Nicolás Gallo fue secretario general de la Presidencia en la presidencia de Fernando De La Rua. Recuerda ese día y medio "con una infinita, insondable tristeza". Por su parte, Rafael Pascual -uno de los colaboradores más estrechos que tuvo el ex presidente y ex diputado- considera que fue "el fin de una ilusión, de una esperanza que teníamos un sector muy importante de nuestra sociedad".
Los saqueos en el conurbano de Buenos Aires y el interior durante los días previos habían empezado a templar las jornadas.La única reacción que tuvo el Gobierno fue la declaración del estado de sitio el 19 de diciembre. La respuesta fue una movilización espontánea en la Plaza de Mayo que parió la consigna "Que se vayan todos".
Si bien nunca se despejó el fantasma de la responsabilidad del peronismo de la provincia de Buenos Aires fogoneando los saqueos, a Nicolás Gallo no le falta contundencia: "No me cabe la menor duda".
La bronca popular no tuvo como escenario excluyente la Plaza de Mayo. También lo fue la casa de Domingo Cavallo con grupos de manifestantes reclamando su renuncia.
La madrugada del 20, Domingo Cavallo presentó su salida como ministro de Economía. "A esa altura no remediaba nada. A esa altura el Justicialismo iba por el gobierno".
Pascual va más allá y tila de "golpista" la actitud del entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires, Carlos Ruckauf, de retirar la custodia de la quinta de Olivos ante el avance de manifestaciones.
Con el correr de las horas la calma no llegó. Durante el día las protestas se extendieron también al Obelisco y la Plaza de los Dos Congresos. Si el día anterior la respuesta del estado de sitio distó de ser la adecuada, esta no mejoró nada. Desde el Gobierno se ordenó desalojar la Plaza de Mayo junto con los otros focos de conflicto.
Gustavo López, ex interventor del COMFER, recuerda que desde la jefatura de Gabinete le ordenaron censurar las imágenes de represión que transmitían los canales de noticias. Orden que no se cumplió. Una represión que dejó un saldo de 38 víctimas fatales en todo el país. En mayo, el ex secretario de Seguridad Enrique Mathov y el ex jefe de la Policía Federal Rubén Santos fueron condenados por haber ordenado el operativo.
Carlos Maestro fue el jefe del bloque radical en el Senado. Rememora una charla telefónica que tuvo durante la tarde con De La Rúa: "Le comenté que veíamos muy complicadas las cosas y había que tomar alguna decisión. Él dudaba, no sabía que camino tomar". En un contexto legislativo donde las bancadas justicialistas había pedido una asamblea legislativa, Maestro le sugirió poner la renuncia a disposición del Congreso.
Horas más tarde, ante el acorralamiento político y la falta de respuesta social, Fernando de la Rúa renunció a la presidencia de la Nación. "Estaba con una angustia enorme. Veía que era la única solución política que podía darse en ese momento. Veía que toda su vida iba a estar crucificada" recuerda Gallo.
"Aunque bien no estuvo exento de sus errores, De la Rúa fue víctima de su coyuntura. Me parece difícil que cualquier otro presidente hubiera salido de esa situación" analiza Pascual. Gallo disiente al considerar que "no le hubiese pasado lo mismo a un presidente peronista".