Ricardo Raúl Jaime fue secretario de Transporte del kirchnerismo durante 2226 días. Está detenido por corrupción desde hace 71 días. En el año 2011, Editorial Planeta publicó el libro El ReKaudador. Ricardo Jaime, la cara de la corrupción en la era kirchnerista", escrita por el periodista Omar Lavieri.
El libro era una especie de prontuario donde se relataban los negocios oscuros que hizo el amigo de Néstor Kirchner en el área de transporte. Después de la detención de Jaime, ordenada el 2 de abril pasado, Lavieri -actualmente en Infobae- actualizó y publicó una nueva edición del libro. Una de las diferencias entre aquella edición y esta es que Jaime está preso en la cárcel de Ezeiza.
El juez federal Julián Ercolini ordenó su detención y días después le dictó el procesamiento con prisión preventiva. Para Ercolini, Jaime es responsable de los delitos de: "peculado de bienes, administración fraudulenta agravada por haberse cometido en perjuicio de una administración pública, cohecho y negociaciones incompatibles, y como partícipe necesario del delito de tráfico de influencias".
Jaime y su testaferro Manuel Vázquez, detenido con prisión domiciliaria, fueron procesados por la millonaria compra de trenes españoles en los que se descubrió el pago de coimas por dos millones de euros.
En el capítulo 11 de "El ReKaudador" (ver el fragmento a continuación), se explica cómo fue el mecanismo para cobrar las coimas pagadas por el Estado argentino. En ese relato aparecen Jaime, Vázquez y Miguel Lorente, socio madrileño del testaferro del ex secretario de Transporte y encargado de manejar los negocios en España. En el año 2010, Lavieri había revelado el contenido de los mails que Vázquez guardaba en su computadora y que mostraban cómo eran las maniobras ilegales que se hacían en la secretaría de Transporte. En esos correos, Vázquez y Lorente hablan de "los costes políticos" de la operación de compra de trenes españoles, eufemismo con el que el testaferro de Jaime hablaba de las coimas.
Capítulo 11. Contacto en Madrid [extacto de "El Rekaudador", Ed. Planeta]
Néstor Kirchner consideró a España un país estratégico para la proyección internacional de la Argentina y para expandir los negocios. Designó como embajador en Madrid a Carlos Bettini, viejo amigo del matrimonio presidencial desde los lejanos tiempos de militancia en la ciudad de La Plata y conocedor extremo de los entresijos del empresariado español que maneja el mayor flujo de inversiones destinadas al país.
En 2004, el Banco Central comenzó a medir la inversión directa extranjera en el país. Desde ese año hasta 2007, la inversión española en la Argentina pasó de 15 945 millones de dólares a 22 260 millones de dólares. España fue y es el primer inversor extranjero en nuestro país.
Un ejemplo del dinero movido por los españoles hacia la Argentina surge de los datos brindados por el Banco de España en su informe "La posición de inversión internacional de España en el año 2008". Allí se consigna que la inversión en el país a finales de 2008 ascendía a 21 400 millones de euros, aumentando desde 2007, año en el que se situaba en 20 100 millones de euros.
Néstor Kirchner realizó tres viajes oficiales a España. En octubre de 2005 gobernaba José Luis Rodríguez Zapatero y Kirchner visitó Salamanca para la Decimoquinta Cumbre Iberoamericana. En esa ocasión, ambos países firmaron un convenio para que España le vendiera trenes a la Argentina.
En junio de ese año, Ricardo Jaime había estado en Madrid para firmar los preacuerdos, que luego rubricaron los presidentes de ambos países.
En 2006 –nuevamente en viaje oficial–, Kirchner se dirigió a Madrid.
Era uno de los principales destinos de la diplomacia oficial y de la paralela. La segunda de las diplomacias, muy desarrollada con Venezuela, implicaba que se involucraran funcionarios –no necesariamente de la Cancillería– en negocios que corrían por el costado de los oficiales. Desde la Secretaría de Transporte de Ricardo Jaime se armó un equipo que se encargaba de algunos negocios especiales.
Una iniciativa loable como la de modernizar los ferrocarriles ingresó al coto de caza de uno de los recaudadores más voraces del kirchnerismo
Aquel convenio entre los dos Estados para la operación de compra-venta de material ferroviario se anunció en varios medios argentinos.
Fernando Cibeira, enviado del diario Página/12 a Salamanca, escribió que el acuerdo se había firmado "para la provisión de material ferroviario por la empresa española RENFE para el trienio 2006/9 que comprenderá un total de 667 vehículos repartidos entre 426 vagones, 121 locomotoras y 120 coches motor. El material será reacondicionado en Argentina. 'Estos vagones y locomotoras van a generar empleo por más de cuatro años', destacó Zapatero".
El acuerdo tenía la intención de modernizar el parque ferroviario argentino que estaba en un estado de deterioro avanzado. Las compañías españolas Red Nacional de Ferrocarriles Españoles (RENFE) y Ferrocarriles de Vía Estrecha (FEVE), a través de la empresa pública Expansión Exterior, enviarían a la Argentina material en desuso con sus repuestos y con la capacitación técnica. La rehabilitación y modernización de todo el material que Argentina adquiriera a España se iba a hacer en los talleres argentinos para generar empleos y apoyar la recuperación económica. El monto total del acuerdo estaba estipulado en alrededor de 1 100 millones de pesos (367 millones de dólares) y se extendía por varios años.
Una iniciativa loable como la de modernizar los ferrocarriles ingresó al coto de caza de uno de los recaudadores más voraces del kirchnerismo. La negociación sobre el modo en que se iba a administrar esa enorme cantidad de dinero quedó en manos del secretario de Transporte Ricardo Jaime. Y, por ende, en las de Manuel Vázquez, quien desde mucho antes de que se firmara el convenio ya estaba tejiendo la trenza necesaria para obtener la tajada que iba a ser, también, parte de la de Jaime.
El negocio tenía dos vertientes: el cobro de comisiones por la venta y el costo por reparaciones que iban a realizar las empresas ferroviarias argentinas, habituales aportantes de dinero a las arcas de Jaime.
Para ser intermediario en la transacción organizada entre dos Estados, el ex funcionario firmó una resolución de su Secretaría hecha a la medida de las necesidades de Vázquez. En uno de los tantos archivos que había escondidos en las computadoras del gestor de negocios, se halló una carta con membrete de la Secretaría de Transporte firmada por Jaime y dirigida al director general comercial y financiero de Expansión Exterior Juan Barba.
El archivo que Vázquez intentó borrar de sus computadoras y que tenía como nombre "Carta EE-13-03-06 autorización", dice:
"REF: Controles y auditorías especiales.
Tengo el agrado de dirigirme a usted por indicación de nuestro asesor de gabinete para temas internacionales, Dr. Manuel Vázquez Garea, en referencia a la compra de material ferroviario que tramita esta Secretaría por vuestro intermedio.
En virtud de las atribuciones que son conferidas por el artículo 1 inciso ñ del decreto N° 101 de fecha 16 de enero de 1985, y dentro del marco de lo establecido por el artículo 1 y 2 del decreto N° 1683 de fecha 28 de diciembre de 2005, le informo a Ud. que la empresa de referencia está designada para colaborar en todo lo necesario para desarrollar, instrumentar e implementar efectivamente los diferentes acuerdos firmados con varios países y, en particular, los programas de adquisiciones que nuestro Gobierno para el área ferroviaria tiene con proveedores en diferentes países.
La empresa Controles y Auditorías Especiales tiene amplio conocimiento y antecedentes en adquisiciones de organismos gubernamentales y está autorizada a negociar la retribución de su gestión, por cada operación y por cada proveedor local o internacional. Dicha retribución formará parte del costo final que pague el Gobierno.
Como es de su conocimiento y según lo informado en oportunidad anterior, todas las tratativas, comunicaciones y decisiones necesarias para la adquisición de material ferroviario deberán ser realizadas directamente a través de nuestro asesor de gabinete, Dr. Manuel Vázquez Garea, quien personalmente me mantiene informado cotidianamente de todos los temas y pormenores relacionados con este y otros programas de adquisiciones en desarrollo.
Saludo a Ud. atentamente,
Ing. Ricardo Raúl Jaime. Secretario de Transporte."
La carta era la famosa patente de corso que necesitaba Vázquez para entrar oficialmente en el negocio
En noviembre de 2010, antes de que se publicaran los contenidos de los comprometedores emails de Vázquez, un periodista español se comunicó con Barba, quien le confirmó haber recibido esa carta.
Jaime había puesto como intermediario de la operación a su asesor y el costo de esa tarea lo tenía que pagar el Estado argentino.
El domingo 21 de noviembre de 2010, el diario Clarín publicó la primera nota sobre el oscuro negocio con España.
La carta era la famosa patente de corso que necesitaba Vázquez para entrar oficialmente en el negocio. Tenía la autorización de su jefe que, como se intuye, estaba muy interesado en que se cumplieran los pactos que Vázquez había estado armando con antelación.
Para comprender el entramado de las comisiones cobradas por Vázquez hay que presentar a un personaje fundamental: Miguel Ángel Lorente. Español y socio de Vázquez en la megaconsultora mundial que ambos encabezaban y vendían, Lorente es un lobbista, consultor, buscador de negocios y fanático del tenis que siempre lucía bronceado. Un tipo osado, como su socio Vázquez.
Entre las características de Lorente, merece ser mencionado su talento particular para titular los correos electrónicos que enviaba. Es el autor de: "Absolutamente solo para ti", algo que puede sonar a nombre de canción de amor caribeña, pero que es el asunto de un intercambio de mails en los que habla con Vázquez sobre cómo repartir los cientos de miles de euros de comisión que pagaba el Estado argentino y cobraban varios. Entre las beneficiadas estaba la empresa Controles y Auditorías Especiales, la filial española de la empresa de Vázquez en Buenos Aires, la misma que había sido designada por Jaime para intermediar.
Es una vergüenza que los políticos de ahí pidan dinero y luego se hagan los dignos (mail de un contacto español)
En esa maravillosa pieza epistolar acerca de la corrupción que envolvió la compra de material ferroviario a España, Lorente habla de Barba, el funcionario español a quien Jaime le dirigió la carta que autorizaba el pago de comisiones. En julio de 2005, los consultores ya estaban con problemas para establecer las comisiones y algunos hasta temían ir presos. El primer embarque, según se desprende de lo que hablaban los argentinos y los españoles, fue valuado en unos 32 millones de euros. El 29 de julio de 2005, Lorente le decía a Vázquez:
"Querido Manuel:
A pesar del desánimo que te transmitía en mi anterior mail, después he hecho, como creo que es mi obligación, un último intento por convencer a Juan Barba, con el que he estado mucho rato hablando por teléfono…
Piensa que él preferiría dejar de lado la operación porque se da cuenta de que aquí tiene un montón de gente que le va a mirar con lupa… y que cualquier desliz –como el de tu mail del 22– le pone en la calle y en los periódicos–.
Mi planteamiento insistente a Juan es que hay que encontrar una vía para que se puedan pagar unos costos políticos razonables. Su respuesta, y te la explico sin adornos para que entiendas su posición, ha ido en la línea de:
- Es una vergüenza que los políticos de ahí pidan dinero y luego se hagan los dignos –aquí, dice con razón, nadie del gobierno ni de RENFE se lleva un duro.
- Que una cosa así lo podría llevar a la cárcel. Me ha recordado el reciente artículo del Código Penal español, el nuevo 445, que castiga con cárcel a quien pague irregularmente a funcionarios públicos extranjeros.
A pesar de todo, y no acabo de creérmelo, parece que se ha convencido de que debe intentar un arreglo, que pasaría:
- Por una radical reducción de esos costes políticos –sabe perfectamente cuál era el planteamiento antes del viernes– a pagar contra facturas, puesto que los enjuagues que se hagan internamente ahí no le importan.
- Por una fórmula que justificara plenamente la inclusión en la proforma de EE de un nuevo concepto, incorporado a petición expresa y oficial –no verbal, sino con papeles originales–, de colaboración técnica o de algo así. Yo me he ofrecido a girarle por donde fuera necesario y a darle toda mi colaboración.
De todas las fases de la operación, esta es, personalmente, la que más me ha costado, porque ni me la creo, ni se me escapan los riesgos que correrá Juan y yo mismo si las cosas se tuercen –lee ese artículo del Código y todo lo que sale en la prensa española al respecto–. Espero que, al menos, esta intervención tenga una buena, clara y patente compensación para ti y para mí.
Prepárate para rematar el convencimiento de Juan, procura que no intuya que hemos tratado este tema y piensa una fórmula concreta para meter el 'añadido' –que no debería exceder el millón de euros–, así como lo que ganamos CYAES-CAESA por eso –que no puede ser sólo el 10 %–. Sobre todo, dale seguridades, que no creerá hasta que no estén en su poder, de que recibirá un encargo oficial por escrito del Gobierno argentino. Si no lo tiene, al menos por fax, no se moverá: ese es su terror principal.
Mima a Juan y dale resueltos los problemas. Si no, despidámonos de los trenes.
Un fuerte abrazo, Miguel Ángel."
"Costes políticos": es la frase que denomina a la coima. Y, créase o no, el funcionario español que habló con Lorente –quien a su vez le cuenta a Vázquez– está temeroso porque puede terminar preso. Saben exactamente que lo que están haciendo está contemplado como un delito grave en el Código Penal de España: se pena con prisión de dos a seis años y multa a los que coimeen a funcionarios extranjeros. Para Barba, el hombre de Expansión Exterior, también es una vergüenza que los políticos argentinos pidan dinero y se hagan los dignos. ¿De quién hablaba el español? No se sabe, pero se intuye.
A ese mail donde Lorente habla del Código Penal español, Vázquez le responde con la crudeza de los números. El Jesús referido se apellida Montes, otro español vinculado a la operación:
"Lamentablemente, Juan está muy comprometido con Jesús y, por lo tanto, esto no merece la mayor discusión, pues para él lo que dice ese señor está bien dicho y todos los demás no tenemos arte ni parte. Sólo para tu información, mira cómo queda la composición de la factura y saca tus conclusiones:
1) RENFE: 11 798 000 euros
2) Asistencia técnica de RENFE: 300 000 euros
3) FEVE: 2 116 500 euros
4) CYAES: 1 400 000 euros
5) EE supongo que 1 500 000 euros
6) Flete: 3 050 000 euros
7) Desguace (Jesús): un millón de euros (según gente que entiende mucho de esto, el costo no superaría los 400 000 euros)
8) Materiales y asistencia técnica entiendo que 10 millones de euros (nunca se hablo de más de 7 500 000)
9) Los restantes 1 611 000 euros, SÓLO DIOS SABE CÓMO LO
EXPLICARÁN.
Quedé con Juan que envíe la factura por 32 775 075 euros como lo hizo la última vez y que se olvide de los costos políticos de aquí: yo pondré la cara y les daré las explicaciones que correspondan a mis mandantes.
La factura es urgente, pues sin ese documento aquí no puede iniciarse el proceso de asignación de recursos para el pago de la importación.
Demos como cerrada definitivamente la discusión y miremos para adelante las futuras operaciones (por supuesto sin Jesús).
Nunca he tenido una experiencia tan desilusionante, frustrante y tampoco me he sentido tan mal personalmente como con todo esto, pues el originador de todo he sido yo, que conjuntamente contigo hemos logrado lo que parecía imposible…
Tú sabes todo lo que te aprecio y quiero a pesar de nuestras diferencias transitorias.
Un fuerte abrazo, Manuel."
El católico testaferro de Jaime remite cada tanto a Dios para buscar respuestas. En este caso, lo hace porque no hay manera de explicar uno de los ítems que pagará el Estado argentino con dinero de todos. Además, hace saber que se encargará de hablar con sus mandantes para explicar por qué habían bajado los "costes políticos".
Es decir, Vázquez les diría a sus jefes por qué "morderían" menos y así se avanzaría en el plan de mejoramiento del transporte ferroviario en la Capital Federal y el conurbano bonaerense. Una excelente decisión para beneficiar a los que menos tienen y que viajan, diariamente, aplastados en el transporte público.
El saldo es para mí, para completar mi parte y la de los amigos (Manuel Vázquez)
¿Qué había dicho Vázquez en un mail del 22 de julio que ponía nervioso a Barba? Había mandado una lista de cómo debía configurarse la factura de unos 30 millones de euros dejando en claro a qué se referían un par de ítems que no se habían podido explicar. Una semana antes de la reacción de Barba, Vázquez le había dicho:
"Querido Juan,
Otro si digo: Quiero que quede claro cómo fueron confeccionados los precios que se enviaron:
1) Precios de RENFE: 11 798 000 euros
2) Precios de FEVE: 2 116 550 euros
3) Flete estimado: 3 450 000 euros
4) Costo estimado de materiales para rehabilitaciones: 7 000 000 de euros
5) Comisión CYAES: 1 000 000 de euros
6) Honorarios EE: 1 500 000 euros
7) Comisión 4 % sobre materiales RENFE y FEVE: 600 000 euros
8) Honorarios a) 1 300 000 euros
9) Honorarios b) 950 000 euros
10) Asistencia técnica: 650 000 euros
11) Recuperación gastos realizados hasta la fecha para revisiones: 150 000 euros
12) Recuperación de otros gastos: 165 727 euros
13) Asistencia técnica FEVE: 63 500 euros
14) Eventuales: 218 000 euros
Un abrazo, Manuel."
Aunque su intermediación había sido reducida en 400 000 euros de una semana a la otra, las comisiones eran millonarias: un millón para CYAES –la empresa de Vázquez-Lorente– y otras comisiones más. Hasta allí la factura de ese embarque pasaba apenas los 30 millones de euros. Pero eso no iba a quedar así. El precio final que pagó la Argentina por el primer cargamento fue de 32 613 786 euros y el procedimiento burocrático de finalización de trámites, idas y vueltas llevó a que la operación se terminara de cerrar completamente en 2007. Las comisiones obtenidas por Vázquez y su socio Lorente fueron diferentes a las planteadas en los emails de julio de 2005. Por lo menos así se desprende de un correo electrónico en el que Vázquez celebra haber cobrado:
"Querido Miguel Ángel,
Nuevamente repasemos nuestros benditos números. Antes que nada, demos gracias a Dios que estos bandidos finalmente nos entregaron los valores, aunque sea una parte. El número total era 2 364 500 euros. Quedamos en deducir 165 000 euros para nuestros 'amigos', con lo cual quedarían 2 199 500 euros, que divididos por dos da 1 099 750 euros. De esa suma, yo debo darte 260 000 euros, con lo cual quedarían: MAL [Miguel Ángel Lorente] 1 359 750 euros; MV [Manuel Vázquez] 839 750 euros, y, para pagar lo que faltara a los amigos de aquí, 165 000 euros. Hasta hoy hemos recibido un total de 1 702 389 euros (alrededor del 72 % del total).
Si a esto le aplicamos los porcentuales correspondientes, los 165 000 euros serían 118 796 euros, que deducidos a los 1 702 389 euros quedarían
1 583 593 euros, que dividido por dos nos daría 791 796 euros. Por lo tanto, mi recomendación es que te quedes con 1 021 433 euros, con lo cual te estoy pagando 229 637 euros de los 260 000. Yo me ocuparé de los 118 796 euros para cumplir con los que debemos. De ser así, nos quedarían por cobrar 662 110 euros, de los cuales te corresponderían 338 316 (30 362 euros para cancelar la deuda de 260 000 y el resto para completar tu parte). El saldo es para mí, para completar mi parte y la de los amigos. Si no estás de acuerdo, por favor házmelo saber.
Un fuerte abrazo, Manuel."
La repartija hecha por Vázquez aquel 17 de mayo de 2007 respondía a un breve y feliz email de Lorente que decía:
"Querido Manuel:
He recibido el abono de 1 021 433,87 euros de EE. Tú decidirás cómo compensamos la parte que te corresponde –inmediatamente o empezando a deducir la inversión inicial–.
Un fuerte abrazo, Miguel Ángel."
Suena increíble, pero así se dividieron Vázquez y Lorente los más de 2 millones de euros. Esa cifra, por lo menos, le costó de más al Estado argentino aquella primera compra. Pero como el Estado –o quien lo había tomado para sí en este caso, es decir, Ricardo Jaime– había autorizado el pago de comisiones, no había problemas: se pagaba.
El dinero de todos iba a parar a los bolsillos de unos pocos. Cobraron comisiones, Jaime los autorizó y los trenes funcionaron mal y poco. Se calcula que un 70 % del material rodante que se compró tanto a España como a Portugal quedó arrumbado en diversos lugares del país. Compraron tecnología tan vetusta que, para conseguir repuestos, hubo recomendaciones de recurrir a los museos ferroviarios.
El negocio fue, a todas luces, pernicioso para los argentinos pero extremadamente beneficioso para Vázquez, Lorente, Jaime y sus "mandantes".