Santiago Ormeño es uno de los representantes legionarios de la selección peruana. Llegó hace no mucho a la Villa Deportiva Nacional en la era de Ricardo Gareca. Sin embargo, su principal promotor fue Juan Reynoso con quien coincidió durante un periodo importante en Puebla de la Liga MX.
De la mano del Ajedrecista, Ormeño alcanzó su máximo rendimiento en México convirtiéndose en un goleador inesperado. Sus notables presentaciones despertaron el interés de la Blanquirroja. El acercamiento formal fascinó a Santi y aceptó sin pensarlo demasiado. De no ser por Juan nada de eso hubiera sucedido.
“Juan [Reynoso] es mi mentor, sin él y el profe Meza en su momento, sin ellos yo no estaría aquí. A mí, me dio la oportunidad y me preparó para estar bien en esa oportunidad, no solo fue para entrar, sino que me preparó para lograr algo allí [en la cancha]”, comentó en una entrevista con el programa En Carne Propia.
A Ormeño, por otro lado, le quedó la insatisfacción de la etapa fugaz de Reynoso como seleccionador de Perú: “Me hubiera encantado que le fuera muy bien en la selección, para él solo tengo palabras de agradecimiento”.
Al atacante peruano, asimismo, le preguntaron por una declaración controvertida del entrenador, durante el inicio de las Eliminatorias Sudamericanas 2026 cuando lo llamó ‘delantero poste’. Santiago entendió perfectamente el ejemplo, aunque la afición formó una idea equivocada, de la que se agarraron para fustigar al seleccionador.
”Durante mi carrera me he adaptado a distintos sistemas, pero entiendo lo que dijo Juan, mi mayor virtud es el juego directo, apoyarme con algún compañero y seguir adelante. Puedo ganar una pelota donde no hay nada y generar algo para el equipo”, apuntó el futbolista de la Bicolor.
Dificultades de adaptación
Más allá de que han pasado algunos años de su inclusión en la selección peruana, a Ormeño se le hizo cuesta arriba acoplarse a un plantel conformado con amistades arraigadas. En un principio le fue difícil entablar diálogo con los futbolistas, pero su carácter afable le permitió hacerse un espacio hasta convertirse en uno más.
“Yo nunca tuve una mala recepción pero al principio la convivencia no fue tan fácil, los compañeros me veían como mexicano, me oían hablar como mexicano, al principio no era fácil, nadie me hablaba mucho. Creo que mi personalidad es ligera, me llevo bien con todos, el grupo después me aceptaron rápido”, rememoró Santiago.
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