De los 93 mil policías que integran la Bonaerense, sólo uno lleva en su uniforme azul marino las cuatro estrellas doradas: el Jefe. Fabián Perroni las ostentará desde los próximos días y, de esta forma, se convertirá oficialmente en la máxima autoridad de una fuerza tan numerosa como cuestionada.
Hasta la semana pasada, Perroni era el segundo de Pablo Bressi, quien fue echado el martes pasado por la gobernadora María Eugenia Vidal tras las acusaciones internas y externas (especialmente de Elisa Carrió) sobre su vínculo con el poder narco desde que era titular de la Superintendencia de Drogas Ilícitas. El nuevo Jefe, con cargo de Comisario General (tres estrellas) desde diciembre de 2015, encara su gestión en un año particularmente caliente: con las elecciones en el futuro cercano, deberá comandar sobre un territorio en el que las estadísticas de los delitos crecen y se empiezan a escuchar cada vez más casos de secuestros.
A Perroni, de 52 años, le dicen "El Perro"; por la cacofonía con su apellido, pero también por su condición de hombre de acción. "Hace mucho que no llegaba a Jefe un 'poli' de la calle", le comentó a Infobae una fuente del Ministerio de Seguridad provincial.
Se ganó una cucarda valiosa el último verano, cuando estuvo al frente del Operativo Sol en la Costa Atlántica, que saturó de Policías los balnearios, especialmente Mar del Plata, Pinamar y Villa Gesell. Y también fue protagonista de una decisión polémica, cuando apartó a un comisario que filmó a dos agentes que dormían en los patrulleros en lugar de estar vigilando al costado de la Ruta 2. "El debía controlar que eso no pase y elevar el informe para la sanción, no escrachar a los policías", aclaró en su momento, en lo que fue un mensaje para toda la fuerza: los problemas internos se arreglan puertas adentro.
Sin embargo, en sus anteriores responsabilidades tuvo resultados dispares. Estuvo al mando de jefaturas distritales y departamentales en Lomas de Zamora, Almirante Brown, San Isidro, Mar del Plata y Luján. También en Lanús, donde fue desplazado después de una seguidilla de marchas y protestas en reclamo por mayor seguridad.
El flamente nuevo Jefe de la Bonaerense admite que su relación con su predecesor durante la última etapa del gobierno de Daniel Scioli, Hugo Matzkin, fue pésima: tenían diferentes maneras de entender la conducción de la Fuerza. "No compartía de ninguna manera cómo se encaró la creación de los comandos de patrullas sacándole recursos a las comisarías", contó esta semana.
Perroni, que hasta hace unos días cobraba un salario de algo más de 37 mil pesos, vive con su familia en la localidad platense de Los Hornos. Dentro de la cúpula de la Bonaerense, es el cuarto jefe más rico. Declaró bienes por $ 1.051.659, entre los que figuran su casa, valuada en 444.620 pesos, un auto de $ 199.500 y ahorros por $ 300 mil.
Pero el punto más oscuro del currículum del nuevo jefe de la Bonaerense está un poco más atrás en su archivo personal. En 1992 fue acusado por el delito de apremios ilegales contra un detenido y quedó aprehendido en 1997, aunque luego la Justicia lo sobreseyó.
Hace 25 años Perroni trabajaba en la comisaría 9ª de La Plata. Era un oficial inspector más, al que le encomendaron investigar una banda de ladrones que asaltaba carnicerías. Tras una serie de allanamientos, los policías dieron con la casa de uno de los sospechosos de los robos, Ramón Silva. Pero al entrar al domicilio se encontraron con Julio César Medina, un amigo del buscado, quien fue llevado a la comisaría y torturado para que delatara a su compañero. Su abogado denunció apremios ilegales graves y los policías sostuvieron que Medina portaba armas.
El juez Ernesto Domenech, sin embargo, procesó a Perroni y a su compañero Walter Abrigo, principal imputado también en la causa por la desaparición del estudiante de periodismo Miguel Bru (23), ocurrida en 1993, después de haber sido víctima de violentos allanamientos en su casa por policías de la misma comisaría 9ª platense.
Perroni estuvo dos años en disponibilidad preventiva pero luego, con el sobreseimiento, al no ser identificado por los detenidos del caso en ninguna rueda de reconcimiento, fue reincorporado sin sanción disciplinaria.
"Yo participé en uno de los allanamientos, pero nunca cometí ese hecho y delito. Fui totalmente desvinculado en la rueda de reconocimiento. No participé en el allanamiento de la denuncia, y quedé desvinculado totalmente", aclaró días atrás Perroni.
Para algunas organizaciones referentes en Derechos Humanos y Violencia Institucional consultadas por Infobae, Perroni "es de lo mejorcito" entre los candidatos a asumir la jefatura de la siempre polémica Bonaerense.
Perroni llega al punto máximo de la cúpula de la Fuerza tras años de trabajar en la calle. "Me honra esta situación de poder quedar a cargo. Voy a luchar como hice durante toda mi carrera contra el delito", prometió hace unos días.
El tiempo, y su capacidad para conducir un ejército que por momentos parece ingobernable, dirán si lo logró.
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