Las nuevas tecnologías de la comunicación nos permiten expresarnos y conectarnos de forma muy veloz, valiéndonos de palabras, fotos y videos. Sin embargo, la velocidad con la que podemos usarlas hace que, en ciertas ocasiones, no pensemos dos veces en las consecuencias de lo que estamos haciendo. Un mensaje enviado al destinatario incorrecto, puede viralizarse y causar un daño a la reputación que atraviese fronteras y que persiga de por vida. Pero la amenaza ante esa posibilidad no priva a los jóvenes de ejecutarla, según advierten desde Faro Digital.
Infobae habló con Ezequiel Passeron, director ejecutivo de esta ONG, quien explicó la apuesta a educar en una estrategia de "reducción de daño". Aquí, algunas claves para aprender a protegerse de las consecuencias no deseadas del "sexteo".
-¿Cuáles los riesgo del sexting?
Principalmente el hecho de que esas fotos o vídeos íntimas y con connotación sexual, cuando son enviados por medios electrónicos o subidos a las redes sociales, pasan a estar expuestas en un espacio público. Porque hay que entender que internet es un espacio público en donde se pierde el control de lo que publicamos allí. Es muy difícil de controlar. Por eso nosotros trabajamos en poder enseñar a la sociedad en general, y a los jóvenes en particular para aprender a usar las herramientas digitales de manera responsable. Es decir, poder disfrutar de la práctica pero cuidando nuestra identidad y privacidad.
“Es uno el que tiene que aprender a cuidarse y a saber elegir con quién y cómo compartir la intimidad y las informaciones personales en internet”
-¿Cuáles son las claves para "sextear con la cabeza"?
Ese es precisamente el lema de la campaña que manejamos. Lo fundamental para quienes deciden realizar esta práctica digital es cuidar su identidad en el mundo digital. Es decir, cualquier elemento que pueda identificarlos debería ser ocultado o tapado, ya que internet es un espacio público en donde vamos construyendo una reputación web, que puede verse afectada por este tipo de contenido. Por eso, la anonimización de las imágenes es una buena medida para sextear de manera responsable. Podemos, por ejemplo, taparnos la cara, marcas de nacimiento, tatuajes o cualquier otro elemento que nos identifique. Para aumentar la seguridad de nuestra información y el cuidado de nuestra privacidad es conveniente utilizar servicios de mensajería instantánea con cifrado, así como también guardar las imágenes en carpetas encriptadas. Y, por supuesto, pensar bien y tener mucho cuidado y suspicacia con respecto a cuán confiable es la persona con la que estamos compartiendo ese material tan íntimo.
-¿Por qué no decirles que, sencillamente, no envíen material erótico por la web?
Nosotros vimos en la práctica, en el terreno, en el campo, que los chicos
ya están realizando estas prácticas y que es imposible negarlo. Además, notamos que cuando nosotros llegábamos con un discurso prohibitivo, se anulaba la posibilidad de llegar con un mensaje de concientización. Entonces, tomamos la postura de, primero, reconocer que la práctica existe y que no hay conflicto con poder disfrutar de la sexualidad de esta manera, si uno es libre y decide hacerlo. Nosotros no estamos en contra de eso, sino que estamos ahí para enseñarles a hacerlo de forma responsable y precavida.
-Utilizan además un lenguaje muy directo ¿es parte de la estrategia de comunicación?
Sí, es la manera de llegar a todos, especialmente a los adolescentes. El objetivo es tratar de mitigar el efecto de riesgo y de daño a la reputación. Hay que entender que es muy difícil borrar una información una vez que llegó a internet. La tecnología no va a dar marcha atrás, está aquí para quedarse, así que es uno el que tiene que aprender a cuidarse y a saber elegir con quién y cómo comparte su intimidad y su información personal en la web.
-¿Qué talleres y campañas desarrollaron desde Faro Digital?
Con la ONG brindamos talleres para chicos y chicas de entre 10 y 18 años, en donde buscamos interpelarlos mediante videos e imágenes para mostrarles los distintos riesgos que pueden surgir del uso de las redes sociales. Nuestro objetivo es difundir las problemáticas, dar herramientas de prevención e información para que sepan qué hacer algo malo les sucede. También damos capacitaciones y charlas para adultos, docentes, padres, madres, trabajadores sociales, y otros. Usamos esos espacios para enfatizar la importancia de que los adultos acompañen a los más jóvenes y que los ayuden a crecer en este nuevo mundo de tecnologías digitales y a que sepan aprovechar las oportunidades que brinda, pero minimizar los riesgos que acarrea.
“Es clave que los adultos aprendan a escuchar a los más jóvenes, a interesarse por lo que les sucede en el ámbito digital, mostrarse abiertos y ayudarlos sin juzgarlos”
-¿Cómo hacen los adultos para enseñarle a los jóvenes algo que ni siquiera ellos entienden muy bien?
La mayoría de las cuestiones que suceden en internet y las redes, son sociales. No hace falta tener un gran conocimiento técnico para poder dialogar con los chicos sobre temas como la discriminación, la exposición, la privacidad, la pedofilia o la construcción de la identidad. Es por eso que alentamos a que los más grandes se comprometan a crear instancias de diálogo con los niños, niñas y adolescentes, ya que hay un sinfín de problemáticas en las redes que requieren de su intervención como adultos. Para ello, es clave escuchar a los jóvenes, interesarse por lo que les sucede en estos ámbitos, mostrarse abiertos y ayudarlos sin juzgarlos.
-¿La nueva generación maneja una concepción diferente sobre qué es la privacidad y la intimidad?
Sin dudas. Cuando preguntamos a los más chicos si les importa la privacidad nos dicen que sí. Pero esto no se ve reflejado en sus prácticas. Por lo tanto, nos damos cuenta de que lo que ocurre es que existe una diferencia conceptual entre lo que entienden los chicos y chicas por privado o íntimo, de lo que entendemos los adultos. Por eso, es necesario preguntarles qué es lo que quieren que esté privado en las redes sociales o en internet, o que no les gustaría que se viralice o publique. En base a sus respuestas es que se puede dialogar y construir reglas consensuadas de uso en donde los adultos podamos explicar nuestro punto de vista, y concientizar sobre la exposición de la imagen personal en tiempos de pantallas digitales. A su vez, es necesario brindar las herramientas técnicas que existen para cuidar la información (contraseñas seguras, configuraciones de privacidad y seguridad de cuentas, encriptación, etc.).
“No hay que estigmatizar a la víctima ni señalarla como culpable. El problema es la difusión de imágenes sin el consentimiento del titular, no que haya usuarios que se fotografíen o filmen”
-¿Es una problemática que atañe a ambos sexos?
Sí , tanto a chicas como a chicos. Aunque públicamente trascienden más los casos de mujeres. Por eso es que en #Sexteaconlacabeza mostramos tanto a un hombre como a una mujer. Algo que buscamos en la campaña fue no estigmatizar a la víctima ni señalarla como culpable. El gran problema es la difusión de imágenes personales sin el consentimiento del titular, no que haya usuarios que se fotografíen o filmen. Es por ello que tratamos de darles herramientas para que lo hagan, si es que lo desean, pero cuidando su identidad y privacidad.
LEA MÁS: Qué hacer y qué no con adolescentes en materia de internet