Diego Melián (Montevideo, 1991), sin duda alguna, es uno de los porteros más regulares de la Liga 1. Tras dejar atrás su natal Uruguay, la suerte le acompañó en su primera aventura en el extranjero defendiendo el escudo del Deportivo Municipal, club del que dice ser hincha por respeto y cariño. A sus 32 años, el empático ‘1′ que trata de realizar su trabajo “más que nada en la sombra” alejándose de los focos mediáticos, ya es un peruano como nosotros con buen presente en Alianza Atlético, aunque en sus fueros internos aún se plantea retos superiores: “En algún momento veremos qué será lo que depara el destino”. Así lo afirma a Infobae Perú en una extensa reunión Zoom, punto de encuentro de un deportista con “ganas de trascender”.
- ¿Desde siempre quiso ser portero?
Se dio medio por casualidad, pero una vez que me tocó entrar al arco me gustó. De chiquito era bastante revoltoso. La anécdota cuenta que una maestra jardinera, lo que viene a ser el kínder acá, le propuso a mi padre que me llevara a realizar alguna actividad en la tarde, porque en el kínder era bastante intenso. Entonces, para gastar un poco de energía empecé a ir a las prácticas de fútbol con la particularidad de que el arquero de la categoría de cuatro años se había ido de vacaciones y me propusieron el arco. Me animé, porque uno es chiquito y nada más quería divertirse. De ahí no salí más.
- Por aquel entonces, ¿qué arquero fue su inspiración?
A nivel mundial siempre fue Iker Casillas en esa niñez. A nivel local, Fabián Carini, arquero que atajó en Juventus e Inter de Milán. Eran mis modelos a seguir.
- ¿En algún momento llegó a conocer a Fabián Carini?
Con Fabián nunca pude tener un vínculo, pero sí pude enfrentarlo en el final de su carrera cuando él estaba en Juventud de Las Piedras y yo en Racing de Montevideo. Para mí fue un orgullo, porque de verlo toda la vida como un ídolo a enfrentarlo fue tremendo. No pude quedarme con su camiseta, porque otro compañero lo pidió. Me quedó como esa espina, pero en algún momento sé que nos podremos encontrar, porque las vueltas del fútbol son así.
- ¿Sus inicios fueron complicados?
En Uruguay, el fútbol es algo que se vive con mucha pasión. Realmente es muy difícil por el contexto. Vengo de una familia de clase media-baja, humilde. Por suerte siempre tuve el apoyo de mis padres, que siempre estuvieron presentes acompañándome en el proceso, en el que cuando se ponía más complicado, ellos me sostuvieron y yo después pude salir adelante obteniendo una remuneración. El resto ya fue más ameno. En el baby fútbol, quizás, hay más divertimento, pero después cuando pasé a Peñarol, también en formativas, ya empiezas a vivirlo como una profesión o empiezas a tener esa tendencia de saber que puede ser algo para el futuro. Ahí empiezan las situaciones complicadas, porque hay futbolistas que tienen empresarios. Yo debuté muy joven, a los 16 años, en un club de 3ra división llamado Basáñez. Después pasé a un equipo a un equipo llamado Terremoto y de ahí voy a 2da división con Huracán Pasos de la Arena. Y en cuestión de un año llegué a Danubio. Todo se dio muy rápido. Ese fue el momento más complicado, porque es donde uno se comienza a preguntar si está para ser profesional y toca empezar a trabajar. Por suerte todo se dio. Llegué a un Danubio que tenía grandes figuras como el ‘Chino’ Recoba.
- ¿Usted es de Peñarol o Danubio?
De mi familia todos son de Peñarol y yo claramente al haber jugador ahí en formativas, puedo decir que le tengo un profundo cariño. Siempre quiero que le vaya bien, pero tanto Danubio como Racing fueron los clubes donde jugué profesionalmente en 1era División, también. Me gustaría, en algún momento de mi carrera, tener una segunda oportunidad y así disfrutarlo de otra manera.
- Su primer registro profesional data en el modesto Huracán FC y revisando historiales ahí también militó Pablo Lavandeira. ¿Llegaron a jugar juntos?
Sí, claro. Con Pablo la historia es mucho más larga, porque nos conocemos de Peñarol en las formativas. ‘Pablito’ es un año más grande, él jugaba en la 90 y yo en la 91. No compartíamos plantel, pero nos conocíamos y un poco más grandes nos tocó compartir equipos en Huracán. Fue muy fugaz, porque solo estuve media temporada y Pablo migró. Nuestra historia es de muchos años.
- Eso es muy curioso, teniendo en cuenta que luego llegaría a Deportivo Municipal, club donde Lavandeira dejó gratos recuerdos...
Cuando llegué todo el mundo me preguntaba si conocía a Municipal, si conocía la historia del club y yo comentaba que sabía que Pablo había jugado ahí. Recordé que él estuvo ahí y también conocía a los 3 equipos representativos junto a Cienciano. Sí, me tocó llegar a un club del que tenía conocimiento.
- ¿Recuerda cómo se dio la propuesta del Municipal?
Sí. Fue bastante rápido, de un día para otro. Había surgido una situación en la que Martín Del Campo, mi representante, me llama para decirme que había una chance en Perú con Deportivo Municipal. Había una asamblea de socios y si llegaba una administración nueva, había muchas posibilidades de que pudiera llegar al equipo. Al otro día, me llama y me dice que tengo que viajar. El tema fue fugaz y por intermedio de Alejandro Espinoza, quien trabajaba con Martín por ese entonces, se completó la situación. Llegué a Municipal un 15 de enero y dos meses después se da la pandemia.
- En aquella temporada, la del 2020, experimenta un contexto que puso en jaque a todos: la pandemia por el coronavirus. ¿Cómo atravesó ese difícil momento?
Para mí, la verdad, fue muy raro. Era mi primera experiencia en el extranjero. Venía con muchas ganas de sentirme protagonista en Perú, en Uruguay no lograba consolidarme de la manera que buscaba. Entonces vine aquí a buscar esa consolidación. Realmente lo encontré. La pandemia fue durísima, pero sinceramente estaba concentrado en jugar, en hacer las cosas bien y tener buenas actuaciones que me llevaran a hacerme un nombre. Y se dio, por suerte.
- Aun así, llegó a destacar notablemente por sus exhibiciones en portería. ¿Cuál fue el secreto detrás?
Las ganas de trascender, las ganas de encontrar un lugar donde me sintiera cómodo, respaldado e importante. La verdad que eso lo pude seguir, en seguida, en Deportivo Municipal. Llegué y por un tema de las actuaciones hubo un ‘feeling’ impresionante tanto con la hinchada como con la dirigencia. Eso hizo que gane muchísima confianza. Para nosotros fue un torneo durísimo, porque nos terminamos salvando a falta de 3 fechas, pero me sentí súper protagonista del equipo. Agradezco a cada uno de los que fue partícipe de toda mi llegada, de mis años en Municipal. Fue una experiencia espectacular.
- Y tu nombre siempre apareció en el mercado de fichajes, pero decidiste continuar en Municipal. Eso habla que eres un hombre de palabra y de respeto al compromiso.
Sí. Sinceramente, en estos 5 años mi nombre ha estado en los periódicos. Yo siempre respeto el contrato que tengo firmado, siempre trato de respetar a la gente que me da trabajo. Para mí eso es mucho más importante que otras cosas. Por ese mismo respeto, en los momentos que me han preguntado si me gustaría estar en determinado equipo no he contestado. Parte del respeto es estar al 100% con el club que confía en ti. En algún momento veremos qué será lo que depara el destino.
- Pasó tres temporadas en el Muni rindiendo a gran nivel y llegando a totalizar 88 partidos, ¿diría que fueron sus mejores años?
Creo que los primeros 2 años fueron muy buenos. El primero fue el mejor claramente coronándolo con ser el mejor arquero del torneo. El 2021 también lo considero un buen año. En el 2022 no nos ayudaron los resultados y no me sentí en mi mejor rendimiento, pero sí considero que a lo largo de mi carrera en Perú he intentado mantener una regularidad y lo he conseguido; eso me deja muy tranquilo, porque en nuestro puesto es muy difícil. Hay una estadística que, muchas veces, la hemos tocado con Huguito Valverde, preparador de arqueros en Sullana con quien trabajé en Municipal, que dice que los arqueros cada 14 fechas tienen un error y siempre bromeamos con eso, porque hay que minimizar esos fallos. En ese sentido, me quedo muy tranquilo porque en los mejores y peores momentos he tratado de estar parejo. Quizá uno por no ser mediático pasa desapercibido.
- Ahora el club edil está en 2da división, con disputas internas y su futuro se ve difuso. ¿Le duele cómo se está manejando?
Sí, claro que sí. Municipal, para mí, es un club importantísimo en mi vida. Me considero hincha de Municipal, solo tengo palabras de agradecimiento para la gente. Me duele ver lo que pasa, me duele ver que todavía no hay soluciones para un club que tendría que estar muchísimo mejor. Se intento de hacer lo mejor posible, pero no se dejó trabajar. En ese contexto en el que me tocó estar, hubo muchos problemas por no dejar trabajar a la administración que estaba, que en muchos casos hizo las cosas intachablemente y se le puso constantemente el palo en la rueda. Duele ver el momento en el que está, porque considero que si hubiera gente que diera un paso al costado para dejar trabajar a la gente idónea, sería un club para estar mucho mejor. Tiene una gran hinchada, un bonito estadio y es muy representativo. Tengo fe y esperanza de que pueda salir de ese momento y que alguien pueda tomar las riendas para encaminarlo.
- ¿Qué amistades especiales forjó en Villa El Salvador?
Un montón. La verdad que, a lo largo de esos 3 años, compartimos con mucha gente Decirte 1 o 2 sería faltarle a muchísima gente. Desde la administración hasta la hinchada me llevo personas de muchísimo valor que marcaron mi vida, me ayudaron a crecer como persona y profesional. Me siento muy satisfecho de haber podido tener la experiencia de jugar en Municipal, que es muy especial. Capaz no todo el mundo lo dice, pero se vive muy lindo cada partido.
- Déjeme lanzarle un nombre: Masakatsu Sawa.
Masakatsu es un gran líder y una gran persona. Me tocó conocerlo el primer año de mi llegada. Tuvo uno de los gestos más importantes. Cuando le tocó volver a la segunda fecha, el ‘Chino’ Rivera me dio la cinta en el primer partido y luego volvió ‘Masa’. Recuerdo que cuando entró, le di la cinta y me dijo que no, que me la quedara. Al siguiente juego fue de titular. Tuve una conversación con el ‘Chino’ y me dijo que iba a iniciar Matsu llevando la cinta. Le respondí que no había problema, que él era el ídolo del club y yo recién llegaba. Así que dejaron la cinta en su locker y vino a dejármela diciéndome que yo era el capitán, que era así. Para mí fue importantísimo, porque no sola forma parte de la humildad de Matsa, sino también la importancia y sentirse parte de un equipo. Eso me llenó y después pude devolverlo con buenas actuaciones.
- ¿Qué nos dice de Matías Succar, nuevo futbolista de Alianza Lima?
Con ‘Mati’ tenemos una buena amistad. Cuando podemos nos encontramos en Lima o donde sea. Cada tanto nos escribimos. Es de esas personas con las que sigo manteniendo la relación de amistad. Matías es un delantero que no tengo que decirlo yo, porque está comprobado, que tiene unas condiciones espectaculares y que sin lugar a dudas en Alianza Lima le irá espectacular. Simplemente es difícil ingresar en un equipo en funcionamiento y más como Alianza con toda esa presión que genera. Considero que lo viene haciendo muy bien y cuando tenga la suerte de que se le abra el arco, va a ser un antes y después. Porque la confianza que le va a dar el gol será espectacular.
- ¿Cómo surgió la propuesta de Alianza Atlético?
Alianza Atlético es un club que confió en mí todavía cuando no estaba nacionalizado. Por el tema que ya se veía venir en Municipal por los problemas de los pagos, al final del tercer año ya se veía eso, decidimos de mutuo acuerdo cortar el vínculo y así surgió esta posibilidad también por intermedio de Martín del Campo, quien me hizo llegar la propuesta del presidente. Sinceramente para mí fue muy valorable que un equipo quisiera contar conmigo sabiendo que, quizás, aún no podía ser nacional. Entonces no demoramos mucho en llegar a los términos y por suerte se dio todo. La verdad que estoy muy contento, conforme y agradecido con el presidente y la gente por cómo me recibieron.
- ¿Ha encontrado comodidad y estabilidad en Sullana?
Sí. La verdad que el primer año fue un poco más difícil para adaptarse a un calor bastante intenso y en el día a día se hacía difícil, porque desde las 10:00 am hasta las 06:00 pm se hacía complicado estar dentro de la casa. Después nos fuimos acostumbrando, eso fue en lo externo. En lo deportivo siempre estuve a gusto, porque me hicieron sentir así desde el primer día. Valoro que me hayan hecho sentir importante y una pieza fundamental en el equipo. Ahora, en este año, ya estamos súper adaptados y muy cómodos. Hoy en día, el club ha avanzado muchísimo, se ha construido un complejo donde se ha dado un salto de calidad importantísimo en lo que corresponde a instalaciones. Hay un sentido de pertenencia muchísimo más grande. Creo que es un club que va en un ascenso bastante importante. Como te decía hace un rato, al no ser tan mediático y que Alianza Atlético no haga tanta prensa pasa desapercibido. Pero se están haciendo las cosas bien y a futuro se dará que hablar. En esa línea, ojalá, sigamos en ese crecimiento y poder darle esa seguridad a la gente del club para trabajar tranquilo.
- ¿Cómo toma el hecho de que el club navegue constantemente entre la parte media baja de la tabla general en Perú?
Lo que pasa es que es un proceso. Considero que, hoy en día, el club está haciendo acciones para dar ese paso hacia el frente, para dar ese cambio. Uno de los tantos es la mejora en los esfuerzos para darle lo mejor a los jugadores y que nosotros luego podamos rendir en la cancha dando un salto de calidad. Es un torneo que es complicado. Hay muchos equipos que tienen localía con altura. Después están los equipos grandes y hay pocos equipos que no tienen ese peso de la localía. Nosotros tenemos el tema del calor, pero hoy se ha emparejado un poco. A nosotros nos pasa que jugando de local enfrentamos a equipos que vienen, se meten un poco atrás y no están ahogados en todo el partido, como nos pasa a nosotros cuando vamos a la altura, que por más que uno se repliegue igual en el cansancio eso genera un poco de ventaja. Hay que sumar también que en este año no ha hecho tanto calor como en otros años en lapsos del torneo. Entonces son cosas que, obviamente, inciden en lo que es el torneo. Ahora es una constante de que todos los equipos sacan resultados. Nosotros hace 3 fechas de visita no perdemos: sacamos una victoria en Cusco, empatamos en Cajabamba y Trujillo. A nosotros también nos ha costado, un poco, los partidos de local tanto como contra Huancayo y Cusco FC, pero pudimos contra Melgar. Con todos esos condimentos vamos mejorando y yendo hacia delante.
- ¿Proyecta seguir en Alianza Atlético?
Todavía, realmente, no hemos conversado nada. A esta altura del torneo no hemos tenido ningún tipo de conversación. Este año ya tuve la posibilidad de la nacionalización y cuando termine el campeonato nos sentaremos y empezaremos a ver lo que depara el año que viene. Obviamente que uno trata de ver lo mejor para mí y mi familia apuntando a lo deportivo también junto a objetivos que uno quiere trazarse. Estoy 100% agradecido y abierto a todos los diálogos.
- ¿Le hace ilusión llegar a una institución grande?
Sí, es un objetivo que siempre tuve. No de ahora, sino un objetivo que toda mi vida lo tuve como una meta, un sueño, de jugar en un equipo grande. En su momento era de Uruguay, hoy es de Perú. Creo que estoy en un momento, en una edad donde estoy súper afianzado en la liga y con una regularidad bastante importante en 5 años. Considero que sí, que sería un lindo objetivo. Me gustaría mucho también jugar copas internacionales, que hasta el momento no he tenido la suerte de hacerlo. En base a todo eso, veremos cuáles son las opciones y que es lo mejor. Veremos qué sucede.
- Para cerrar, Diego, ¿cómo te calificarías?
Trato de hacer mi trabajo más que nada en la sombra. Tampoco me gusta aparentar. Me considero un arquero bastante sobrio, trato de hacer las cosas lo más sencillas posibles. Me considero un arquero ágil, que con todos estos años ya he ganado una experiencia y un manejo que prevalecen. En cuanto a lo personal, como contaba, al primer año me llovían las entrevistas porque fecha a fecha tenía muchas actuaciones. Ahora con el correr de los años he mermado un poco, porque considero que el mundo del fútbol, además de la sociedad en la que vivimos, tiene mucho morbo y a veces no me gusta en el periodismo cuando resaltan más lo negativo que lo positivo. Así, poco a poco me fui alejando de las notas, porque consideraba que en el acierto y en el error hay que tener más responsabilidad de lo que se dice como comunicadores; lo vivo día a día cuando veo los partidos en la televisión de los 2 canales y muchas veces sufro con las cosas que dicen de algunos jugadores, jugadas y acciones. Y eso, la verdad, duele. El jugador es frágil, no tiene mucho con qué defenderse. Me pasó hace un par de partidos atrás, creo que contra UTC, que había tenido una buena actuación y en conferencia de prensa me preguntan si en la jugada del gol pude haber hecho algo más. Por suerte estaba Gerardo [Ameli]. Primero comenzó él diciendo que tuve un buen partido y yo después le respondí: “En vez de felicitarme por la actuación, sacando un punto de visita, la primera pregunta es esa. Entonces se genera morbo y muchas veces no se mide con la misma vara. En los dos polos está mal. La verdad que por eso me fui corriendo de lo mediático, porque me molesta un poco. El periodista tiene que ser mucho más responsable porque hay mucha gente que del otro lado lo vive viendo solo lo que uno relata y desconocen lo que se vive adentro. Me ha pasado un poco por ese lado. Por suerte no son todos. Hay muchos que sí tienen mucho equilibrio y se hacen responsables de lo que se dice y entienden que el jugador es un ser humano que convive con eso.