Las viviendas son responsables de más de 40% de las emisiones del CO2 y el consumo de energías primarias. Frente a esta situación y por el compromiso de revertirlo es que nace "La Casa G" en el barrio cerrado "Las Cañuelas Club de Campo", provincia de Buenos Aires. El proyecto mereció el premio Latinoamérica verde, el "Oscar" a la sustentabilidad de la región. Infobae habló con su creador, Charly Karamanian, quien trabaja como gerente de innovación sustentable en el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
-¿Cómo surgió la idea de crear una casa sustentable?
Mi esposa y yo vivíamos en un edificio en Núñez. Un día comenzamos a pensar en hacer un cambio rotundo, llevar una vida más saludable y natural en la que criar a nuestros hijos y contribuir a un planeta más sustentable. Vendimos el departamento y con eso financiamos la construcción de la obra. Contamos con la ayuda de más de 70 empresas que participaron como sponsors de este experimento modelo y aportaron los materiales. Queríamos demostrar que no sólo era posible, sino recomendable. Hace tres años que vivimos allí y es fantástico.
-Cuando me contaste sobre tu casa, lo cierto es que tuve el prejuicio de pensar que el proyecto iba a estar reñido con el confort, la modernidad o la estética. Pero no es así, sorprende lo linda y cómoda que es.
Tal cual. Ese es primer prejuicio que tienen todos. La gente cuando piensa en una casa ecológica se la imagina de adobe y de paja, pero esto no es necesariamente así. Lo primero, y más importante, tiene que ver con lo que es el diseño bioclimático. Es decir, pensar cómo armás esa casa, cómo la diseñás, dónde y cómo la implantás en el terreno, cómo son las sombras, cuál debería ser la orientación, tener en cuenta las características del lugar y las ventilaciones cruzadas.
Tiene diseño bioclimático con estrategias de climatización pasiva que aprovechan los beneficios de la luz solar y las ventilaciones cruzadas
-¿Qué materiales elegiste y por qué?
Lo de los materiales es muy importante. Hay que poner especial atención en la elección de los mismos. Por empezar, tratar de que sean locales: un consejo es trazar un radio de, por ejemplo, 300 kilómetros alrededor de la obra (dependiendo de dónde sea). La idea es que, si construís una casa en Buenos Aires, no lo hagas con piedra de Chile porque ese material tiene que viajar en camión y genera una gran huella de carbono y ver que la empresa a la que le compras tenga certificación ISO 14.001. También es importante que tengan criterios de sustentabilidad y que sean reciclados. Por ejemplo, en casa tengo porcelanatos que tienen un 30% de material reciclado, las mesadas tienen 75% (vidrio, papel, plástico) aglutinado con un polímero a basa de maíz. Las pinturas son al agua y no tienen contenidos orgánicos volátiles. Entonces, finalmente tenés una casa construida con materiales nobles, que no traen un perjuicio al medioambiente y que además cuidan al ocupante.
-Por lo que he visto en tu casa, la clave está en cambiar la visión convencional e incorporar el valor de la sustentabilidad al desarrollo de un proyecto
Tal cual. Hay que pensar bien la casa antes de levantarla. Esto que digo se hacía rutinariamente hace muchos años. Antes, la gente tenía en cuenta las energías presentes en el lugar. Luego esa costumbre se perdió en la era industrial con la implementación de los aires acondicionados y sistemas de climatización, ya que se empezó a buscar la estética por sobre la eficiencia. Pero hoy, los costos de la energía hacen que volvamos a pensar como nuestros bisabuelos y todo eso está volviendo al mercado.
Si vos te fijas bien, la construcción de una casa sustentable hasta puede ser más barata. Por ejemplo, si usás materiales locales. También hay que prestar atención a la compra de artefactos eléctricos, que sean de buena calidad y eficientes, clase A.
Las aislaciones térmicas eficientes, permiten un ahorro de hasta el 80 % de energía.
-¿Se están modificando las expectativas de la gente en torno a lo que se busca obtener de una casa? Los profesionales y la industria ¿saben dar respuesta a esta demanda?
Se nota el cambio. Se ve, sobre todo en las cosas de menor valor, como los calefones solares que, al tener un precio similar al de los otros, la gente se anima a empezar a comprarlos y a tomar las primeras medidas. Hay algo que se llama "el ciclo de adopción de las tecnologías" que empieza por los innovadores, les siguen los early adopters, la primera mayoría y luego la gran mayoría. Los que están siempre a la vanguardia buscan esas oportunidades hasta que se llega a la economía de escala en la que todos las pueden comprar.
Lea más: Domótica, la casa del futuro que ahorra un 30% de energía
-¿Los costos de estas construcciones son un impedimento para apostar a una casa inteligente y sustentable?
Hay que partir de entender que el costo de la construcción representa sólo entre un 20 y un 30% del valor de la casa. El 70 y 80% restante corresponde a la erogación que vas a tener que hacer a lo largo de su vida útil para mantenerla habitable. Los costos de energía y de mantenimientos son muy grandes en una vivienda, por eso, si vos haces una construcción racional, usás buenos materiales y tecnologías que ahorren energía, todo eso se repaga en el mediano y largo plazo.
También hay opciones low cost. Por ejemplo, las aislaciones térmicas son clave para el ahorro energético. Hay que poner burletes y, como las ventanas de doble vidrio son caras, aquí una solución muy económica: buscá un pedazo de plástico pluriball (el que se usa para embalar, que tiene pelotitas de aire). Con agua y detergente, lo pegás en el vidrio y con eso mejoras 3 veces la aislación térmica de la ventana. Luego, en el verano, lo despegás y lo guardás hasta el invierno siguiente. Siempre hay alternativas.
Contiene materiales con componentes reciclados, certificaciones ISO 14.001 y FSC, pinturas y pegamentos sin contenidos orgánicos volátiles
-¿Cómo administra el agua la Casa G?
Solo el 0,025% del agua del planeta es potable, hay que hacer un uso racional de este recurso escaso y vital. Recolectamos 300 mil litros de agua de lluvia al año y reciclamos otros 200 mil litros de aguas grises. Es decir, cuando nos bañamos, o nos lavamos las manos, ese agua se filtra y se pone a disposición para usos que no requieren agua potable, como riego, mochila de los inodoros, lavado del auto. La recirculación del agua debe estar prevista en la obra, pero hay algunas trampitas que se pueden hacer después: colocar una bomba recirculadora automática y una válvula que conecta la cañería de agua caliente con la del agua fría en el baño más alejado del termotanque.
Consejo: si estás construyendo pero tenés un presupuesto acotado, dejá previsto el lugar en cuanto a la conexión de cables y cañería para poder hacer las mejoras e instalaciones a futuro.
-¿Cómo es el exterior de la casa?
El jardín es pasto sembrado con semilla y se riega con el agua reciclada. Tenemos una piscina poco profunda, de 1.50 mts, a la que calefaccionamos con lo que nos sobra de la energía solar con la que calentamos el agua de la casa. No usamos cloro, sino un sistema de ionización de cobre y plata absolutamente natural y más económico. El cobre y la plata eliminan las algas y las bacterias casi sin usar cloro (de allí la antigua costumbre de tirar monedas a las fuentes, en realidad se hacía para mantener potabilizada el agua de donde bebían personas y animales cuando se carecía de agua corriente). Además, tenemos un robot que limpia la pileta. Eso ahorra tiempo y costos. En un año se repaga.
También tengo una huerta con riego automático – que uno puede armar muy fácilmente con cosas que se compran en una ferretería -. Es muy simple. Mi primera experiencia fue comprar un paquete de semillas de 5 pesos y luego me encontré con 120 plantas de tomate. Comí tomate por años entre el envasado y el dulce (risas).
-Algo que no tiene precio: darles a nuestros hijos la experiencia de cultivar. A veces las mamás nos preguntamos qué hacer para que los chicos coman vegetales. Bueno, nada mejor que ponerles en el plato el tomate, la frutilla, la calaza que ellos cultivaron – aunque sea en una maceta en un balcón – y que puedan conocer y valorar el ciclo detrás de la generación de un alimento
Tal cual. Además, el sabor no es el mismo. Son orgánicos, económicos, sabemos que no tienen productos químicos de ningún tipo. También se puede pensar en hacer esto con vecinos o amigos, rotar cultivos y compartirlos.
“Se utilizaron tecnologías innovadoras, todas disponibles en el país. También se puede hacer la rehabilitación energética de edificios antiguos”
-Tu casa también es inteligente ¿Cuánto puede ayudar la incorporación de la domótica?
Ayuda mucho, pero una casa inteligente hoy todavía es cara en Argentina y el costo sigue siendo un tanto elevado, a veces aún mayor al beneficio. Pero para las luces es muy útil, en casa no solo se prenden y apagan de forma automática, sino que se regula la intensidad en función de la estación del año, la hora y el clima. Las persianas se abren automáticamente para que se caliente de forma pasiva con el sol y cuando es de noche o llueve se cierran para que no se mojen los vidrios y así no gastar en productos de limpieza.
También tenemos una central meteorológica propia, que censa la cantidad de CO2 que tiene el ambiente y puede prender una alarma o abrir una ventana. Internet de las cosas ayuda mucho para que las distintas partes de la casa "hablen" con el sistema de domótica y se tomen acciones de forma automática.
-¿Cuáles son los países que están a la vanguardia en este tipo de casas inteligentes y sustentables?
Los países europeos están muy avanzados en eficiencia energética. En cuanto a la tecnología, EEUU, aunque a veces descuidan la eficiencia. Nosotros estamos rezagados en lo que hace a las normativas de generación de energía distribuida. Por ejemplo, en casa tenemos 12 paneles fotovoltaicos. Es lo más caro, la frutilla del postre de la Casa G. En otros países se permite que esa energía que generas durante el día y que no utilizas, la puedas inyectar a la red y venderla. Eso reduce el tiempo de amortización y alimenta la red general con energías limpias. Son ese tipo de políticas las que ayudaron a que los países europeos hayan podido implementar esta tecnología de forma masiva. En Alemania, país con menos días de sol que nosotros, hay casas con paneles solares por todos lados, y hay semanas en las que la noticia en los diarios es que lograron evitar el consumo de energías fósiles con las renovables.
Características de la casa G
Uso racional del agua. Grifería de precisión, provista de difusores y mecanismos para maximizar el ahorro del agua. Mochilas con doble descarga. Recolección de agua de lluvia, reutilización de aguas grises y tratamiento de efluentes.
Tecnología smart metering para medición de consumo eléctrico y del agua en tiempo real. Domótica y uso racional de la energía. Iluminación LED.
Piscina sistema desborde finlandés, revestimiento oscuro para climatización pasiva, filtrado inteligente e ionización del agua para evitar el uso de cloro.
Verde e Inteligente. Cuidando al planeta. Mirando hacia el cielo. Diseño bioclimático: orientación y desarrollo de ambientes incorporando conceptos de sustentabilidad. Aislaciones térmicas eficientes
Uso de energías limpias y renovables. Aerotermia. Energía solar térmica y fotovoltaica. Bomba de calor con tecnología inverter. Suelo radiante sectorizado.
Puertas en madera de bosques de cultivo. Pisos multilaminados con certificación FSC. El cerco de obra se reutilizó para fabricar muebles, composteras y bancanales de cultivos.
Huerta orgánica e invernadero. Riego por goteo. Separación y reciclado de residuos. Generadores de compost y lumbricompuesto.
Observatorio Astronómico con domo de PRFV. Telescopio con tubo Schmidt de 8". Montura CGEM con base de datos de 40.000 objetos celestes.
Casa inteligente, domótica y monitoreo de los consumos en tiempo real.