"Ni vos querés escuchar lo que yo tengo para decirte, ni yo quiero escuchar el rosario de reproches que tenés para hacerme". La voz, esa que escucharon tantas veces los cuarenta millones de argentinos, sonó con determinación junto al oído de Florencio Randazzo. Un mensaje conciso en días donde el mar peronista está revuelto por los vientos de cambio.
Se volvieron a hablar después de varios meses de gélida distancia. Fueron unos pocos minutos. Un tibio acercamiento luego de la tensión que vivieron cuando Cristina Kirchner era la que armaba las listas para las elecciones 2015 y el ex ministro del Interior quería competir mano a mano con Scioli, para determinar quién era el candidato a presidente por el Frente para la Victoria.
Una llamada de teléfono también marcó la distancia entre la ex presidente y Julián Domínguez. El 4 de agosto de 2015, el precandidato a la gobernación bonaerense la llamó en reiteradas oportunidades para preguntarle por qué Scioli había decidido no ir al cierre de su campaña. Nunca lo atendió. No se volvieron a hablar desde aquel entonces.
La campaña electoral y la derrota en las elecciones del año pasado fragmentaron al peronismo y lo convirtieron en un campo de batalla. Cristina Kirchner decidió respaldar la candidatura de Scioli para la Presidencia y de Aníbal Fernández para la Gobernación de Buenos Aires. Sus dos candidatos perdieron. El peronismo perdió. Y, como en un juego de mesa, tuvo que regresar al primer casillero para volver a empezar.
Diciembre de 2015 marcó una interrupción en la relación entre Cristina Kirchner y los dos ex funcionarios de su gobierno. Pero también fue el punto de inicio de un acercamiento entre Randazzo y Domínguez, dos históricos rivales de la cuarta sección electoral de la Provincia, que se sentaron a limar asperezas antes de que el año se cayera del calendario. Sin rencores y con la mirada puesta en el futuro, comenzaron a encontrarse con mayor frecuencia durante este año.
La actualidad los encuentra a los dos unidos y trabajando por la reconstrucción del peronismo. Así lo dejan entrever desde sus entornos. "Tienen una muy buena relación entre ellos y comen una vez por semana", explicaron a Infobae desde el espacio que lidera Domínguez. La relación y el trabajo diario tienen un objetivo común. Ambos creen que la reconstrucción del peronismo no se puede dar con el liderazgo del kirchnerismo. Están convencidos de que las diferencias se resolverán en una interna en la que el grupo más afín a la ex mandataria estará por un lado y ellos por otro.
"Si Florencio es candidato, estoy convencido de que Julián va a formar parte de ese espacio", le dijo a este medio un intendente del interior de la Provincia, cercano al ex presidente de la Cámara de Diputados, que este martes estará en el encuentro que se realizará en Lobos con todos los jefes comunales peronistas. La reunión que se celebrará en la tierra natal de Juan Domingo Perón será una apuesta para intentar cerrar acuerdos que contribuyan a la unión del partido.
Randazzo y Domínguez también comparten su postura con respecto a Sergio Massa. Los dos creen que el armado del peronismo no tiene que contener al líder del Frente Renovador. Lo quieren lejos y consideran que el espacio que conduce el tigrense competirá por afuera del PJ.
El ex ministro del Interior y Transporte trabaja en la reconstrucción del peronismo. Todas las semanas, y desde hace varios meses, mantiene reuniones con intendentes, sindicalistas y diferentes actores del PJ. "Florencio está decidido a jugar por afuera del kirchnerismo", le aseguró a Infobae un dirigente muy cercano a Randazzo.
Domínguez, que mantiene buena relación con algunos dirigentes del kirchnerismo, comenzó a caminar la Provincia recordando los tiempos de campaña. Su zona de influencia es en el Interior, donde los intendentes le responden y se sienten acompañados por un dirigente de alcance nacional. La mayoría de los jefes comunales que forman parte del grupo El Establo responden al ex presidente de la Cámara Baja y se alinean detrás de él con una consigna clara: el peronismo que viene no debe ser liderado por Cristina.
Randazzo comenzó a trabajar en la formación de un espacio político en el que confluyan los dirigentes que lo creen capaz de liderar una nueva etapa. Domínguez inició la reconstrucción de la estructura que supo tener cuando era candidato con la intención de confluir en el mismo espacio. Los dos comenzaron a jugar sus cartas en la interna del histórico partido.