La cumbre del teléfono: Cómo fue la última operación política de Kirchner y su enojo final con Scioli

A seis años de la muerte del ex presidente, Infobae reconstruyó la última acción política de Kirchner y se ¿termina? un mito. ¿Pelea con Moyano o furia con Scioli?

Daniel Scioli y Néstor Kirchner NA)

"El furia estaba loco". El que empieza el relato lo conocía muy bien. "No paraba de llamar pero el problema no era con Moyano, estaba con otros temas". El furia no es el personaje simpático de la película de Disney, Intensamente, que vivía enojado por la vida. El furia es Néstor Kirchner, que también andaba furioso por la vida.

El día de los llamados es el martes 26 de octubre de 2010. Un día antes de su fallecimiento, un día antes de la ruptura del esquema político en el que se había construido la Argentina post 2002. Infobae contó sus últimas 24 horas y las diferencias entre el discurso oficial y la historia subterránea. Nadie sabe de dónde surge la primera versión, pero se instaló: se peleó con Hugo Moyano. La verdadera historia política no dice lo mismo e incluye, seis años después, a un actor hasta ahora apenas mencionado: Daniel Scioli.

Ese martes, Kirchner se despertó con una obsesión: Chubut. El ex presidente, ya enfrentado en una guerra con el gobernador, Mario Das Neves, quería cerrar cuanto antes el esquema político en esa provincia y marcarle la cancha, embarrarla, a Das Neves. "Néstor te sorprendía con esas cosas, se le ponía algo en la cabeza y no paraba", relata uno de los tres destinatarios de los llamados impacientes. El primero que recibió el llamado fue el entonces, hombre clave, el operador todo terreno Juan Carlos "Chueco" Mazón. "El Furia quería que le resolvamos inmediatamente el tema chubutense. Quería que el sello del Frente para la Victoria quedará para Norberto Yauhar y su gente", cuenta uno de los que recibió ese llamado y, posteriormente, el de Mazzón. Yauhar estaba al frente de la pelea con Das Neves, que le había tabicado el uso del sello del PJ que venía atado con el del Frente para la Victoria. "El Chueco no le podía hacer entender que al otro día era feriado por el censo y que era imposible cerrarlo. Había que presentarse al juzgado electoral. Lo pudo calmar a media tarde", agregó. Otro de los que recibió el llamado fue el entonces y ahora, apoderado del PJ nacional, Jorge Landau. Esa fue, quizás, una de sus últimas obsesiones. El primer llamado de Kirchner a Yauhar fue a las 9.30 de ese martes.

Cerrado el tema Chubut, siguió en el temario de prioridades lo que venía en el PJ bonaerense con Moyano a la cabeza y aparece Daniel Scioli. Infobae confirmó que Kirchner jugaba a dos puntas. Por un lado se mostraba enfrentado a Moyano, pero le daba oxígeno para ahogar la avanzada de Scioli. El entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires no quería el crecimiento político del camionero en el PJ. "Lo veía como un competidor. Si Moyano metía la cuchara en el peronismo después iba a querer ir por la gobernación", se sinceró un colaborador directo de Scioli que en ese momento recibía instrucciones del ex motonauta.

En la sede del PJ en La Plata estaba convocada la reunión del Consejo provincial, para la cual Moyano necesitaba tener, por lo menos, 25 consejeros para iniciar la sesión. Moyano, flamante presidente del PJ bonaerense, quería mostrar armado y que llegaba para quedarse. Kirchner, desde la Rosada mandaba señales difusas, pero su relación con Moyano estaba intacta.

"La bala que mató a Ferreyra rozó el corazón de Néstor", dijo Cristina Kirchner, una de las pocas veces que habló sobre el último tiempo de Néstor, algo de eso había. Días después del asesinato de Mariano Ferreyra por parte de la patota sindical de la Unión Ferroviaria, Kirchner llamó a Moyano. "Resolveme este quilombo. Los pibes tenían razón", le dijo el ex presidente, palabras más, palabras menos, al líder sindical. "Kirchner estaba en esa sintonía. Estaba cansado de Pedraza y lo que había pasado con el chico Ferreyra lo tenía inquieto. Se sentía responsable", afirmó un miembro de la actual mesa de la CGT. "Eso demuestra que la relación con Moyano estaba muy bien", agrega. El asesinato fue el 20 de octubre de 2010, seis días antes de la muerte de Kirchner y los diálogos con Moyano fueron inmediatamente después, lo que demuestra que no había tensión entre ellos.

(Nicolás Stulberg)

"El tema era con Scioli que se hacía el boludo y le estaba vaciando la reunión a Moyano", cuenta el destinatario de los llamados furiosos. Scioli había mandado a operar la reunión del PJ a tres personas: Isidoro Laso, en ese momento asesor de Scioli y secretario de Reforma Política de la provincia de Buenos Aires; Federico Scarabino, presidente del Senado bonaerense y Baldomero "Cacho" Alvarez, el ex intendente de Avellaneda que era ministro de Desarrollo Social de Scioli. El caso de Alvarez era especial: quería quitarle vuelo político a Moyano por Scioli y por la pelea de ambos por la presidencia de Independiente. Los tres eran los que llamaban uno por uno a los consejeros para voltear el quórum pejotista.

Tal como confirmó Moyano, el primer llamado fue cerca del inicio de la reunión, camino a La Plata. El camionero le explicó lo que estaba pasando, que los consejeros no le atendían los llamados y que el número no aparecía. Kirchner, enojado, evitó llamarlo a Scioli pero si llamó uno por uno a cada uno de los que debían estar ahí. "¿Quién es tu jefe, el Scioli o yo?" le dijo a uno de los que recibió el llamado. En esa guía apareció otra vez Landau; Julián Domínguez, ministro de Agricultura y Florencio Randazzo. Domínguez apareció, Randazzo fue ausente sin aviso. El que también empezó a pedir la desautorización a Scioli fue Hugo Curto, que formaba parte de la conducción del PJ y se sentaba en la mesa principal con Moyano. Kirchner dudaba de todos. "Llamó uno por uno. Se movía así. Hizo creer que no lo quería a Moyano pero le operaba a favor".

El último llamado fue para confirmar la realización de la reunión. Antes de eso, a las 19.30, volvió a llamar a Yauhar. ¿Dónde nace el mito de la pelea con Moyano? "No lo tengo claro, pero hay dos opciones. Cristina para cargarle la muerte a Moyano o del mismo Scioli, que sabía que tenía todos los números para el enojo de Néstor", respondió el testigo de esa cumbre. Fue la cumbre del teléfono. La última de Néstor.