Gary Correa: de la arritmia cardíaca y la ‘pichanga’ que casi acaban con su carrera, el apoyo de Ricardo Gareca, el exilio al que lo sometió Juan Reynoso hasta su duro presente deportivo

Gary Correa fue parte de aquella recordada camada de futbolistas que alcanzaron el éxito con la selección peruana sub 17, llegando hasta los cuartos de final de la Copa del Mundo 2007 de su categoría en Corea del Sur. No obstante, su carrera, como la mayoría de sus compañeros de aquella delegación, no tuvo el desarrollo esperado. Un problema en el corazón y un dopaje involuntario fueron dos de los problemas más destacados que vivió. Su talento pudo más y acumuló años de buen rendimiento en la Liga 1 que lo llevaron a volver a su club cantera, Universitario de Deportes. No obstante, reconoce que no se cuidó lo suficiente y con el paso de los años perdió su sitial en el circuito profesional. De esto y más, el extremo charló con Infobae Perú.

- ¿Qué campeonatos viene disputando Gary Correa este 2024?

Este año, un amigo de infancia me hizo una invitación para jugar campeonato interclubes que se disputa acá en Lima y juegan clubes como Circolo Sportivo, Palestino, Árabe, Hebraica, está Universitario. Estoy en este campeonato más que nada para mantenerme en actividad y a la espera de si hay una oportunidad para volver al fútbol profesional, que esa es mi idea.

- Vi que en este campeonato compartías con Claudio Techera, quien te dirigió en Melgar…

Con Claudio tuve la primera experiencia en provincia en 2008, cuando me fui a Melgar a préstamo de la ‘U’ y en esta oportunidad nos volvimos a encontrar. Conversamos, hablamos de fútbol, de la vida. Él ha tenido una buena amistad con mi papá, porque cuando yo me voy a Arequipa, mi padre me acompañó. Fue bonito recordar aquellas épocas, donde me fue más que bien.

- ¿Por qué te encuentras alejado del circuito profesional actualmente?

Hasta a mí me sorprende. No quiero criticar ni juzgar, porque todos hemos pasado etapa de crecimiento en el fútbol, pero a veces veo partidos de Liga 2 o Liga 1, veo gente jugar allí y pienso cómo ellos pueden estar ahí y yo no. No quiero pensar que es por un tema económico, que ayuda a sostener a la familia, pero lo más importante son las ganas de querer seguir. Este año no se me han dado las oportunidades y la verdad es que no le encuentro lógica. No quiero pensar que a veces influencia el tema de los representantes, los empresarios, los mismos dirigentes. Otro tema podría ser el reglamento de la Federación que pide chicos sub 20 y sub 23. Hay muchos factores en los que uno se pone a pensar.

- ¿Qué planes tiene en el futuro inmediato Gary Correa? Ya sea dentro de un campo o fuera…

A la actualidad me sigo entrenando por mi cuenta en un centro de alto rendimiento muy bueno. Estoy agradecido por haberme recibido allí y más adelante, si sale una oportunidad, aprovecharla, pues quiero seguir vinculado al tema del fútbol. También tengo planeado terminar mi carrera de entrenador, que tengo que gestionar las licencias. Seguir involucrado en este deporte, si no se me da jugando, que sea inculcando a los jóvenes, a los niños, lo que es ser futbolista y lo que conlleva vivir esta vida, que no es fácil. Muchos dicen ‘ser futbolista es fácil’, pero hay muchas cosas que vienen atrás y tienes que ser constante, de lo contrario no lo aprovechas.

- Tu niñez la viviste en La Victoria siendo hincha de la ‘U’ y por coincidencias de la vida tu primer equipo se llamó Los Potrillos…

Eso salió de la nada. Empecé en La Victoria, en Huascarán, y ahí no se abarca mucho el tema del hinchaje porque se deduce por defender su barrio, su cuadra. Yo siempre estaba con mis hermanos, sus amigos y uno de ellos me dice que vaya a probarme y me presentó a mi descubridor. Voy a la prueba y me dicen que me quede, cuando me inscriben al campeonato me doy con la sorpresa de que el equipo se llamaba Los Potrillos. Su uniforme era todo azul, tenía las mangas y el cuello blancos. Por mi mente no pasaba que cómo se parecía al vestuario de Alianza no iba a jugar, estaba chico todavía, yo solo quería jugar. Ahí empecé a dar mis primeros pasos en el fútbol, luego quien me descubrió armó su propio equipo, llamado Combo 2001, de la familia de don Erasmo Falcón, comenzamos a participar en más campeonatos y así es como termino llegando a la ‘U’.

- ¿Podrías recordar cómo una pichanga en la calle te privó de jugar un Sudamericano sub 15 y casi hace que abandones tu prometedora carrera?

El año pasado estuve con un preparador físico que me ayudó en Iquitos (cuando jugaba en Comerciantes FC) y me hizo acordar de esa época, cuando me sacaron de la sub 15. Me sacan por una irresponsabilidad mía, por una ‘chiquillada’, por jugar en la pista, en el barrio, por querer rematar, pateo el piso y se me hace un esguince a 15 días de viajar al Sudamericano sub 15. En ese momento me sentí mal, frustrado, por la inmadurez mía, pero la que sentí más fuerte fue cuando me sacan de una última convocatoria de la selección peruana sub 17 en diciembre. En enero tenía que presentarme a entrenar con la ‘U’, pero no iba, a la semana iba dos veces y el profesor ‘Chamuco’ (Samuel Eugenio), que en paz descanse, me decía ‘hijo, ven a entrenar, sé por qué te lo digo’ y me convenció. A la selección peruana sub 20 no le fue muy bien y el comando técnico encabezado por el profesor José Luis Pavoni y Carlos Picerni renuncian y ‘Jota Jota’ Oré asume la sub 17. Él llama a la ‘U’ para decir que me iba a convocar para la última fase de preparación para mandar la lista final. Terminé en el Sudamericano y en el Mundial de la categoría.

- ¿Sientes que la arritmia cardíaca truncó de cierta manera tu proyección deportiva? Si bien tu familia fue muy importante, ¿los consejos de Ricardo Gareca también lo fueron?

El profesor llegó a mediados del 2007 y jugué normal, empieza la pretemporada del 2008 y a los pocos días empecé a sentir unos dolores, unos hincones en el pecho que no me dejaban respirar. Por recomendación de los médicos, los doctores Segura y Vásquez que estaban en ese tiempo, no podía entrenar. Estaba concentrado todos los días en el club El Bosque y me juntaba con el ‘profe’ Ricardo. Me hablaba, me aconsejaba bastante, me motivaba a no bajar los brazos, a que esté tranquilo porque todavía era joven. También porque había prensa que, como te puede levantar, te podía hundir y recuerdo que había un periódico que decía que ya estaba para retirarme, que ya no iba a jugar. Eso me chocó bastante. En plena temporada, él me dio permiso para que vaya a mi casa, para que esté con la familia y que cuando los exámenes digan que estaba listo, vuelva. Habrá pasado un mes de que estuve con chequeos allí y por allá, ese 2008 en el Torneo Apertura no tuve mucha continuidad y allí Claudio (Techera) me pide para Melgar.

- ¿El doping fue el momento más duro de tu carrera?

Sí, me chocó bastante, a mi familia también. Recién había dado a luz la mamá de mi hija. No solo fue el tema emocional, también el económico. La gente de Melgar no quiso apoyarme y tuve que asumir la responsabilidad con mi familia. Fue fuerte, la prensa comenzó a sacar cosas que no eran ciertas. Me hice al lado de todo eso, me alejé, querían hacerme entrevistas, pero les decía que no, porque como te alzan, te hunden, cuando estás en un buen momento se acuerdan de uno, pero si no, no existes. Dejé de jugar en marzo hasta noviembre (2011) que duró la sanción.

- ¿Tienes rencillas con Juan Reynoso por relegarte en Juan Aurich durante 2010?

Cuando pasó ese problema (el gol que le hizo a Universitario con Aurich y fue amenazado de Juan Reynoso), hablé con Raúl Fernández, porque tenía confianza con él y seguía en la ‘U’. Le pregunté por qué el profesor se comportó de esa manera y me respondió que me quedara tranquilo, que estaba renegando porque nos hacía la ‘fiesta’. Por casualidades de la vida y el fútbol, que pasa en cualquier lado, a mitad de año (2010) llega a Juan Aurich. No sé qué habrá pasado por su mente, si lo habrá dicho de broma o en serio, pero yo tenía 20 años, tres en la profesional, jugando sostenidamente. Antes no veía mal (lo que hice), ahora, con madurez, puedo decir que de chico uno comete errores y ese año cometí un par de ellos. Quizás ese fue el tema que Juan sumó con lo anterior para relegarme.

- ¿Tu madurez futbolística llegó en Universidad San Martín?

Sí, por bastante. Pero, sumado a la madurez, ya tenía otra motivación, porque estaba en Lima y tenía a mi hija. A veces, el tema de los hijos y la familia es muy importante para que un futbolista pueda estar concentrado y tranquilo. En todos los años, desde Inti Gas hasta San Martín, creo que me fue bien. En Cienciano en 2014 fue mi mejor temporada y hasta llegué a la selección, hice 14 goles, tuve propuestas del extranjero, pero decidí quedarme en Perú. En Comerciantes Unidos (2016), en cuatro meses, me fue muy bien con el profesor Mario Viera, que también me tuvo en Cienciano. En San Martín, en la segunda temporada (2018) con Carlos Bustos nos fue excelente, a pesar de que era un grupo con muchos jóvenes, había cinco que asumíamos el rol de líder, de experiencia. De ese equipo, la mitad, incluidos extranjeros, encontraron mejores oportunidades.

- En 2019 tuviste tu segunda oportunidad en Universitario, pero la felicidad de volver al equipo del que eres fanático no pudo estar acompañado de un alto rendimiento deportivo…

El tema emocional, muy feliz de volver a casa, del equipo que soy hincha y mi familia también, que me dio la oportunidad de ser futbolista profesional y me apoyó siempre. En el tema emocional me fue muy bien, pero en el tema deportivo no tanto. Venía de una operación en los meniscos, no hice la rehabilitación debida y me pasó factura. Descuidé la lesión, el profesionalismo, porque al estar en un equipo grande tienes que ser 100% profesional. Lo digo desde el descanso, la alimentación, el cuidado personal y todo eso. Sumando eso, las oportunidades que tienes en un club grande es una de 100 si te va bien. No fue como lo tenía planificado y pactado.

- Contaste que en ese 2019 la barra te fue a buscar porque tuviste una indisciplina y ello se sumó a las críticas por algunos malos partidos, ¿cómo lidiaste con toda esa presión?

En eso me ayudó mucho el coach Erick Bravo, que ahora está en la selección. Tener a la gente atrás, los comentarios, los mensajes, la presión de que vayan a los entrenamientos, en el estadio lo mismo, es duro. Esa es la diferencia de estar en un equipo grande, vas a sentir esa presión mañana, tarde y noche. Me chocó y tuve que asumir las consecuencias.

- ¿Las ofertas de Cristal y Alianza en 2014 fueron concretas? ¿Podrías contar un poquito más al respecto?

La oferta de Alianza fue porque la administración temporal de Cienciano pasa allí y la misma administradora, junto a su familia, me dice para ir. En Cristal fue igual, se contactaron conmigo y me propusieron ir. Lo mismo con César Vallejo, que estaba Jean Ferrari como dirigente y me presionaba, me decía que venía hasta Cusco con mi contrato, me quería asegurar, pero yo le respondía que me dejara pensar bien.

- ¿Quedaste con una ‘espina clavada’ por el poco tiempo que tuviste en la selección peruana absoluta con Pablo Bengoechea?

La verdad es que sí, pero ya con 33 años no tengo por qué hablar de esos temas, pero si no seguí ahí fue por un tema mío directo, por un error mío, más que todo (faltar a un entrenamiento tras un partido contra Panamá).

- ¿Qué opinas del retorno de Reimond Manco a la Liga 1?

Estoy feliz por él, sé lo que puede dar, las condiciones que tiene Reimond todos las sabemos, tiene para dar más. Si se lo propone, en este tiempo puede hacer mucho para Unión Comercio y para él. Mi imagino que la familia estará orgullosa y feliz. Desearle siempre lo mejor en todo lo que se proponga, sea en el fútbol o lo que sea.