Irresponsabilidad fiscal

El Consejo Fiscal, así como otras organizaciones, han alertado sobre el incumplimiento de la regla fiscal hacia 2025, debido a un aumento desproporcionado del presupuesto público

MEF

Frente al desconocimiento de algún término técnico, coloquialmente surge la pregunta “¿y eso con qué se come?”. En los últimos meses, se ha puesto de manifiesto la preocupación de diversas organizaciones técnicas sobre la situación de las finanzas públicas de nuestro país. Leyes aprobadas por el Congreso y la inacción del Ejecutivo, particularmente del MEF, para frenarlas, afectarían el déficit fiscal. ¿Déficit fiscal? ¿Y eso con qué se come?

Existe un déficit fiscal, básicamente cuando los gastos del Gobierno superan a los ingresos que percibe de todos los contribuyentes. Como cualquiera de nosotros, el Gobierno puede tomar deuda para financiar su gasto. Por ello existe una regla fiscal que invita, entre otras cosas, a manejar el déficit fiscal de manera responsable.

En 2023, se incumplió la regla fiscal, establecida en 2.4% del Producto Bruto Interno (PBI), pues el déficit fue del 2.8%. En 2024, se incumpliría nuevamente, ya que a noviembre último el déficit fiscal acumulado a doce meses fue de 3.9% del PBI, según datos del BCRP; y, según el propio ministro de economía, el déficit se situaría entre 3.5% y 3.7%, cuando la regla fiscal del año se estableció en 2.8%. Para 2024, el Congreso aprobó diversas leyes que generaron un gasto fiscal de S/ 97,520 millones, entre bonificaciones y aumentos de remuneraciones en los sectores salud y educación, sin considerar los ingresos públicos. El MEF ni siquiera las observó.

El Consejo Fiscal, así como otras organizaciones, han alertado sobre el incumplimiento de la regla fiscal hacia 2025, debido a un aumento desproporcionado del presupuesto público, donde se generan nuevas obligaciones de gasto: incremento de remuneraciones, compras e inversiones. Nuevamente, sin considerar los ingresos públicos.

Y no se trata de que el próximo Gobierno se las arregle. Puesto que las decisiones de política para cumplir con una regla fiscal, que hacia 2028 es de 1%, terminarían afectando las decisiones de consumo, ahorro e inversión de las familias y empresas de todo tamaño. En escenarios como los que se presentarían en los próximos años, de menor dinamismo económico, y menor crecimiento de la recaudación tributaria, generar mayores ingresos pasaría por dictaminar un aumento de impuestos en sectores de mayores ingresos.

El camino correcto para aumentar los ingresos tributarios, y por ende reducir el déficit fiscal, pasa por una combinación de factores, entre los que podríamos señalar: ampliar la base tributaria, promoviendo la formalización de empresas (con todo lo que eso implica); impulsar la inversión privada a todo nivel, para dinamizar la actividad económica; combatir sistemáticamente la corrupción, que genera pérdidas por más de S/ 24,000 millones anuales; y, mejorar la eficiencia del gasto en gobiernos subnacionales.

Nada de lo listado anteriormente se viene haciendo de manera efectiva. Llevamos un cuarto de siglo donde la tasa de informalidad es casi la misma todos los años; donde la corrupción ha crecido, y se ha diseminado, de manera exponencial; donde los recursos generados por la inversión privada no han sido traducidos en servicios públicos de calidad.

Déficits que superen la regla fiscal se traducirían en aumento del costo del crédito, pérdida de confianza de inversionistas, o, peor aún, en restricciones presupuestarias. Este no es un tema menor. Devela la irresponsabilidad de políticos y técnicos que estarían hipotecando las finanzas públicas y poniendo en riesgo la estabilidad macroeconómica y el bienestar de la población.