitada pero sin líderes que aparcan fortalecidos. Algunos le pusieron fecha a la unidad: 23 de octubre, "para no perder tiempo".

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