Mucho se habló antes y mucho se hablará después de la visita que realizó el presidente argentino Mauricio Macri al papa Francisco este sábado en el Vaticano. El cara a cara entre el jefe de Estado y el Pontífice fue privado, pero de a poco empiezan a trascender algunos detalles que permitirán desentrañar parte de lo que pasó en Aula Paulo VI del Vaticano.
El primer dato surge de las matemáticas. Los cronómetros de los periodistas que vieron entrar y salir al líder de Cambiemos concluyeron que la reunión duró casi una hora.
Otro detalle es el regalo que le llevó el mandatario argentino al Obispo de Roma. Esta vez Macri eligió agasajar a Francisco con una escultura de Alejandro Marmo realizada con material reciclado sobre una base de madera.
Se trata de una pieza de un poco menos de un metro de alto y, como toda obra del artista argentino de 46 años, está confeccionada con materiales de descarte ferroviario y metales.
En este caso, la escultura representa la unión de las tres grandes religiones, con una cruz que, montada sobre una base que simboliza una estrella de David, tiene también dos medialunas, símbolo del islam.
Con sus constantes llamados a la unión entre religiones, el diálogo interreligioso es uno de los ejes del pontificado de Francisco, incluso desde antes de su entronización como Papa ya había sentado las bases para el Instituto de Diálogo Interreligioso (IDI) fundado en Buenos Aires en 2001, cuando aún era cardenal.
La escultura fue entregada en mano por Marmo al Presidente el jueves pasado en la casa de Gobierno durante una reunión en la que Macri destacó la obra del artista, cercano al Pontífice.
Marmo tiene dos obras expuestas en el los jardines del Vaticano: una Virgen de Luján construida con rezagos y una obra de la serie Cristo Obrero.
Además, el artista también fue el encargado de presentar el año pasado en el Vaticano "La mia idea di Arte", el primer libro de Francisco.
"El arte, además de ser un testigo creíble de la belleza de la creación, es una herramienta de evangelización", resaltó el Obispo de Roma a lo largo de la obra de 104 páginas curada por la periodista Tiziana Lupi e ilustrada en la tapa por Marmo.
"Este es el papel del poeta, del artista: contrastar la cultura del descarte y la evangelización", realzó Francisco su "idea del arte", a la que pone de ejemplo a Marmo, cuyas obras combinan materiales de descarte con la integración de los sectores sociales más marginados.
El Santo Padre eligió una suerte de galería ideal con diez obras representativas de su visión, creaciones tan disímiles como el Cristo Obrero y la Virgen de Luján de Marmo, el Torso del Belvedere, el Obelisco de San Pedro, la Bóveda de la Estancia de Constantino de Rafael, el Santo Entierro de Caravaggio, la Capilla Sixtina y su amada "Renoleta" blanca, entre otras.