La selección peruana estaba obligada a sacar un resultado alentador frente a Colombia, en casa al lado de su gente, para dar inicio a la resurrección en el proceso. Se necesitaban con urgencia las tres unidades y se escaparon a 10′ minutos de la conclusión del partido. El plantel de Jorge Fossati se ha tenido que conformar con un agridulce empate a uno, pese a realizar uno de los mejores partidos de los nuestros que se ha podido apreciar en el presente curso clasificatorio.
Perú dispuso de un primer tiempo formidable en el estadio Nacional de Lima, que no dejó de alentar a los 11 seleccionados, cuyo despliegue futbolístico fue lo más cercano a un ejercicio de fuerza y atención que impidió la progresión de Colombia. Eso sí, hubo que pasar un poco de miedo al poco de comenzar, cuando Carlos Cuesta irrumpió entre el bloque defensivo de la Bicolor para conectar de cabeza un centro desde la esquina que apenas rozó la portería custodiada por Pedro Gallese.
A partir de ahí, no hubo más ataques peligrosos de los de Néstor Lorenzo y surgió la voracidad de la nueva delantera peruana -conformada por Gianluca Lapadula y Alex Valera- que se ganó merecidamente los aplausos de las tribunas y elogios de los cronistas. El primer aviso clarísimo llegó por parte de un potente frentazo del ‘9′ de Universitario, alrededor de los 12′ minutos, que conjuró con mucho esfuerzo el arquero Camilo Vargas. Por más que los reclamos se hicieron llegar por todos lados, esa pelota nunca cruzó la línea de meta. Y el VAR puede refrendarlo con legalidad.
Y si ese aviso causó emoción, el siguiente en los pies de Lapadula confirmó que el Perú de Fossati era otro a comparación del presentado en la Copa América 2024. Aunque si existe algo que debe destacarse y ponderarse en este periodo, más allá de la fuerza delantera, es el recital con pelota dominada ejercido por un Sergio Peña que, por fin, ha asumido los galones que su nivel exige, y la fortaleza manifiesta de Marcos López, quien cumplió con un papel digno de elogio.
Con los de Fossati crecidos -tanto en fútbol como en confianza- junto con 3 muy buenos intérpretes sobre la hierba del Nacional, se logró hacer daño, sobre los 25′ minutos, cuando Gianluca Lapadula se hizo de un pase perfecto de Luis Advíncula para rubricar la ventaja parcial, pero el fuera de juego apareció y se invalidó la diana ahogando la apoteosis de la fanaticada peruana. Hasta ahí, el colero de las Eliminatorias neutralizó al subcampeón de América jugando de manual.
En el inicio del segundo tiempo, Colombia echó mano de James Rodríguez y mejoró a comparación del primer acto en relación a la tenencia de balón y al volumen ofensivo. Aun así, todo era golpe por golpe en el centro del campo. Hasta que, a los 68′ minutos, Perú dio el zarpazo parcial con una definición sorpresiva de Alexander Callens, a partir de un centro clave de Sergio Peña con posterior participación de Alex Valera. La felicidad reinó en el primer escenario del país y se hizo más grande al momento que el VAR certificó la conquista del último hombre nacional.
No hubo tiempo para mantener la alegría. Heridos en lo más profundo, los de Lorenzo se lanzaron con todo al ataque y en una sucesión de llegadas exigieron sobremanera a Pedro Gallese, cuya elasticidad permitió sostener el resultado hasta que, a los 82′ minutos, una desatención aunada a una orden de 3 cambios sucesivos desembocó en la igualada de Luis Díaz con un certero golpeo de cabeza, tras una acción originada por James Rodríguez.
De ahí al final, no se movió más el luminoso y nos dejó un amargo 1-1 que nos asienta en el último lugar del circuito y alarga la mala racha contra los colombianos, a los que no se les gana desde 1981. Aunque si algo podemos destacar de esta narrativa descorazonada es que Perú tiene con qué para dar pelea en cada plaza y dejará la vida en ella.