En su sitio web, Time dedicó un extenso artículo a la realidad argentina, con especial hincapié en los primeros meses de gobierno de Cambiemos. Se refirió a la herencia que recibió Mauricio Macri y apuntó que el Presidente encuentra más problemas económicos en el plano doméstico que en el orden internacional.
A continuación, el texto completo:
Luego de reabrir la economía argentina al mundo tras 12 años de políticas proteccionistas y populistas, el nuevo presidente de centro derecha Mauricio Macri está ahora enfrentando una dura tarea en casa para restaurar el equilibrio económico a esta compleja nación sudamericana.
Después de su asunción en diciembre, Macri se movió rápidamente para resolver la disputa pendiente con los acreedores extranjeros. Alcanzó un rápido acuerdo para pagar 4.600 millones de dólares de la deuda en default a fondos de los Estados Unidos, terminando un conflicto legal que estuvo arrastrando el país en una corte de Nueva York por más de una década, que dificultaba el acceso al crédito externo.
También removió los controles de cambio que mantenían al peso argentino artificialmente fuerte, deñando el mercado y desalentando la inversión extranjera, mientras que casi en simultáneo redujo las retenciones a la exportación agrícola que complicaban a los productores competir en el mercado de commodities.
Esos tres movimientos rápidos en el frente económico internacional en los primeros meses de gobierno llevaron alivio a los exportadores de granos que habían visto sus ganancias colapsadas durante las políticas proteccionistas de su predecesora, Cristina Fernández de Kirchner. También renovaron el interés de inversores extranjeros que pospusieron sus acciones por el clima anti-negocios durante la administración Fernández.
Pero en las últimas semanas Macri puso su atención en un frente interno más complicado, en tanto buena parte de su energía ha estado dedicada a sacar a Argentina del callejón sin salida en el que se encontró tras los ochos años de Fernández al mando del timón.
Con el crecimiento estancado, las arcas públicas vacías por el derroche del gasto populista de Fernández, una inflación en alza y los tribunales rebosando de revelaciones de corrupción de la presidente anterior, Macri debe lidiar con una pesada herencia.
"No podemos cambiar el pasado, la herencia existe", dijo Macri en un mensaje para celebrar el Bicentenario de la Independencia este mes."Pero ese es el punto de partida, la situación que hacer frente es la tarea de construcción de lo que está por venir".
Con la situación en el plano internacional resuelta, Macri ahora está volcando su atención completa a los problemas domésticos, como la inflación crónica. Apenas asumió, el equipo económico de Macri predijo que podría controlar la inflación de dos dígitos antes de fin de año.
Pero es una promesa que están encontrando difícil de cumplir, mientras el aumento de precios carcome la promesa inaugural de "pobreza cero" y el rápido crecimiento de una Argentina estancada.
Las cifras oficiales publicadas la semana pasada muestran que Argentina continuará sufriendo los efectos de la crisis económica que heredó de Fernández al menos hasta el próximo año. Se espera que el producto bruto interno caiga en un estimado de 1,5% en 2016 antes de recuperarse entre tres y cuatro puntos el próximo año. La inflación, que alcanzó el 40% este año, se reducirá alrededor a un 27% anual durante 2017.
En algunos puntos del país los números son más preocupantes. En la capital Buenos Aires, por ejemplo, los precios rozan 29% durante la primera mitad de 2016, de acuerdo a los datos oficiales, 3,2% sólo durante el mes de junio, empujando la inflación de los últimos 12 meses a 47,1%.
La imagen en el espejo retrovisor de Macri, mientras tanto, lejos de retroceder, parece acercarse a medida que entra en la segunda mitad del primer año de gobierno.
En el medio de la escena está la bomba de tiempo dejada por Fernández en las tarifas de servicios públicos en forma de fuertes subsidios que ayudaron a cimentar su popularidad manteniendo las facturas de gas y luz artificialmente bajas.
A sabiendas de que no podía ser reelecta por el límite de dos mandatos, Fernández autorizó el vaciamiento de las cuentas públicas para subsidiar a las empresas para que mantengan las tarifas bajas, haciendo inevitable que su sucesor tome medidas drásticas para balancear el presupuesto. El paquete peligroso está resultando difícil de desenvolver a Macri.
La semana pasada, por primera en su presidencia, Macri tuvo que enfrentar a miles de personas en Buenos Aires y a lo largo del país protestando con cacerolas y ollas contra las subas masivas de tarifas de hasta 500% que él dispuso para corregir la situación.
La protesta fue llamada de manera espontánea por las redes sociales luego e que Macri apelara a los ciudadanos a ahorrar energía bajando el consumo de gas. "Si está sen tu casa em remera y en patas es porque estás consumiendo demasiada energía", dijo.
Las palabras, en boca del hijo de una familia de millonarios que fue fotografiado con su esposa mirando un partido de fútbol en televisión recientemente descalzo y usando una camiseta, encendió el fuego que derivó en la protesta.
"Macri, no hay calor que pueda con tu corazón frío", decía una de las pancartas que llevaba uno de los manifestantes bajo la lluvia del martes a la noche. El enojo de las protestas masivas se ventiló en las redes sociales, donde los usuarios subieron fotos de las facturas, que en muchos casos pasaban de cientos de pesos a miles.
El ex candidato presicial Sergio Massa, un peronista rupturista que perdió las elecciones con Macri pero permanece como un contendiente fuerte para la carrera presidencial de 2018, era entrevistado en vivo en televisión cuando si esposa le envió una foto a su teléfono. "Es lo mismo que le está pasando a miles de argentinos", dijo Massa en cámara. "Malena recién me envió la factura de gas que llegó a casa, subió cinco veces a 8.700 pesos (desde USD118 a USD590)".
La fuerte reacción de lo que para muchas argentinas de pocos ingresos es impagable ha planteado la pregunto sobre la sabiduría de la decisión del Gobierno de aplicar una terapia de shock en lugar de los ajustes graduales que proponían candidatos como Massa.
Massa, quien se convirtió en un aliado de Macri luego de su derrota, criticó al Presidente por las tarifas: "El Gobierno fue al quirófano con una sierra", dijo. "Debieron haber subido las tarifas de gas, electricidad y agua un poco cada año, no de este modo".
En un escenario complicado, muchos consumidores fueron a la Justicia, obteniendo órdenes judiciales que bloquearon las subas en muchos distritos. El Gobierno dio marcha atrás ligeramente, poniendo un tope de 400% y haciendo saber que los servicios no se iban a cortar a quienes no los pagaran a tiempo. Se espera que la Corte Suprema aborde el tema en agosto y se expida sobre si los aumentos sin constitucionales o no.
El ministro de Justicia de Macri, Germán Garavano, dijo que el Gobierno no iba a interferir en las decisiones judiciales contra los incrementos, diciendo a la prensa que él mismo fue una víctima de las subas. "He pagado como 1000 pesos de gas y mi factura saltó 5,000 (desde alrededor 70 de 335 dólares)", dijo.
Además de intentar balancear las cuentas argentinas, Macri también debe hacer frente a las continuas revelaciones de corrupción en la gestión de Fernández. Las últimas investigaciones descubrieron $4,6 millones de dólares en efectivo en una caja de seguridad de la hija de Fernández, de 26 años, Florencia Kirchner, cuando allanaron un banco donde guardaba el dinero. (Fernández y su hija dijeron que eran inocentes y adujeron ser víctimas de una campaña en su contra).
En junio, José López, un ex funcionario público que trabajó como secretario con Fernández, fue arrestado mientras intentaba esconder 9 millones de dólares en efectivo en un convento en los suburbios de General Rodríguez , en las afuera de Buenos Aires.
Muchos otros funcionarios del kirchnerismo, incluyendo ministros del gabinete y hasta el ex vicepresidente Amado Boudou, están bajo investigación o en la cárcel por cargos de corrupción.
EL Presidente, mientras tanto, espera que la nueva atmósfera amigable para los negocios de su gobierno atraerá suficiente inversión para impulsar la producción y crear trabajo, señalando la respuesta positiva que recibió en su última visita a Europa.
"El mundo está en estado de sitio, en conflicto, pero está entusiasmado sobre Argentina, dijo Macri en un discurso en la Bolsa el miércoles. "Ahora somos como pilotos volando sin instrumentos, intentando esquivar tormentas. Pero estamos en el camino correcto y tenemos un gran futuro por delante".
Las encuestas de opinión sugieren que Macri aún disfruta de la confianza de los argentinos, siempre y cuando pueda cuadrar la economía antes de que se agote su paciencia. Una encuesta reciente ubicó su nivel de aprobación en 54%. "Perdió alrededor de 10 puntos en el inicio de su administración, que se agravó con las subas de los servicios y la inflación", dijo la consultora Graciela Romer al diario La Nación. "Pero estamos observando buenas expectativas a corto plazo sobre la base de una inversión de la situación el año que viene".