El Papa Francisco se reunió hoy en audiencia privada en el Vaticano con Lidia Guerrero, la madre de Víctor Saldaño, el único argentino condenado a muerte en Estados Unidos y que actualmente permanece en el "corredor de la muerte" del penal de Hunstville, en Texas desde 1996.
Guerrero transmitió al Sumo Pontífice su preocupación por la situación en la que se encuentra su hijo, las condiciones de "aislamiento y de falta de contacto físico" en las que vive y el estado mental "deteriorado" que padece.
"En este momento, y después de tantos años que lleva mi hijo en el corredor de la muerte, ya su estado mental está totalmente deteriorado. He venido a pedir ayuda", confesó Guerrero tras el encuentro con el Papa.
Asimismo, reconoció que para ella tiene un valor especial "todo lo que el Papa pueda hacer como jefe de la Iglesia Católica" y remarcó la concepción que tiene "de la pena de muerte y que ha revelado al mundo" en diversas ocasiones. "Me dijo que rezaba por él y que lo tiene en su corazón", contó Lidia. Francisco intervino varias veces para lograr que Texas, el estado más duro y con más ejecuciones en ese país, cambie la condena por la prisión perpetua.
Guerero recordó que el Papa "ha pedido en varios países del mundo la supresión de la pena de muerte", como cuando viajó a Washington en septiembre de 2015 y abogó en el Congreso de Estados Unidos por la "abolición mundial" de esta medida.
"Tengo fe de que él va a poner todo su empeño, como en todos los asuntos que trata, y va a tratar de ayudarnos", confió. "Estoy segura de que él va a hacer lo posible, (que mi hijo) estará en sus oraciones. También pidió que recemos por él, por todas las cosas en las que él está empeñado para ayudar a las personas que sufren", agregó.
Hablaron durante media hora en la bibioteca privada pontificia. "Francisco fue muy cariñoso, como la otra vez que me recibió, en 2014. Me recibió con mucho amor. Me escuchó atentamente mientras le explicaba lo que le pedía, un tema que él ya conoce a fondo".
El caso de Saldaño
Víctor tiene 43 años y está preso en Texas. Fue condenado a muerte en junio de 1996 por el asesinato en noviembre de 1995 de Paul King, un vendedor de computadoras, en Dallas.
Según argumentó la defensa del acusado, la condena se fijó con base en criterios discriminatorios, por lo que Vega llevó el caso a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en 1999.
En 2002, la Corte Suprema de Estados Unidos declaró la nulidad de la sentencia por "discriminatoria", pero dos años más tarde fue juzgado y condenado nuevamente y en 2007 la Cámara de Apelaciones de Texas rechazó un pedido de nulidad.
En agosto de 2015, la familia de Saldaño confió en que Francisco intercediera por Saldaño en su encuentro en septiembre de ese año con el presidente estadounidense, Barack Obama. Desde hace 20 años Saldaño permanece en el "corredor" a la espera de que hagan efectiva la sentencia.
En el medio, su salud mental se ha visto afectada y en repetidas oportunidades pidió que lo ejecutaran lo antes posible. Lo cierto es que aún espera su hora mientras Lidia intenta que la intervención del ex cardenal Bergoglio tuerza el destino de su hijo y le salve la vida.