Quién es el comisario que liberó a Macri y que puede terminar preso

Carlos Sablich fue uno de los oficiales que resolvió el secuestro del hoy presidente en 1991. La Justicia lo sentenció a 16 años por torturar a uno de los condenados del caso: Macri declaró a su favor en el juicio. La pelea sigue en Tribunales

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Carlos Alberto Sablich, “El Ruso”, comisario inspector retirado.
Carlos Alberto Sablich, “El Ruso”, comisario inspector retirado.

La estrella de Carlos Alberto Sablich, "El Ruso", no iba a durar para siempre. Durante más de veinte años como figura clave en la división Defraudaciones y Estafas de la Policía Federal, Sablich estuvo a cargo de investigar los secuestros extorsivos más resonantes de la historia argentina reciente, por ejemplo, el que sufrió en 1985 el empresario Osvaldo Sivak, donde fue asesinado y con su cadáver recuperado dos años después. Sablich escaló posiciones en la fuerza; llegó al nada envidiable rango de comisario inspector. "Excelente poli y excelente jefe, tipo muy exigente", lo recuerda un viejo compañero todavía en actividad.

En abril de 2004, Sablich, ya jefe del área de Delitos Complejos, entregó su uniforme para convertirse en un retirado. El escándalo por las irregularidades en la investigación del caso Axel Blumberg le costó el puesto no solo a él sino también a su segundo y un hombre de su máxima confianza, el comisario Juan José Schettino, jefe de la división Antisecuestros, envuelto en una fuerte polémica de acusaciones con el ex fiscal federal Jorge Sica. "Motivos personales, que cada uno lo lea como quiera", decía Sablich a la prensa en aquel entonces. Jorge "El Fino" Palacios, superior inmediato de Sablich, había sido separado de su cargo dos semanas antes por una señal política, el primer alto mando policial en caer en la era Néstor Kirchner, gracias a una escucha telefónica en donde conversaba con un reducidor de autos involucrado en el caso Blumberg. Cuatro años más tarde, Palacios reaparecería como cabeza de la nueva Policía Metropolitana conformada en la ciudad por el nuevo jefe de gobierno Mauricio Macri, para eventualmente dimitir en otro escándalo. Lo curioso es que Sablich también había sonado para el cargo de número uno de la nueva fuerza en los pasillos del poder porteño.

"Macri siempre lo quiso al 'Ruso', todavía lo quiere", dice una voz de peso que conoce bien los vínculos entre la política y las fuerzas de seguridad. En todo caso, el afecto de Macri es un afecto que cumple 25 años: en 1991, Sablich fue uno de los encargados de esclarecer su secuestro. Era un subcomisario en aquel entonces, el tercer jefe de la división Defraudaciones y Estafas, bajo los comisarios Vicente Palo, hoy fallecido, y Carlos Jacinto Gutiérrez. Hoy, enfrenta una paradoja a simple vista desconcertante: por su actuación en el caso, Sablich puede terminar preso. Sería, en todo caso, el fin de una historia al menos larga.

Un cabo suelto lo explica todo. En 2001, diez años después del secuestro, el juez Rodolfo Canicoba Corral sentenció a varios imputados que el trío de policías llevó a la Justicia por secuestrar al hoy presidente, los miembros de la infame "Banda de los Comisarios", entre ellos José "El Turco" Ahmed, un ex subcomisario ligado a áreas negras de la PFA en tiempos de dictadura, que fue condenado por secuestrar a Macri y a varios herederos y empresarios entre 1978 y 1984.

Entre los condenados a reclusión perpetua estuvo Juan Carlos Bayarri, ex sargento primero de la PFA; una supuesta confesión fue la principal prueba que lo incriminaba, junto con los testimonios de otros imputados como Miguel Ángel "Jopo" Ramírez, otro ex suboficial que años después caería preso por el rapto del empresario Rodolfo Clutterbuck en 1988.

Eventualmente, Bayarri llevó a Sablich a la Justicia: lo acusó de torturarlo para extraerle esa confesión junto a Palo y a Gutiérrez en el viejo Garage Olimpo, el centro de detención clandestino de Floresta convertido luego en planta verificadora de automotores de la PFA. Bayarri denunció que le aplicaron una picana en el pene, en el ano y las tetillas, que lo golpearon ferozmente en la cara y en el oído derecho, lo que le generó un fuerte daño a su tímpano. Bayarri no pudo ver a sus presuntos torturadores en el Olimpo; a Sablich lo reconoció luego por su voz cuando lo tuvo frente a frente en la división Defraudaciones y Estadas.

La causa recayó en el Juzgado de Instrucción Nº13, primero con el doctor José Méndez Villafañe y luego con el doctor Luis Zelaya, que sobreseyó tres veces a los policías; la Sala VII de Casación revocó cada uno de sus fallos y lo envió a profundizar la investigación. En mayo de 2005, Zelaya envió finalmente a Sablich a juicio oral: un año antes, Bayarri había sido liberado por la Sala I de Casación Federal, con los camaristas Gabriel Cavallo y Horacio Vigliani, que dieron por probados los tormentos en su contra y lo absolvieron de culpa y cargo en el caso Macri. La "confesión", al provenir de tormentos, según determinaron Cavallo y Vigliani, no tenía ninguna validez.

A fines de mayo de 2014, Sablich y el comisario Gutiérrez fueron condenados a 16 años de cárcel por las acusaciones de Bayarri; el Tribunal Oral Nº19, integrado por los jueces Ravazzoli, Barbero y Llanos estuvo a cargo de impartir la sentencia. Sablich había jugado sus mejores cartas durante el proceso. Dos reconocidos jueces, uno retirado, el otro en actividad, se presentaron como sus testigos de concepto; Mauricio Macri, ya jefe de Gobierno porteño, declaró por escrito a favor del ex comisario inspector.

En su voto, el juez Ravazzoli razonó que ambos ex comisarios fueron "desleales para con el derecho vigente" y consideró como agravante que "no eran simples funcionarios sin mayor poder de decisión, sino oficiales jefes, de donde si incrementada es la responsabilidad, mayor ha de ser el cuidado en el desempeño del cargo". También, en su sentencia, Ravazzoli envió una crítica algo ingeniosa a la defensa del ex comisario inspector: le apuntó que además de presentar jueces y jefes de Gobierno como testigos de concepto, podría haber llevado también a otros detenidos por Sablich para que comenten sobre el trato recibido.

El ex sargento Bayarri, que litigó de forma casi encarnizada, recibió un respaldo con jerarquía constitucional ante cualquier tribunal de la Argentina. En 2008, la Corte Interamericana de Derechos Humanos falló a su favor en un escrito de más de 60 carillas con una demanda al Estado argentino. La CIDH no solo reconocía las torturas sufridas por Bayarri y sus trece años de encarcelamiento, sino que ordenaba también al Estado argentino a una reparación monetaria de 295 mil dólares.

El 3 de septiembre de 2015, la Sala IV de Casación Federal, integrada por los jueces Borinsky, Gemignani y Riggi se expidió sobre el caso de Sablich y Gutiérrez. No sobreseyó a los ex policías; afirmó en su fallo que estaban justamente condenados, pero que el monto de la pena era excesivo. Así, se remitió el expediente de vuelta al TOC Nº19 para que recalcule la pena, algo que todavía se espera. Sablich, mediante sus abogados, envió un recurso de queja a la Corte Suprema que fue denegado el 12 de mayo último; el máximo tribunal se negó a expedirse sobre su situación.

Bayarri entonces jugó su propia carta. El viernes 12 de agosto último, dos semanas antes de que se cumplieran 25 años del secuestro de Macri, el ex sargento se presentó bajo su condición de querellante en la causa con su abogado, Carlos Pérez Galindo, en la mesa de entrada del TOC Nº19 y pidió por escrito que Sablich y Gutiérrez sean detenidos. El delito de tormentos y privación ilegítima de la libertad conlleva una pena mínima de ocho años de cárcel. "Es evidente entonces, Excelentísimo Tribunal", apuntó Bayarri en su escrito, "… que no sería posible para los citados justiciables eludir su inminente encarcelamiento que ya deviene como algo inevitable o inexorable".

Para Ricardo Saint Jean, abogado defensor de Sablich, quedan chances. Saint Jean apunta en diálogo con Infobae: "Nos queda el recurso extraordinario ante la Corte. Hubo varios absueltos en esta causa. Presentamos un recurso que fue denegado el 12 de mayo. La Corte dice que no lo puede tratar porque entiende solamente en sentencias definitivas. Y a esta sentencia le falta la pena que el Tribunal Oral Criminal Nº 19 debe recalcular. Cuando esta pena esté, volveremos a recurrir a Casación y a la Corte otra vez para que vuelvan a revisar aspectos esenciales del proceso y de esta condena, que es un disparate".

Seguir hasta que caiga

Tal como Bayarri, la defensa del ex comisario inspector hizo su propia presentación ante el TOC Nº19 a comienzos de este mes: pidió la recusación de los jueces Llanos y Barberis, que ya habían condenado a Sablich en 2014, un fallo al que Saint Jean considera en el escrito presentado "totalmente contrario a derecho" y que denotó "una enorme animosidad producto de ser Carlos Alberto Sablich miembro de la Policía Federal".

El abogado continúa: "Hay muchísima evidencia a favor de Sablich. La sentencia es de una arbitrariedad tremenda, si se quiere leída políticamente. Fíjese una cosa: Sablich fue acusado por Bayarri, que fue imputado por sus compañeros de causa, así se conocieron en Seguridad Federal, trabajaron todos en la lucha antisubversiva".

El abogado es fiel al expediente en este punto: "Jopo" Ramírez fue uno de los principales co-imputados que acusaron a Bayarri. Lo curioso es que Ramírez, tal como el ex sargento, denunció tres meses después de su arresto que los policías que lo detuvieron en Córdoba le patearon los testículos y simularon descargarle una pistola en la sien, que también se lo torturó con una picana. Los médicos que lo revisaron declararon en la causa que había pasado tanto tiempo que sus lesiones podrían haber desaparecido sin dejar rastro. Sus acusaciones, que pasaron por el despacho del juez Zelaya, no fueron sostenidas.

Saint Jean, por su parte, no es ajeno a las polémicas. Es hijo del fallecido general Ibérico Saint Jean, gobernador de facto de la provincia de Buenos Aires durante la dictadura, al que se le atribuye la infame frase que invitaba a "matar a los tímidos": Saint Jean fue juzgado por crímenes de lesa humanidad para morir antes de una condena, imputado en la causa Circuito Camps por un caso de homicidio y por la coautoría material de privación ilegal de libertad y tormentos en 61 hechos, la misma carátula que pesa sobre Sablich. Saint Jean hijo llegó a decir, en un foro de abogados de acusados de delitos de lesa humanidad, que los familiares de militares acusados de represores "somos los judíos de la Alemania nazi, los cristianos en Irak", según reflejó Télam.

De vuelta en su estudio, Saint Jean apela a derribar el relato de Bayarri: "Declara y confiesa el delito. Son 14 carillas. Los médicos constataron lesiones pero ninguna de ella coincide con su relato de la tortura. Lo que buscó todo el tiempo fue la nulidad de su condena, un cliché de todo delincuente. Pedimos la ficha de Bayarri al hospital Churruca, donde se atendía del oído; su ficha nunca apareció, quizás porque su cuñada trabajaba en el Churruca. A Sablich lo imputa 12 años después de los hechos, dice que lo reconoció por la voz. ¿A usted le parece que se impute a alguien doce años después solo por la voz? Bueno, el Tribunal lo tuvo por cierto." Para Saint Jean, la causa contra Sablich es una cuestión política: "Si no fuera esta causa por el secuestro de Macri, si no estuviera imputada la Policía Federal, si no estuviera el fallo de la CIDH, jamás hubieran imputado a nadie con esa evidencia".

El abogado menciona algo llamativo: "Bayarri está en la lista de la CONADEP". Hay, precisamente, un Juan Carlos Bayarri en el listado de presuntos represores de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas; "cabo de la Policía Federal, imputado como integrante de grupo de tareas" en un "legajo no especificado". Sin embargo, paradójicamente, Saint Jean habla también  del "lobby de las organizaciones de derechos humanos que lo apoyaron afuera" al ex sargento con su reclamo ante la CIDH, que "nadie sale a desmentir a la Comisión y a la Corte Interamericana". Bayarri escribió un libro contando su experiencia en el caso Macri; el autor, del prólogo, otra paradoja para un presunto represor, es Rodolfo Yanzón, quien fue abogado querellante en la causa ESMA.

Otro punto que eleva el defensor de Sablich, que querelló a Bayarri por falso testimonio, todavía es un eje de disputa 25 años después: los supuestos 200 mil dólares que el padre de Bayarri, Juan José, ya fallecido, habría entregado al juez del caso Macri, Nerio Bonifati. La prensa anunció en 1991 que el dinero era parte del botín, pero la historia de esos billetes nunca quedó del todo clara. En su libro, Bayarri apuntó que ese dinero fue exigido por los policías que secuestraron a su padre junto con él a cambio de su vida, una extorsión o un robo.

El fallo de la Sala IV refleja un argumento de la defensa de Sablich que habría salido de boca del ex sargento: "El doctor Nerio Bonifati, magistrado desinsaculado para investigar el delito de secuestro extorsivo de que fuera víctima el ingeniero Mauricio Macri, le facilitó a su padre doscientos mil dólares estadounidenses, con el cargo de restituirlos voluntariamente al mismo juzgado el día siguiente y de confesar que el dinero era producto del rescate cobrado como condición para liberar a la persona damnificada por el delito". Saint Jean continúa: "Bayarri devolvió 200 mil dólares, consta en la causa. Después fueron peritados y se demostró que pertenecieron al pago de Mauricio Macri".

La defensa de Sablich aseveró que, con respecto a este punto, Bayarri cambió su relato en repetidas ocasiones: "Según podemos ver de las distintas versiones del querellante, el dinero cambió cuatro veces de dueño: primero fue de la familia Macri, luego de Camilo Ahmed, luego del Poder Judicial de la Nación y ahora, milagrosamente, de la familia del querellante. En lo que aquí interesa, otra vez se ha demostrado la mendacidad del querellante y su intención de involucrar a los magistrados y policías que lo detuvieron y enjuiciaron".

El dinero, en teoría, habría sido microfilmado por la familia Macri antes de pagar el rescate. Pero, sorprendentemente, Juan José Bayarri no fue detenido en el acto, a pesar de entregar supuestamente plata producto de un secuestro extorsivo.

Carlos Alberto Benito, otro policía

La defensa de Sablich afirma hasta hoy que el 19 de noviembre de 1991, mientras Bayarri era presuntamente torturado en el Garage Olimpo, el entonces subcomisario de Defraudaciones y Estafas estaba en Córdoba para detener al ex suboficial de la PFA Carlos Alberto Benito, precisamente en la zona de Villa Carlos Paz. También acusado de tener un rol en el caso Macri, Benito falleció hace pocos años, a causa de una afección pulmonar; su detención, por así decirlo, no fue un asunto pacífico. Por su rol en el secuestro del actual presidente, uno menor comparado a los que le imputaron a Ahmed y Bayarri, el juez Canicoba Corral lo condenaría a once años de cárcel. El operativo para llevárselo en noviembre de 1991 tuvo un nombre en clave al menos curioso: "Córdoba Secreta".

El ex suboficial y Bayarri tenían una vieja amistad, generada en el Círculo de Suboficiales. La revista Gente en un artículo de 1991 citó una pinchadura telefónica entre las mujeres de ambos en la noche del 18 de noviembre. La esposa de Bayarri le decía a la mujer de Benito, Margarita Caracciolo: "Me lo chuparon, se llevaron a Juan Carlos". Esto se contradice con el clásico relato de los miembros de Defraudaciones y Estafas y la defensa de Sablich, que aduce que Bayarri fue capturado el 19 y no el 18, a pesar de los testimonios de testigos. Por otra parte, Bayarri asegura que fue torturado en Floresta durante tres días.

Carlos Benito, condenado y luego absuelto por el secuestro de Macri. (Revista Gente)
Carlos Benito, condenado y luego absuelto por el secuestro de Macri. (Revista Gente)

Benito, con 54 años y dos metros de estatura, vivía en un coqueto chalet en el barrio Los Manantiales, valuado en 120 mil dólares. Tenía también una lancha y un BMW modelo '81, pero no le contaba demasiado a su esposa de dónde venía el dinero. La PFA se lo llevó cuando salía de una carnicería. Un testigo declaró cómo hombres armados se lo llevaron en un auto.

Para comenzar la confusión, la PFA actuó sin avisar a las fuerzas de seguridad provinciales. La falta de Benito se tradujo en desaparición, lo que disparó fuertes sospechas de un secuestro y un rastrillaje con más de cien efectivos. "Jopo" Ramírez, señalado como chofer de la banda en el caso Macri, también cayó en Córdoba: fue arrestado en una modesta casa que alquilaba en el barrio Yofré Norte.

A pesar de lo que asegura el abogado Saint Jean, hay documentación judicial que asegura que Benito fue detenido el 18, no el 19, lo mismo el artículo de la revista Gente que narró su extraño arresto. El ex suboficial fallecido, por su parte, también denunció torturas: declaró haber sido amordazado con cinta e introducido en una camioneta donde lo golpearon hasta llegar a Buenos Aires; la revista Gente habla de una vuelta en un vuelo regular de Aerolíneas Argentinas. Benito también declaró que lo instruyeron a hacerse cargo también del secuestro de Sergio Meller, otra víctima de la "Banda de los Comisarios". Dijo no haber visto a sus captores, pero que reconoció la voz del subcomisario Gutiérrez.

El secuestro de Macri no fue el único problema para Carlos Benito. Tal como Ramírez, fue procesado en 2002 por su presunta participación en el secuestro del empresario Rodolfo Clutterbuck, ocurrido en 1988. No es el único vínculo a la "Banda de los Comisarios" en el caso: se comprobó que las notas de rescate enviadas a la familia Clutterbuck fueron escritas en una máquina de escribir de la empresa de seguridad privada de los hermanos Ahmed. Y tal como Juan Carlos Bayarri, Benito fue absuelto de su participación por la Sala I de Casación Federal a cargo de los jueces Cavallo y Vigliero.

Todavía le quedan simpatizantes a Carlos Sablich en el Gobierno. "Se está comiendo un garrón", dice una figura de peso. Bayarri, aparentemente, no fue su único problema en Tribunales. La base de datos de la Cámara Nacional de Apelaciones revela una causa de 2003 por abuso de autoridad iniciada por el Juzgado de Instrucción Nº20. En 2002, la Sala V de Casación trató un expediente en su contra por apremios ilegales. De acuerdo a la Cámara Federal en Comodoro Py, también fue denunciado por abuso de autoridad y violación de los deberes de funcionario público en 2004, un expediente que tramitó en el Juzgado Federal Nº3. "Se deben haber caído esas causas, no las conozco", asegura Saint Jean mientras encoge los hombro.

"Para ser un comisario inspector retirado, es pobre", dice su abogado: "Cobra su jubilación, su mujer es jubilada del PAMI". De acuerdo al Boletín Oficial, "El Ruso" integra el directorio de dos empresas dedicadas a la seguridad privada, una junto a su ex número dos Schettino: "No las tiene más", asegura su defensor. Su mujer integra por su parte una tercera firma en el rubro. Hay un rumor que persiste, que habría recibido "un contratito por fuera del Estado", algo que Saint Jean también desmiente.

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