Es fácil perderse detrás de los grandes protagonistas. Siempre se habló de Sergio Schoklender con respecto a la megacausa Sueños Compartidos que tuvo a la Fundación Madres de Plaza de Mayo como epicentro, siempre se su hermano Pablo, de Hebe de Bonafini, pero rara vez se habló del contador Alejandro Gotkin.
El núcleo del caso fue una compleja trama de sociedades y empresas, investigadas primero por el juez Norberto Oyarbide y el fiscal Jorge di Lello, luego por el juez Marcelo Martínez de Giorgi: esas empresas y sociedades fueron la ingeniería necesaria, de acuerdo a la Justicia federal, para lavar cerca de 280 millones de pesos robados del plan destinado a construir viviendas sociales. Meldorek Sociedad Anónima fue la principal de todas esas firmas. Sergio Schoklender era su director titular; Alejandro Gotkin fue su presidente.
Gotkin aprovechó el caos para volar bajo, escondido entre los titulares que generaban Bonafini y su ex socio parricida. Su cara siempre fue relativamente desconocida; pocos medios la dieron a conocer, pocos periodistas se interesaron en su historia. Pero entre las áreas grises del anonimato y una imputación caliente en Comodoro Py, el contador acumuló deudas personales con fuertes rojos en su tarjeta de crédito, sus vecinos de un edificio donde vivía en Colegiales lo escracharon ante la prensa mientras celebraba el cumpleaños de su hijo: lo acusaron de amenazar con "romper los vidrios a patadas" si no le dejaban usar el salón de usos múltiples para la fiesta, de acuerdo al diario Libre en 2011.
Gotkin terminó preso luego de que la Justicia allanara dos de sus domicilios: salió del penal de Devoto en junio de 2012 luego de que la Sala I de la Cámara Federal aceptara un pedido de excarcelación de su abogado. "Es casi tan culpable como Schoklender", dijo el fiscal Di Lello sobre él a comienzos de la causa. A mediados de este mes, seis años después del estallido del caso en 2011, el juez Martínez de Giorgi dijo exactamente lo mismo.
Este 15 de mayo, Gotkin fue procesado por el delito de lavado de activos junto a Bonafini y los hermanos Schoklender en un maratónico documento de 552 páginas. Funcionarios de alto perfil de la Secretaría de Obras Públicas como José López, hoy preso en Ezeiza y Abel Fatala también fueron procesados; Julio de Vido y Jorge Capitanich, entre otros, recibieron la falta de mérito. Ninguno de los procesados recibió la prisión preventiva, pero el monto del embargo que Martínez de Giorgi dicto para cada uno de ellos fue furioso: 250 millones de pesos "suficientes para satisfacer las costas del proceso", asegura el escrito.
Martínez de Giorgi no perdió tiempo en afirmar la relevancia del contador para la trama Sueños Compartidos: "Las pruebas reunidas en el expediente evidencian que Alejandro Gotkin fue, junto con los hermanos Schoklender, otro importante protagonista de los hechos investigados", aseguró Martínez de Giorgi en el escrito de procesamiento. "Es dable ubicar al encartado como mano derecha de Sergio Schoklender", aseveró el juez, "un hombre de extrema confianza tanto de Schoklender como de su hermano Pablo".
El juez federal también habló en su escrito de "inconsistencias y falsedades en las declaraciones juradas presentadas por Gotkin" y de "la ingeniería financiera" utilizada para "dar apariencia lícita a los fondos detraídos", una ingeniería basada en Meldorek y otras doce sociedades anónimas de la trama como Antártica Argentina, vinculada a Pablo Schoklender, Armoring Systems, Iturnet y Exportadora Kano. Todas estas firmas tuvieron a Gotkin "como presidente, director, apoderado o creador".
En relación a esas empresas, aseveró el juez, "se pudieron constatar sospechosas adquisiciones de bienes muebles, inmuebles y operaciones bancarias". Tanto Gotkin como las firmas, continúa el procesamiento "recibieron acreditaciones provenientes directa o indirectamente de la Fundación Madres de Plaza de Mayo… sin una contraprestación válida que lo justificase", con cheques descontados por Gotkin en persona en una financiera según un testigo de identidad reservada altamente valorado en la causa.
Pasaron seis años, pero lo cierto es que Gotkin nunca dejó de moverse a pesar de estar acusado en uno de los expedientes por defraudación al Estado más calientes de la historia reciente. El contador siempre tuvo el hábito de salir a correr: participó antes de que explotara la causa Sueños Compartidos en la célebre Maratón de New York, una de las competencias más codiciadas e icónicas en la cultura global del running. Hoy, a pesar del fuerte embargo en su contra, el running parece ser su nuevo negocio.
El contador está vinculado a dos emprendimientos, Fotorun y Fanrun. El primero es un servicio fotográfico para corredores que participan de carreras. Fotorun, según su sitio web, ya estuvo presente en más de 80 competencias en todo el país y anuncia sus servicios para "De Norte a Sur", la carrera de 21 kilómetros que partirá el mes que viene desde el Obelisco, organizada por el Gobierno porteño. Fanrun, en cambio, vende artículos importados para running, como lentes y medias de compresión.
Gotkin no dejó rastros de su presencia en sus nuevos negocios: no integra ninguna sociedad anónima que los explota, ni siquiera es su responsable fiscal o el titular de las marcas. Sin embargo asegura estar vinculado a Fotorun, al menos desde su perfil de Facebook. Por otra parte, fue el encargado de registrar los dominios de Internet de ambos sitios. La responsable ante la AFIP, según el sitio de Fotorun mismo, es una mujer de 49 años también aficionada al running que se muestra con Gotkin en las fotos posteadas en redes sociales que ilustran esta nota. Los destinos que visitaron juntos son glamorosos: el distrito de Manhattan en New York y la Torre Eiffel en París.
Fotorun ofrece un número de teléfono para posibles clientes: Alejandro Gotkin es quien atiende. Infobae lo contactó esta semana para hacerle saber de la salida este artículo y darle la chance de hablar antes de su publicación, de dar su versión. Al contador claramente le molesta que vinculen su pasado con su presente. "No entiendo por qué tenés que hablar de mí", lanzó Gotkin.
El contador se ríe con algo de amargura cuando le recuerdan el monto del embargo firmado por Martínez de Giorgi en Comodoro Py. "Si averiguás sobre mi situación actual, estoy totalmente embargado y haciendo lo que puedo", aclara. "Las acusaciones pueden ser infinitas. Dos veces me detuvieron con acusaciones totalmente falsas. Gracias a Dios la Cámara revocó. Se anuló el primer procesamiento, que era un disparate. Testigos de identidad reservada me acusaban de cualquier barbaridad, que lejos estaban algo de que ver con lo que yo hacía, hago o hice", asegura Gotkin, que afirma haber apelado el procesamiento de Martínez de Giorgi. Su voz se vuelve de piedra cuando le recuerdan a su ex socio Schoklender: "No tengo ninguna relación con él", dice, con tono grave, irritado.
Luego dice, un poco irónico, casi en un paso de comedia: "¿A quién le intereso yo? ¡A nadie!"
-A un juez federal le interesa, por lo pronto.
-Sí, un juez federal que no pudo demostrar nada hasta ahora en perjuicio para mí. Otro juez federal tuvo que dejar la causa… Vos cuídate de lo que escribís, estaría bueno que no escribas pavadas y que veas de dónde sacás la información.
-Todo lo que diga en mi artículo lo tomaré del procesamiento firmado en su contra.
-Dale, dale.
El guante arrojado por Gotkin no es difícil de recoger. El procesamiento, disponible públicamente a través del Centro de Información Judicial, dice mucho: son seis años de informes reunidos en su contra.
Las pruebas
Los reportes de operaciones sospechosas (ROS) lo complicaron particularmente. Uno iniciado por el Banco Supervielle, por ejemplo, apunta a investigar movimientos de dinero entre marzo de 2009 y septiembre de 2010, con Gotkin sindicado como el encargado de abrir la cuenta como parte de la firma Antártica Argentina: la UIF determinó, según documentos de la causa, que todos los fondos que canalizó provinieron de Madres de Plaza de Mayo, con cheques endosados por el propio Gotkin y dinero retirado mediante cheques de caja, lo que volvería imposible seguir el rastro. El Supervielle apuntó que el contador tuvo movimientos en cuentas personales por 2,3 millones entre enero de 2009 y septiembre de 2010, "operaciones que no se condecían con el 'perfil del cliente' y que carecían de respaldo documental", firmó Martínez de Giorgi en el procesamiento. Los bancos HSBC y Citibank así como American Express también libraron ROS contra el contador y sus firmas vinculadas.
También hay escuchas telefónicas, por ejemplo, una entre Gotkin y un hombre de nombre "Sergio", presuntamente Schoklender, en donde hablan de la supuesta falsificación de la firma de Hebe de Bonafini para el contrato entre Madres de Plaza de Mayo y Meldorek, un fuerte punto de polémica en la causa: ambos se asombran por qué la titular de Madres se desconoce la veracidad de la firma, que seguro Hebe firmó y se olvidó. Fue así: Bonafini negó haber puesto su rúbrica en el contrato entre su Fundación y la empresa de Gotkin y Schoklender. Un perito caligráfico de Gendarmería marcó que la firma en el contrato no correspondía a Bonafini, algo que fue disputado por peritos de parte. El fiscal Raúl Pleé, que intervino en la causa, fue terminante en aseverar que el contrato era ideológicamente falso, hecho para "justificar el ingreso de fondos procedentes de Fundación Madres de Plaza de Mayo".
El colegio Jean Piaget de Chacarita, a donde asistió el hijo adoptivo de Sergio Schoklender y la psiquiatra Viviana Sala fue otro foco investigado por la Justicia. Gotkin se presentó a sí mismo en un video de Youtube como "parte del grupo inversor" de la escuela, rodeado de albañiles y bolsas de cemento y ruido de máquinas mientras presentaba nuevas obras en el lugar: se determinó que las obras fueron hechas con materiales de Madres de Plaza de Mayo. Varios directivos del Piaget declararon que el término "grupo inversor" era solo un eufemismo usado por el contingente Schoklender con Gotkin como cabeza visible para la toma de control financiera de la escuela. El Jean Piaget terminó en crisis y cambió su nombre tiempo después para finalmente cerrar.
La situación patrimonial del contador reveló que efectivamente fue registrado como proveedor de la Fundación Madres y que prestó servicios contables durante 2009: durante poco menos meses de ese año pasaron más de cuatro millones de pesos por la cuenta del Banco Supervielle.
En abril de 2011, dos años después, Gotkin compró junto a un socio el paquete accionario de la firma Exportadora Kano por 50 mil pesos: diez días después de esa compra, la firma, representada por Gotkin, compró por 250 mil dólares en efectivo un departamento en la calle Conde, que habría sido el domicilio personal del contador y que la Justicia federal luego allanó. La operación financiera disparó un nuevo ROS, "al no estar verificado el origen lícito de los fondos", sostiene el procesamiento firmado por Martínez de Giorgi.
El departamento de la calle Conde no fue la única propiedad que se le atribuyó. Gotkin adquirió otro inmueble sobre la calle Combatiente de Malvinas por otros 235 mil dólares, una propiedad que fue parte del patrimonio de Meldorek, así como un departamento comprado en La Plata a Alejandra Bonafini, la hija de Hebe, por el precio sorprendentemente bajo de 25 mil dólares.
Gotkin también se habría dedicado a llenar sus cocheras mediante otra sociedad que integró, Eagle Security: se determinó que adquirió una camioneta Hummer, una Volkswagen Tuareg y una Suzuki Gran Vitara con Eagle Security como frente comercial. El banco Supervielle determinó que Eagle Security tuvo créditos por casi 12 millones de pesos. Setek, otra firma que presidía Gotkin, también tuvo créditos por casi 10 millones más.
La lista de sociedades denunciadas sigue. El banco Patagonia libró otro ROS en agosto de 2011 contra Sky Performance por más de 3 millones de pesos en dos años de operatoria. La cuenta de Antártica Argentina, sociedad vinculada a Pablo Schoklender, tuvo un flujo de plata muy interesante para los funcionarios de la causa: entraron 5,1 millones y salieron 5,043 millones. 4,3 millones fueron percibidos por Gotkin.
Hubo aviones entre patrimonio de Meldorek, ligados a Gustavo Serventich, el piloto comercial que integró la sociedad y que también fue procesado; fueron un Cessna Citation con un valor determinado por la PSA de hasta dos millones de dólares y un Pipper vendido por 650 mil dólares. La plata también fue por agua. Gotkin, en representación de Meldorek, compró en abril de 2010 una embarcación por 420 mil dólares.
Queda otra curiosidad que llamó fuertemente la atención de los investigadores del caso. Gotkin no solo estuvo listado como proveedor de Madres: según registros, fue un empleado. La mención del tema no le cae nada bien al contador. "Jamás cobré un sueldo", asevera.
-Figura como ex empleado. Lo dicen la causa misma y sus registros comerciales.
-Que una persona figure registrada no quiere decir que sea empleada; nunca tuve ni aportes ni cuenta sueldo. Figuro como empleado porque en algún momento se iba a hacer una mutual. Tampoco hubiese estado mal que yo cobrara un sueldo, pero bueno, no cobré.