“No le debemos nada a nadie”. Esa contundente frase, pronunciada desde las entrañas de Evelyn Inga después de conseguir la mejor hazaña de su carrera, resume el largo camino de tribulaciones por el que atravesó no solo ella, sino también Mary Luz Andía. Ambas deslumbraron por la madrugada (de Perú) en los Juegos Olímpicos de París 2024 y le dieron una alegría inmensa al país. Pero no muchos saben que hace pocos años quisieron tirar la toalla e, incluso, una de ellas estuvo cerca de la muerte.
La mayor atención estaba puesta sobre Kimberly García, la principal carta peruana en la cita multideportiva. No es para menos. El bicampeonato mundial del 2022, el actual número uno del mundo y los logros internacionales acumulados en los últimos años, la colocaron como máxima candidata al oro en los 20 km de marcha femenina. Sin embargo, fueron otras las peruanas que terminaron dando la hora en la Plaza del Trocadero.
Sin mucho foco, Evelyn Inga supo emocionar a los millones de peruanos que se quedaron despiertos para ver a Kimberly. Contra todos los pronósticos, en un momento llegó a colocarse en el segundo lugar de la prueba y se mantuvo en gran nivel de principio a fin. La meta la terminó cruzando en el octavo puesto, ganándose un diploma olímpico más que valioso en su primera experiencia en los Juegos.
Poco después llegó Mary Luz, que fue de menos a más en la competencia. La atleta de 23 años fue escalando de a pocos y en los kilómetros finales superó hasta a ‘Kimy’. Cerró su participación con un meritorio decimosegundo lugar y con la tranquilidad de saber que en el futuro tendrá más oportunidades para luchar por su sueño de ganar una medalla olímpica.
El final fue de película. Un emotivo abrazo entre ambas, frente a la torre Eiffel, retrató el largo sufrimiento que padecieron antes de esta alegría olímpica. Hoy rebosan de júbilo, pero también lloran, porque el trayecto hasta aquí no fue nada fácil.
Al borde del retiro
Quién iba a pensar que una de las mejores atletas del mundo pensó en renunciar a su sueño hace pocos años. Evelyn Inga meditó seriamente esa opción. Llevó el deporte de alto rendimiento y una carrera profesional de la mano, y con todo lo que ello implica, padeció depresión al ser detectada de hipotiroidismo. Esta enfermedad influía significativamente en su metabolismo y en el lado emocional. Tirar la toalla era una alternativa tentadora.
“Cuando me gradué, tenía que decidir si ir a los Juegos Olímpicos y cumplir mis sueños como deportista o mejor dedicarme a mi carrera. Mi entrenador me dijo ‘estás muy chiquita para retirarte, todavía puedes. Hay que intentarlo. Si logras la clasificación al Mundial de Oregón, te quedas’. ¿Cómo es cuando alguien cree en ti no? Yo me tenía menos fe y me preparé dos meses nada más, pero voy al Nacional y logro la marca para el Mundial. Me di la oportunidad y arriesgué al 100%”, contó en una entrevista para este medio.
Afortunadamente, Evelyn Inga no se rindió y continuó su camino. Hoy ya es una de las ocho mejores marchistas del planeta. El tiempo le dio la razón a su ‘coach’ y ella misma se encargó de trazar su trayecto hasta esta diploma gloriosa.
Cerca de la muerte
Mary Luz Andía también pensó en renunciar a todo. Después de Tokio 2020, pasó por un tiempo muy complicado a nivel psicológico. Incluso, vio la muerte de cerca después de una delicada intervención. Pero su hija Emma llegó a este mundo para ayudarla con sus problemas y ser la mayor motivación para continuar esta aventura deportiva.
“Cuando me encontraron el tumor en el cuello, fue que yo vi realmente el valor de la vida. En cualquier momento, una persona se puede ir y en ese momento que me operaron, para colmo, se olvidaron de ponerme el oxígeno. Yo desperté y estaba sin oxígeno, o sea, casi me muero. Después de pasar eso es cuando yo me siento aún más motivada para lograr mis objetivos. Me dije que nada me va a destruir, nada va a detener el sueño que yo tengo. No creo que me pase algo peor de lo que estaba pasando”, narró para Infobae Perú.
Una alegría olímpica con poco apoyo
Es extremadamente difícil ser deportista en el Perú. Si no habría que preguntarle a la misma Mary Luz Andía, que tuvo que ocultar su embarazo para no perder el apoyo que recibía del Instituto Peruano del Deporte (IPD). La situación no ha mejorado para ella, que en el último tiempo ha venido reclamando por el desamparo que experimentó en su preparación para París 2024, luego de que sea excluida del programa.
“Mi mayor motivación también fue abrirle los ojos al IPD que, sin el apoyo de ellos, he podido obtener estos resultados. Sin hacer los campamentos correspondientes, he logrado esto y espero ahora puedan solucionar el problema que hay conmigo, que no tiene sentido”, declaró a Movistar Deportes al culminar su participación en los Juegos Olímpicos.
Algo similar ocurrió con Evelyn Inga, que tuvo que remar bastante para que tenga el respaldo adecuado en su ruta a los Juegos Olímpicos. “Recién dos meses antes de París 2024 me van a apoyar, cuando la preparación se tiene que hacer muy bien, por lo mínimo, por un año. Eso sí me pareció muy injusto, me sentía muy incómoda con el IPD, el Comité Olímpico, la Federación”, reveló previo a su competencia.
A pesar de todas estas trabas que se presentaron en el camino, Inga y Andía han representado al Perú con mucho orgullo y flamearon la bandera peruana al cruzar la meta en la Plaza del Trocadero. Ambas son ejemplos a seguir y no cabe duda de que darán mucho que hablar en los próximos años. Ambas todavía tienen mucho por ofrecer y lograr. Y, claro, éxitos que abrazar juntas.