La ex presidente Cristina Kirchner visitó este jueves al mediodía a Hebe de Bonafini en la Asociación Madres de Plaza de Mayo, en la víspera de la ronda número 2 mil que suelen hacer cada vez alrededor de la pirámide localizada frente a la Casa Rosada.
La reunión con Bonafini ocurrió un día después de que el presidente Mauricio Macri despertara el rechazo de los organismos de derechos humanos al declarar que desconoce el número de desaparecidos de la última dictadura, y por referirse al genocidio como "guerra sucia". Además, el jefe de Estado cuestionó directamente a la referente, al tildarla de "desquiciada".
Durante el encuentro, Kirchner brindó con el conjunto de las Madres de Plaza de Mayo. La ex mandataria hizo el saludo con un vaso de agua y formuló los honores "por la vida" y por las anfitrionas.
Hebe de Bonafini, en tanto, brindó "por los 2000 jueves, por nuestra querida Cristina, para que haga lo que quiera y está bien lo que haga, y para que Macri nos tenga miedo". La ex jefa de Estado se mostró en desacuerdo con ese último comentario y quiso corregirla, pero la titular de Madres insistió. "¡Nos tiene miedo! ¿Qué no?", afirmó Hebe entre risas y un clima distendido.
La Justicia investiga a Hebe de Bonafini por la causa "Sueños Compartidos", en la que se busca esclarecer si existió el desvío de millonarios fondos públicos destinados a viviendas sociales. Ayer, la titular de Madres recibió al juez Marcelo Martínez de Giorgi en la fundación, pero ratificó su derecho de negarse a declarar.
Tras la visita de Cristina Kirchner, Bonafini y el grupo de las Madres se dirigirá hacia el frente de la Casa Rosada para encabezar una nueva marcha alrededor de la Pirámide de Mayo. Pero esta vuelta será especial: se trata de la número 2000 desde la primera realizada hace 39 años, el sábado 30 de abril de 1977.
La ronda estará cargada de un fuerte mensaje político y se espera una importante asistencia de partidos, activistas sociales y adherentes a la causa de las Madres, luego de que el juez federal declarara a Bonafini "en rebeldía" por no asistir dos veces consecutivas al tribunal e intentar detenerla con la policía.
Además de la embestida judicial contra Bonafini por sospechas de corrupción, la cual es interpretada de parte de sectores de la oposición como una persecución política, los organismos de derechos humanos están en alerta y preocupados por los últimos fallos que otorgan la prisión domiciliaria a represores condenados por su actuación en la dictadura militar de 1976.