Su genio, su visión y su producto le valieron el respeto de los popes del mundo de los negocios y de la Academia. Con 40 años recién cumplidos, Salman Khan construyó un presente basado en la meritocracia y el saber. Hijo de una madre soltera india que emigró a los EE.UU, logró llegar a las aulas de centros de estudios destacados como el Massachusetts Institute of Technology (MIT) y Harvard. Se formó como profesor, informático, ingeniero eléctrico y matemático.
Fue precisamente en Boston donde empezó a grabar videos con lecciones de matemáticas para ayudar a sus sobrinos a progresar en los estudios. Los "posteos" en YouTube comenzaron a ser consumidos por cientos de miles de estudiantes y maestros. Los comentarios de la gente fueron la primera señal que lo alertó sobre su potencial impacto en la sociedad: "En ese momento, yo era el analista de un fondo de inversión, el 'valor social' no era un concepto con el que yo estuviera muy familiarizado", bromeó Khan. Sin embargo, renunció al trabajo para dedicarse a su nuevo proyecto. Invirtió allí todos sus ahorros. Justo cuando comenzaba a quedarse en la banca rota, y con una familia que mantener, comenzaron a llegar los primeros aportes de filántropos enamorados de la idea.
Sal, como le dicen quienes trabajan con él, nunca pensó en cobrar por los contenidos o en hacer una explotación comercial de su éxito. Y no es falta de ambición, es sólo que la suya no se reduce a una fortuna personal. ¿Cómo es y cómo piensa uno de los cerebros más fascinantes de estos tiempos? Rolando Nuñez-Baza, el hombre de Khan de Latinoamérica, nos cuenta de primera mano quién es "Sal".
-La plataforma educativa creada por Salman Khan tiene un éxito descomunal. ¿Por qué la decisión de hacerla gratuita? ¿Cómo y por qué alguien renuncia a la posibilidad de hacerse millonario con el producto de su creación?
Sal es sumamente humilde, lo ves en la oficina en bermudas, siempre muy casual y muy chistoso. Sabés que cuando estuvo en México anunciando a la alianza para no cobrar datos a los usuarios de Khan Academy, le preguntaron eso mismo, todo el tiempo. Lo que nos ha explicado él es que, lo que él quiere, es crear una institución que sobreviva en el tiempo, que dure 300 ó 400 años. Ocurre que, cuando uno analiza empresas y entidades con fines de lucro, lo que ve es que no suelen durar más de 30, 40 o en algunos casos excepcionales 100 años. Pero incluso así, lo que siempre termina pasando es que su visión y su enfoque cambian. Si ves los que estaba haciendo IBM hace algunos y lo comparas con lo que hacen ahora, es diferente.
“Él quiere que Khan Academy exista por 200 ó 500 años, entonces hacerla sin fines de lucro es esencial”
-¿Hacerlo sin fines de lucro protege al proyecto de una eventual "inviabilidad comercial"? ¿Resguarda su espíritu?
Muchas empresas directamente dejan de existir después de un periodo, en cambio, las universidades, los museos y ese tipo de instituciones, suelen mantenerse fieles a su misión original por mucho tiempo. Para él, para que Khan Academy exista por 200 ó 500 años, es esencial hacerla sin fines de lucro. Nosotros sabemos que nuestra misión no va a cambiar: vamos a seguir creando educación de calidad y ayudar a estudiantes en todas partes del mundo.
“Podría haber sido multimillonario, o más. Pero no se sentía bien cobrando por algo que considera un derecho humano”
-Una idea que debe respaldar con su estilo de vida…
Sí. Claro que podría haber sido multimillonario, o más. Pero él no se sentía bien cobrando por algo que considera que es un derecho humano. A él le resulta "chistoso" pensar en cobrar, por ejemplo, por la ley de Newton, que fue creada hace años por esa otra persona. ¿Por qué habría de cobrar? ¿Sólo por ponerla en un libro? Salman cree que el conocimiento está para el provecho de toda la Humanidad. Es su manera de pensar. Él dice "tengo un salario, que me paga Khan Academy, tengo una casa, tengo 2 autos, 3 hijos y una vida feliz. No necesito otra cosa. La satisfacción que recibo por saber que estoy contribuyendo y que nos acercamos más y a más a nuestra misión, es todo lo que necesito". Imaginate al impacto que eso tiene en el centenar de personas que hacemos Kahn Academy. Él nos inspira enormemente con su ejemplo y su filosofía.