En los últimos años, los capibaras o ronsocos han ganado una notable popularidad en redes sociales, convirtiéndose en protagonistas de memes, videos virales y productos temáticos. Estos animales, considerados los roedores más grandes del mundo, han cautivado al público por su aspecto amistoso y comportamiento tranquilo. En Lima, el centro de interacción y educación silvestre Navi Fauna ofrece la oportunidad única de conocer e interactuar con estos fascinantes ejemplares, brindando además un espacio para aprender sobre su importancia ecológica.
Ubicado entre los distritos de Lurín y Pachacámac, Navi Fauna permite a las familias interactuar de cerca con capibaras en un entorno controlado que simula su hábitat natural. Los visitantes tienen la posibilidad de alimentarlos y observar su comportamiento acuático, una de sus actividades favoritas.
Gabriel, una visitante entrevistada por Exitosa, compartió su emoción tras conocer a estos animales: “La experiencia de estar con los capibaras acá es muy bonita, especialmente para venir en familia y compartir este momento juntos”. La popularidad de los capibaras también se refleja en el mercado de juguetes y accesorios, según relató otra visitante: “Tengo un negocio de juguetería y los capibaras están de moda. Vendo media docena todos los días en diferentes variedades”.
El roedor más grande del mundo
Con un peso que puede alcanzar los 60 kilogramos y una longitud de hasta 1,20 metros, los capibaras son considerados los roedores más grandes del mundo. Estos animales son originarios de la Amazonía y suelen vivir en grupos familiares que pueden incluir hasta 100 individuos, liderados por un macho dominante. Según Lizeth, encargada del refugio Navi Fauna, estos animales tienen un promedio de vida de 8 a 10 años y pueden llegar a tener hasta ocho crías por camada.
“Son animales fascinantes que no solo son grandes en tamaño, sino también en importancia para el ecosistema. Además, ahora son populares, lo que ayuda a despertar el interés del público en su conservación”, destacó la especialista para el citado medio.
Navi Fauna no solo se centra en la interacción directa con los animales, sino también en la educación ambiental como herramienta para fomentar el respeto por la naturaleza. Según Lizeth, “la interacción permite generar emociones en los niños, lo que a largo plazo crea vínculos con la naturaleza y fomenta la conservación”. Este enfoque busca sensibilizar a los visitantes, especialmente a los más jóvenes, para convertirlos en futuros embajadores de la protección del medio ambiente.
Un refugio para animales rescatados
Más allá de ser un centro de interacción, Navi Fauna actúa como refugio para animales rescatados del comercio ilegal o entregados por el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (SERFOR). Lizeth explicó para Exitosa que el refugio rehabilita a estas especies y les proporciona un espacio seguro para vivir. “Somos parte de SERFOR, que nos entrega animales rescatados del tráfico ilegal. Aquí trabajamos para rehabilitarlos y educar al público sobre la problemática del comercio de fauna silvestre”, afirmó.
Navi Fauna representa un ejemplo destacado de cómo la interacción con animales puede combinarse con la educación y la conservación, ofreciendo a las familias una experiencia enriquecedora en contacto con la naturaleza. Las visitas están disponibles mediante reservas online, y su ubicación exacta se encuentra entre Lurín y Pachacámac.
Además de los capibaras, Navi Fauna alberga una gran variedad de especies, como guacamayos de pelaje azul, suricatos, flamencos y canguros. Estas especies hacen que el refugio sea un espacio único, donde cada visita se convierte en una oportunidad de aprendizaje y diversión en contacto con la vida silvestre.
Capibaras: ícono de la biodiversidad
El capibara no solo destaca por su tamaño y comportamiento, sino que desempeña un papel crucial en la conservación de los ecosistemas donde habita. De acuerdo con el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp), organismo dependiente del Ministerio del Ambiente, estos animales contribuyen al equilibrio ecológico al controlar la vegetación con su dieta herbívora, que incluye plantas acuáticas y terrestres. Su presencia también es un indicador del buen estado de conservación de las áreas protegidas, alcanzando un 96% de conservación en dichas zonas, según datos de Sernanp.
Estos roedores, que suelen vivir en grupos de hasta 20 individuos, poseen una destacada capacidad de adaptación a ambientes acuáticos gracias a su anatomía especializada para nadar. Sus cuerpos robustos y patas parcialmente palmeadas les permiten desplazarse con agilidad en ríos, lagos y humedales. Así, los capibaras no solo favorecen la salud de los ecosistemas acuáticos, sino que también son un valioso indicador de la biodiversidad en áreas como el Parque Nacional del Manu y la Reserva Nacional Pacaya Samiria.