Llegó el momento de la reflexión. Cerca del cierre del 2024 y a punto de darle la bienvenida al 2025, es necesario hacer un profundo repaso de las cosas buenas y no tan buenas que sucedieron en el año. No cabe duda que la participación de la selección peruana sub 17 de vóley en el Mundial de su categoría fue lo mejor que dejó esta temporada en el voleibol nacional. Y es que un prometedor grupo de jugadoras hizo vibrar a todo el país de emoción e ilusión. Esto, claro, no ha acabado.
Ya es evidente que Perú pasa por una de las peores crisis de su historia -sino la peor- en este deporte. De las glorias de antaño no se puede seguir viviendo y eso es lo que refleja cruelmente nuestro presente. De haber sido potencia mundial tiempo atrás, hoy somos los últimos en Sudamérica. La situación se ha tornado grave.
Sin embargo, este año se ha encendido una luz de esperanza gracias a la sub 17 nacional. En el 2023, este equipo juvenil consiguió su cupo al primer Mundial de la categoría, tras quedar ubicado en el tercer lugar en el Sudamericano que tuvo lugar en Lima, por debajo de Argentina (1°) y Brasil (2°). Pero lo más importante vino después, con una gran evolución en el juego y nivel de este grupo.
La hazaña no había terminado ahí. Era necesario dar pasos agigantados para no conformarse con lo mismo de siempre y la llegada de Antonio Rizola al país fue fundamental para ello. Aunque el brasileño fue contratado para asumir la dirección técnica de la selección absoluta, desde un inicio manifestó su intención de trabajar en las categorías base con miras al futuro.
La prioridad estuvo en la sub 17, que tenía un Mundial por delante. El experimentado entrenador, que tuvo un paso exitoso en Colombia, se puso manos a la obra con esta categoría nacional y, con mucha seriedad, pudo hacer que las chicas experimenten un crecimiento considerable y le devuelvan la fe que había perdido el país en el vóley.
Del subcampeonato panamericano al top 6 mundial
La gran primera prueba de Rizola al mando de este equipo fue en la Copa Panamericana que se disputó en Guatemala. Perú viajó con expectativas bajas en esta competencia. De hecho, con el fin de ser realista o de sacar un peso de encima a las chicas, el técnico se trazaba objetivos muy bajos: ganar un set fue la meta en esta competencia. Pero el grupo ya estaba preparado para un destino mejor.
Contra todos los pronósticos, la ‘bicolor’ llegó a la final del certamen de la Norceca, dejando en el camino a selecciones como República Dominicana, Cuba, México y Venezuela. En la pelea por el título se midió contra un temible Puerto Rico, que apenas cedió un set en todo el campeonato, y el combinado patrio poco pudo hacer para triunfar. De todas formas, el subcampeonato generó mucha ilusión para el reto mayor que se aproximaba.
Las sensaciones eran positivas, pero Rizola mantuvo los pies sobre la tierra. El DT se mantuvo firme en su parecer. “No vamos a ganar ni un set ni pasaremos la primera ronda del Mundial Sub 17″, manifestó con mucha seguridad. Se sabía que la competencia iba a ser más complicada, pero se esperaba que las perspectivas cambiasen de manera positiva.
Para el brasileño no fue así, o al menos eso es lo que exteriorizaba. De todas maneras, siguió trabajando arduamente con este grupo, corrigiendo errores y afinando detalles para encarar la cita mundialista que finalmente tuvo a Perú como anfitrión. Llegó el momento de la verdad y la expectativa era tan grande que el Coliseo Eduardo Dibós se llenó por completo desde la primera fecha.
El resto es historia pura. Si bien la ‘bicolor’ debutó con derrota ante Brasil, luego se recompuso para estar entre los mejores del planeta. Primero superó a Canadá y República Dominicana para citarse con Argentina en los octavos de final. Las cosas no iban a ser fáciles, se trataba del campeón sudamericano de la categoría. Pero Perú supo salir airoso en un partidazo que ganó en el ‘tie break’ (3-2).
En cuartos, la escuadra nacional dio pelea, pero no pudo hacer nada ante un Japón muy compacto (1-3). El camino no terminó ahí, pues la ‘bicolor’ debía seguir jugando por un premio consuelo. Así, le ganó a nada menos que Turquía, subcampeón de Europa, para obtener su revancha con Brasil por el quinto puesto. Sin embargo, la fatiga de todo el torneo pasó factura en ese último encuentro y el rival sudamericano se quedó con esa casilla.
De todas formas, la participación de Perú fue más que óptimo. Rizola decía meses atrás que no ganaríamos ni un set, pero logramos ganar 14. También afirmó que no pasaríamos de la primera ronda, pero terminamos segundos en nuestro grupo. Luego, le ganamos al campeón sudamericano y también al subcampeón europeo. Aunque los pronósticos nos ubicaban entre los últimos lugares, incluso como el último, se logró un hito: ser top 6 mundial.
De esta hazaña se pueden sacar conclusiones muy positivas, pero lo que más se rescata es el gran grupo que se formó y que seguramente serán de mucha ayuda en el futuro. Jugadoras como Ariana Vásquez y Gianella Chanca consiguieron estar en el top 10 de las jugadoras con más puntos en el campeonato. Además, Liana Torres fue la líbero más destacada del torneo con cifras extraordinarias.
Pero, dejando de lado las individualidades, que también importan, el éxito fue conjunto y absolutamente todas aportaron su granito de arena para este 2024 alentador. Ahora, esta generación tiene un gran trayecto que seguir en esta disciplina. Muchas de ellas ya viven sus primeras experiencias en la máxima categoría de la Liga Peruana de Vóley a corta edad. Será vital que sigan jugando en el alto nivel y encuentren más pruebas en la ruta.
Antonio Rizola cuenta con ellas para la renovación de la selección peruana. Además, muchas de esta sub 17 integrarán la sub 19, que en el 2025 disputará el Mundial de su categoría. Este campeonato también será clave para las aspiraciones a futuro de la ‘bicolor’. Por ello, se espera que el éxito sea igual o mejor con esta categoría en la próxima cita de la FIVB. Hay esperanza.